He leído con deleite el
libro “Historia mínima del Fútbol en América latina” de Pablo Alabarces, una “historia completa, por países
y en conjunto, de un deporte que despierta pasiones”, como se apunta en su
portada.
Pero tengo que advertir,
por mor de rigor, ciertos errores en su narrativa sobre el fútbol ecuatoriano, los
que supongo atribuibles a la escasez de información disponible.
Así empieza Pablo
Alabarces su narrativa a la que titula “La Sierra y la Costa, o la dicotomía
ecuatoriana”:
“Nuevamente
un puerto, el de Guayaquil: allí llegan los hermanos Juan Alfredo y Roberto
Wright, que traen la pelota desde Gran Bretaña, donde habían estudiado, y
fundan el Sport Club en Guayaquil, en 1899, el primer club ecuatoriano. Pero
antes habían pasado por Lima y jugado para el Union Cricket, como buenos
británicos”. (1)
Aquí hay un primer error:
asumir que porque Wright, son “británicos”. En realidad, Juan Alfredo y Roberto
Wright Aguirre eran guayaquileños, nacidos en este puerto, nietos del irlandés Thomas Charles Wright (Queensboro, 1799), asentado en Guayaquil desde el año de N.
S. de 1826, muchos años antes de que el fútbol, tal como hoy lo conocemos, haya
empezado a jugarse en los campitos de Inglaterra. Los Wright de nuestra
historia no son, en estricto rigor, “británicos”: son los nietos de un
irlandés, que cruzó el charco para pelear en estas tierras americanas a favor
de Simón Bolívar y que fue participante, entre otras batallas, de las de Boyacá,
Carabobo y Bomboná (2). Sus
descendientes, en todo caso, son más guayaquileños y ecuatorianos que otra
cosa.
Un segundo error de
Alabarces es atribuirle al Club Sport Patria el año de fundación 1906, cuando realmente
fue fundado en 1908. Y un tercer error, mucho más lamentable, es indicar que el
Barcelona S. C. adoptó este nombre “porque los catalanes presentes en la
fundación eran tantos que ganaron la votación” (3).
Pero los fundadores de
Barcelona S. C. no fueron una supuesta mayoría de catalanes, aunque por el
nombre del club esta explicación pudiera parecer lógica. A Barcelona lo
fundaron, en palabras de uno de sus Padres
Fundadores, Rigoberto ‘Pan de Dulce’ Aguirre Coello, “un grupo de jóvenes
guayaquileños, que se reunían alrededor de la Escuela Modelo ‘9 de Octubre No.
3’, calle Industrias entre Concordia e Independencia (hoy Eloy Alfaro entre
Calicuchima y Francisco Marcos), decidieron formar un club deportivo que
perennizara la unión que por el trato y amistad habían forjado en la barriada
del Astillero, el más guayaco de los barrios” (3). Aguirre era parte de este grupo.
Lo cierto es que estos
entusiastas guayacos contaron después con el entusiasmo de algunos laburantes
del comercio “Herederos de Girbau”, muchos de ellos españoles de origen catalán, como Valentín Sala Piqué (Navareles, 1891), Eutimi Pérez Arumi
(Vilassar de Mar, 1875) y Joan (Rubí, 1884) y Artur Domènech i Casajoana (Rubí,
1899), pero también contaron con el apoyo de otros extranjeros como el uruguayo
Moggia y los españoles (que no catalanes) Gago y Hermosilla. El hecho
irrefutable es que la mayoría de los entusiastas fueron guayaquileños y que quien
“puso la primera piedra del Barcelona” fue un ecuatoriano, Carlos García Ríos.
En palabras de ‘Pan de Dulce’ Aguirre, fue él…
“… quien
con tremendo entusiasmo, en una noche de noviembre de 1924 nos habló de ello a
Arturo Calderón Tomalá, Guillermo de la Cuadra, el famoso ‘Paco Varilla’, a Alberto
Pombar Castillo, Luis Rodríguez, Rubén Letamendi, Carlos García Vergara, Víctor
Manuel Olvera, y al que habla. Llegamos a feliz acuerdo de formar el club, y
sin designarle nombre todavía, nombramos una comisión formada por Carlos
García, Arturo Calderón y Rigoberto Aguirre, para que pusiera en conocimiento
de ello a los demás muchachos; en su gran mayoría aprobaron la idea de formar
una organización deportiva legalmente constituida”.
Fue el 1 de mayo de 1925
en la casa en el Barrio del Astillero del catalán Pérez Arumi (que no iba a
jugar fútbol en Barcelona, pues a la sazón contaba 50 años) que “con asistencia
de casi la totalidad de la barriada de La Modelo, se hacía el acta de fundación
del Barcelona Sporting Club de Guayaquil”. Un dato interesante que registra
‘Pan de Dulce’ Aguirre en su relato, es la singularidad de que el nombre del
club le haya sido puesto “en homenaje a la admiración mundial que había
despertado el famoso guardameta español ‘Divino’ Zamora, que jugaba por el
Barcelona de España”.
Es decir, el nombre se
relaciona con la admiración de un grupo de guayaquileños y algunos extranjeros no
exclusivamente catalanes por el desempeño de un arquero de fama mundial que
jugaba por los colores del Barça, no por una supuesta “votación” en la que
triunfó una hipotética mayoría de catalanes que realmente jamás existió. Más
allá del apoyo económico de algunos integrantes de la comunidad catalana en los
inicios del club, la historia del Barcelona S. C. es la de un club de barriada
(del Astillero, “el más guayaco de los barrios”), devenido en una pasión
nacional del Ecuador.
En todo caso, más allá de
tomarlo con la debida cautela (igual y que es recomendable para toda lectura),
este libro de Alabarces sobre fútbol es un auténtico deleite.
(1) Alabarces,
Pablo, ‘Historia mínima del fútbol en América latina’, p. 128.
(2) Thomas
Charles Wright (Queensboro, 1799-Guayaquil, 1868) fue el hombre fuerte de la
plaza de Guayaquil hasta que aconteció su derrota frente al General Elizalde
en el rompimiento de la Revolución Marcista. Desde entonces, Wright experimentó
el exilio, la vana oposición, un segundo matrimonio (con su cuñada) y la muerte
en 1868.
(3) Velásquez
Villacís, Mauro, ‘Historia del Barcelona
S.C.’ [1986], p. 1. Las
citas ulteriores corresponden a este libro, a esta página y las subsiguientes.
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