23 de marzo de 2019

Empaños a un gran libro de fútbol


He leído con deleite el libro “Historia mínima del Fútbol en América latina” de Pablo Alabarces, una “historia completa, por países y en conjunto, de un deporte que despierta pasiones”, como se apunta en su portada.

Pero tengo que advertir, por mor de rigor, ciertos errores en su narrativa sobre el fútbol ecuatoriano, los que supongo atribuibles a la escasez de información disponible.

Así empieza Pablo Alabarces su narrativa a la que titula “La Sierra y la Costa, o la dicotomía ecuatoriana”:

“Nuevamente un puerto, el de Guayaquil: allí llegan los hermanos Juan Alfredo y Roberto Wright, que traen la pelota desde Gran Bretaña, donde habían estudiado, y fundan el Sport Club en Guayaquil, en 1899, el primer club ecuatoriano. Pero antes habían pasado por Lima y jugado para el Union Cricket, como buenos británicos”. (1)

Aquí hay un primer error: asumir que porque Wright, son “británicos”. En realidad, Juan Alfredo y Roberto Wright Aguirre eran guayaquileños, nacidos en este puerto, nietos del irlandés Thomas Charles Wright (Queensboro, 1799), asentado en Guayaquil desde el año de N. S. de 1826, muchos años antes de que el fútbol, tal como hoy lo conocemos, haya empezado a jugarse en los campitos de Inglaterra. Los Wright de nuestra historia no son, en estricto rigor, “británicos”: son los nietos de un irlandés, que cruzó el charco para pelear en estas tierras americanas a favor de Simón Bolívar y que fue participante, entre otras batallas, de las de Boyacá, Carabobo y Bomboná (2). Sus descendientes, en todo caso, son más guayaquileños y ecuatorianos que otra cosa.

Un segundo error de Alabarces es atribuirle al Club Sport Patria el año de fundación 1906, cuando realmente fue fundado en 1908. Y un tercer error, mucho más lamentable, es indicar que el Barcelona S. C. adoptó este nombre “porque los catalanes presentes en la fundación eran tantos que ganaron la votación” (3).

Pero los fundadores de Barcelona S. C. no fueron una supuesta mayoría de catalanes, aunque por el nombre del club esta explicación pudiera parecer lógica. A Barcelona lo fundaron, en palabras de uno de sus Padres Fundadores, Rigoberto ‘Pan de Dulce’ Aguirre Coello, “un grupo de jóvenes guayaquileños, que se reunían alrededor de la Escuela Modelo ‘9 de Octubre No. 3’, calle Industrias entre Concordia e Independencia (hoy Eloy Alfaro entre Calicuchima y Francisco Marcos), decidieron formar un club deportivo que perennizara la unión que por el trato y amistad habían forjado en la barriada del Astillero, el más guayaco de los barrios” (3). Aguirre era parte de este grupo.

Lo cierto es que estos entusiastas guayacos contaron después con el entusiasmo de algunos laburantes del comercio “Herederos de Girbau”, muchos de ellos españoles de origen catalán, como Valentín Sala Piqué (Navareles, 1891), Eutimi Pérez Arumi (Vilassar de Mar, 1875) y Joan (Rubí, 1884) y Artur Domènech i Casajoana (Rubí, 1899), pero también contaron con el apoyo de otros extranjeros como el uruguayo Moggia y los españoles (que no catalanes) Gago y Hermosilla. El hecho irrefutable es que la mayoría de los entusiastas fueron guayaquileños y que quien “puso la primera piedra del Barcelona” fue un ecuatoriano, Carlos García Ríos. En palabras de ‘Pan de Dulce’ Aguirre, fue él…

“… quien con tremendo entusiasmo, en una noche de noviembre de 1924 nos habló de ello a Arturo Calderón Tomalá, Guillermo de la Cuadra, el famoso ‘Paco Varilla’, a Alberto Pombar Castillo, Luis Rodríguez, Rubén Letamendi, Carlos García Vergara, Víctor Manuel Olvera, y al que habla. Llegamos a feliz acuerdo de formar el club, y sin designarle nombre todavía, nombramos una comisión formada por Carlos García, Arturo Calderón y Rigoberto Aguirre, para que pusiera en conocimiento de ello a los demás muchachos; en su gran mayoría aprobaron la idea de formar una organización deportiva legalmente constituida”.

Fue el 1 de mayo de 1925 en la casa en el Barrio del Astillero del catalán Pérez Arumi (que no iba a jugar fútbol en Barcelona, pues a la sazón contaba 50 años) que “con asistencia de casi la totalidad de la barriada de La Modelo, se hacía el acta de fundación del Barcelona Sporting Club de Guayaquil”. Un dato interesante que registra ‘Pan de Dulce’ Aguirre en su relato, es la singularidad de que el nombre del club le haya sido puesto “en homenaje a la admiración mundial que había despertado el famoso guardameta español ‘Divino’ Zamora, que jugaba por el Barcelona de España”.

Es decir, el nombre se relaciona con la admiración de un grupo de guayaquileños y algunos extranjeros no exclusivamente catalanes por el desempeño de un arquero de fama mundial que jugaba por los colores del Barça, no por una supuesta “votación” en la que triunfó una hipotética mayoría de catalanes que realmente jamás existió. Más allá del apoyo económico de algunos integrantes de la comunidad catalana en los inicios del club, la historia del Barcelona S. C. es la de un club de barriada (del Astillero, “el más guayaco de los barrios”), devenido en una pasión nacional del Ecuador.  

En todo caso, más allá de tomarlo con la debida cautela (igual y que es recomendable para toda lectura), este libro de Alabarces sobre fútbol es un auténtico deleite.

(1) Alabarces, Pablo, ‘Historia mínima del fútbol en América latina’, p. 128.
(2) Thomas Charles Wright (Queensboro, 1799-Guayaquil, 1868) fue el hombre fuerte de la plaza de Guayaquil hasta que aconteció su derrota frente al General Elizalde en el rompimiento de la Revolución Marcista. Desde entonces, Wright experimentó el exilio, la vana oposición, un segundo matrimonio (con su cuñada) y la muerte en 1868.
(3) Velásquez Villacís, Mauro, ‘Historia del Barcelona S.C.’ [1986], p. 1. Las citas ulteriores corresponden a este libro, a esta página y las subsiguientes.

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