17 de mayo de 2018

Ser de cera


Recibí este comentario en mi artículo sobre “las ciclovías y el elefante”:

"Cuando te expresas de la siguiente manera:
'Y la verdad, no sé qué es peor: o los ciclistas que se han dejado, o el periodista que redactó ese adefesio' estás hablando por todos los usuarios de la bicicleta que nos transportamos usándola de manera urbana con o sin ciclovías; si te has tomado la libertad de expresar tu forma de pensar, no nos metas en el tacho a todos, pues por gente como tú que solo se mueve cuando ve que otros caminan es que estamos estancados, yo hago la diferencia, yo decidí moverme en bici sin importar la ruta, intereses políticos y menos sino tenemos ciclovías.
Cuando te ganes una cita con el alcalde o te tome en cuenta para escucharte, espero ver tu publicación y a ver si tú no eres de cera".

Mi respuesta:

1) Lo de “una cita con el alcalde”. ¡Guau! JAJAJA. Ya hace mucho que sé que esos son solo simulacros.


Fui, propuse de buena fe, todo fue al tacho de la basura.

Entiéndelo, “Anónimo”: en la Alcaldía se hace exclusivamente lo que quiere el Alcalde. Es un sistema vertical, donde “la ciudadanía” es ornamental (1). La reunión en la que estuviste, eso es apenas un lavado de imagen. No tiene nada que ver con políticas públicas favorables a la circulación de bicicletas (de hecho, en la reunión se habló de “restricciones”, in your face) pues si esa habría sido la intención la habrían puesto en práctica desde mucho antes. Por si no lo sabías, la obligación de impulsar las ciclovías está vigente desde el año 2001 (“Vietato Introdurre Biciclette”) y tiene rango constitucional desde el 2008, así que es casi tan vieja como Nebot en el poder en Guayaquil. Y el resultado, ha sido el mismo siempre: escaso y deficiente, una versión hipoactiva de la nulidad. Y eso no va a cambiar por tu “cita con el alcalde”. De ahí las risas, totalmente justificadas.

2) “Solo te mueves cuando otros se mueven”: Madre de Dios, tremendo pedo mental el tuyo. Este tema me ha interesado desde mucho antes, no porque hayan ido algunos ciclistas a una reunión en la Alcaldía. De hecho, su reunión es irrelevante en términos prácticos para el resto de ciclistas, no así para la propaganda municipal.

3) “No nos metas en el tacho a todos”: Si no quieres hacer la lucha para que no impongan restricciones a circular en bicicleta por el centro, que es lo que el Alcalde dijo en tu cara en esa reunión y que es una de las razones de mi escrito, ¿qué te puedo decir? Te merecerás estar sentado a la derecha del Alcalde, como un sonriente monigote de cera.

(1) La participación ciudadana en Guayaquil es tan ornamental y de mofa, que la ordenanza que la regula (la “Ordenanza que regula el sistema de participación ciudadana en el cantón Guayaquil”, Art. 13 letra c) ha dispuesto que haya un número fijo de “Representantes de la Sociedad”. Así, en una ciudad de dos millones y medio de habitantes, la más poblada del Ecuador, la Alcaldía de Guayaquil ha decidido que tan sólo 117 organizaciones nos representen a todos (incluso a todas las asociaciones de ciclistas, porque ninguna de ellas consta entre esos 117 privilegiados amiwis del Alcalde).

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