11 de mayo de 2018

Melvin hace caca


Esta entrevista es asombrosa.

Melvin Hoyos tiene más de un cuarto de siglo en el mismo cargo. Según dice Hoyos en la entrevista que le hizo Jessica Zambrano para diario El Telégrafo, “nadie ha hecho más por la cultura en el país que esta dirección y Alcaldía”. Tras veintiséis años de fatigar la infamia en la dirección de cultura del cantón Guayaquil, Hoyos teme que el relevo de su empleo podría “dejar a Guayaquil a la deriva” y afirma, textual: “A mí me da pena por mi ciudad porque me encantaría tener discípulos”.

Hoyos ensalza el trabajo de la dirección de cultura a su cargo, pero si ese trabajo fuera tan exitoso como él dice, ¿cómo se explica que la ausencia de una persona en un cargo implique el peligro de “dejar a Guayaquil a la deriva”? ¿Tan importante resulta Hoyos? Como si él fuera imprescindible, como si la cultura fuera a decaer en Guayaquil sin su augusta presencia. Si ese fuera el caso, entonces la administración de la cultura ha sido un fracaso, pues si toda la gestión cultural de una urbe de más de 2 millones de habitantes depende de la presencia de un único individuo (y de un mequetrefe como Hoyos, además) entonces no existe institucionalidad, ni políticas públicas, ni norte al cual referirse.

Pero es aún peor esta frase: “A mí me da pena por mi ciudad porque me encantaría tener discípulos”. Su explicación a esto ilustra cuán lamentable es Hoyos: “Miles de personas vienen a preguntar cosas. Cientos –baja la voz y agrega- pero ¿sabes cuánta gente se sostiene para preguntar cosas? Nadie”. Es decir que la exitosa gestión cultural de Guayaquil, en 26 años, no ha producido ni un discípulo, ni nadie que pueda “sostener” una pregunta. Y es así que este pelmazo, en vez de ser autocrítico y pensar que si en más de un cuarto de siglo en la dirección a su cargo no ha logrado ni un relevo, ni tan siquiera un discípulo, debería sentir pena por sí mismo (como el fracasado gestor cultural que es) y no por la “ciudad” a la que dice servir. Con una dosis pareja de prepotencia y cursilería, valga precisarlo.      

Melvin en su gagging mental: el pobre hace una afirmación que él mismo demuestra falsa en los dichos subsiguientes. Porque no puede nunca ser exitosa una gestión carente de institucionalidad y de políticas públicas, que no podría sobrevivir a la ausencia de un único funcionario y que no tiene discípulo alguno, ni tan siquiera un único ciudadano que pueda “sostener” una pregunta. Un pinche desastre.

Es así que en el tren de ideas de Melvin Hoyos expresado en esta entrevista, su explicación niega su afirmación. Pero él ni se da por enterado: es inocente, como un perro que se hace caca en la acera, y se aleja moviendo la colita.

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