Recibí este comentario en
mi artículo sobre “las ciclovías y el elefante”:
"Cuando te
expresas de la siguiente manera:
'Y la
verdad, no sé qué es peor: o los ciclistas que se han dejado, o el periodista que
redactó ese adefesio' estás hablando por todos los usuarios de la bicicleta que
nos transportamos usándola de manera urbana con o sin ciclovías; si te has
tomado la libertad de expresar tu forma de pensar, no nos metas en el tacho a
todos, pues por gente como tú que solo se mueve cuando ve que otros caminan es
que estamos estancados, yo hago la diferencia, yo decidí moverme en bici sin
importar la ruta, intereses políticos y menos sino tenemos ciclovías.
Cuando te
ganes una cita con el alcalde o te tome en cuenta para escucharte, espero ver
tu publicación y a ver si tú no eres de cera".
Mi respuesta:
1) Lo
de “una cita con el alcalde”. ¡Guau! JAJAJA. Ya hace mucho que sé que esos son
solo simulacros.
Fui, propuse de buena fe,
todo fue al tacho de la basura.
Entiéndelo, “Anónimo”: en
la Alcaldía se hace exclusivamente lo
que quiere el Alcalde. Es un sistema vertical, donde “la ciudadanía” es
ornamental (1). La reunión en la que
estuviste, eso es apenas un lavado de imagen. No tiene nada que ver con
políticas públicas favorables a la circulación de bicicletas (de hecho, en la
reunión se habló de “restricciones”, in
your face) pues si esa habría sido la intención la habrían puesto en
práctica desde mucho antes. Por si no lo sabías, la obligación de impulsar las
ciclovías está vigente desde el año 2001 (“Vietato Introdurre Biciclette”)
y tiene rango constitucional desde el 2008, así que es casi tan vieja como
Nebot en el poder en Guayaquil. Y el resultado, ha sido el mismo siempre:
escaso y deficiente, una versión hipoactiva de la nulidad. Y eso no va a
cambiar por tu “cita con el alcalde”. De ahí las risas, totalmente
justificadas.
2)
“Solo te mueves cuando otros se mueven”: Madre de Dios, tremendo pedo mental el
tuyo. Este tema me ha interesado desde mucho antes, no porque hayan ido algunos
ciclistas a una reunión en la Alcaldía. De hecho, su reunión es irrelevante en
términos prácticos para el resto de ciclistas, no así para la propaganda
municipal.
3)
“No nos metas en el tacho a todos”: Si no quieres hacer la lucha para que no
impongan restricciones a circular en bicicleta por el centro, que es lo que el
Alcalde dijo en tu cara en esa reunión y que es una de las razones de mi
escrito, ¿qué te puedo decir? Te merecerás estar sentado a la derecha del
Alcalde, como un sonriente monigote de cera.
(1)
La participación ciudadana en Guayaquil es tan ornamental y de mofa, que la ordenanza
que la regula (la “Ordenanza que regula el sistema de participación ciudadana en el cantón Guayaquil”, Art.
13 letra c) ha dispuesto que haya un número fijo de “Representantes de la
Sociedad”. Así, en una ciudad de dos millones y medio de habitantes, la más
poblada del Ecuador, la Alcaldía de Guayaquil ha decidido que tan sólo 117
organizaciones nos representen a todos (incluso a todas las asociaciones de ciclistas,
porque ninguna de ellas consta entre esos 117 privilegiados amiwis del Alcalde).
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