Que el alcalde Jaime Nebot,
principal impulsor de un modelo de desarrollo urbano que conspira contra
el “desarrollo sostenible”, pretenda hoy apropiarse de este concepto para su
administración, es propio de un mago de las palabras y de una prensa paniaguada
y mediocre.
Hocus Pocus: en
Guayaquil las cosas suceden porque su Alcalde las dice. (Así es, por ejemplo,
con las áreas verdes.) En estas cosas, Guayaquil es todavía un pueblo de
los ochentas.
Nebot dice, sin vergüenza,
“el desarrollo sostenible es el único camino” en plena ciudad del
cemento, el adoquín y la palmera. Y el gil (años de adoctrinamiento
socialcristiano no son en vano) que se come el amague, que se la cree entera,
que nunca lo cuestiona.
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