Elizalde vs. Wright (Batalla de 1845)

19 de marzo de 2019


Esta es la historia de un vasquito contra un irlandés, al mando de multitudes, enfrentados en las calles de Guayaquil (1). Elizalde era el hijo de un vasco de Lekaroz, Baztán, Reino de Navarra, venido a Guayaquil y casado con una guayaquileña hija de vasco, Rufina La Mar. De su enlace surgieron dos héroes de Pichincha y Ayacucho, gestas libertarias de la América del Sur: Antonio, y su hermano mayor Juan Francisco. (Además de tener un tío famoso, el general José Domingo La Mar, primer Presidente Constitucional del Perú). Este escrito trata del guayaquileño Antonio Elizalde La Mar, nacido en 1795, cuya primera participación militar fue en la independencia de su ciudad en octubre de 1820, con la que inició su intervención en la campaña libertadora de Quito, coronada en Pichincha y luego refrendada en Ayacucho.

El año 1845, el puerto de Guayaquil está en un auge económico y demográfico. Políticamente, la ciudad merecía un lugar en consonancia con ese auge: fue aquí donde se recuperó a la naciente Patria (2), perdida por el militarismo extranjero representado en el general venezolano Juan José Flores, elegido Presidente de la República para el período 1843-1851 (3).

El 6 de marzo de 1845 Guayaquil se levantó en armas y el general Antonio Elizalde (50 años) fue ungido como el General de las Fuerzas Revolucionarias. Debió enfrentarse con el Comandante General de la Plaza, el General Thomas Charles Wright (4), irlandés de nación (Queensboro, 1799) y representante del Gobierno de Flores, a fin de tomarse Guayaquil para la causa de la “Revolución Marcista”.

El currículo del General Wright (a la sazón, 46 años) era tanto o más impresionante que el de Elizalde: enlistado como otros rechazos de la Real Armada de Inglaterra en una legión para guerrear en el extranjero a la edad de 18 años (es decir, un bisoño mercenario) participó en América, entre otras, en las batallas de Pantano de Vargas y de Boyacá, donde se lo promovió a Capitán, de Carabobo y de Bomboná. Acompañó a Bolívar en su segunda campaña de los Andes y fue elogiado por él en razón de su arrojo y valentía. Asentado en Guayaquil desde 1826, el General T. C. Wright fue el militar gubernamental de preferencia para administrar Guayaquil para la República del Ecuador: sirvió en todos los gobiernos, y a Rocafuerte lo vinculaba un enlace familiar: se casó con su sobrina (que falleció en 1839). Ese 6 de marzo de 1845 fue el principio de su caída.

En esta lucha entre estos dos héroes de la Independencia, en la que corrió sangre de guayaquileños y que concluyó al día siguiente que empezó, el 7 de marzo, prevaleció el General Elizalde frente al General Wright, quien se contrajo a firmar una capitulación por la que entregó la plaza a los revolucionarios. Muchas otras luchas después se firmó un convenio entre estos y el General Juan José Flores a fin de que el Presidente en funciones abandone el país, lo que finalmente hizo desde Guayaquil el 24 de junio de 1845, ciudad donde Flores embarcó con rumbo a Panamá (5).

Elizalde, a raíz del triunfo de la Revolución, fue Gobernador del Guayas y luego Senador y luego candidato a la Presidencia de la República. Fue por el intransigente empate entre los candidatos guayacos a la Presidencia, Elizalde y Diego Noboa, que el Congreso Nacional de 1849 adoptó, por primera vez en la historia del país, la decisión de que un Vicepresidente reemplace a un Presidente, por el ascenso del quiteño Manuel Ascázubi a la Presidencia el 7 de noviembre de 1849  (v. el “Síndrome de Ascázubi”).

A Elizalde se lo recuerda en su ciudad con una corta calle del centro que tiene apenas una cuadra y que muere en el Malecón (con el equívoco nombre “Miguel A. Elizalde”). En Quito, la calle que lo recuerda tiene el nombre correcto, “Antonio Elizalde”, y está en una cuesta del Itchimbía. Antonio Elizalde Lamar murió en Guayaquil el 24 de mayo de 1862, a los 40 años exactos de haber peleado en las faldas del Pichincha.

Por parte del viudo Thomas Charles Wright Montgomery, esta derrota concluyó su paso por la función pública. Desde entonces, estuvo quince años en el exilio (diez en Chile y cinco en Perú) y regresó bajo el gobierno de García Moreno, se casó con la hermana de su fallecida esposa (costumbres de la época) y estuvo en la oposición al gobierno hasta su muerte el 10 de diciembre de 1868. Lo recuerda a T. C. Wright, en Guayaquil, el nombre de una calle en las cercanías del Barrio del Centenario, que inicia en la 25 de Julio y muere en la ría.

(1) Cinematográficamente, mutatis mutandis, es lo más parecido a “Gangs of New York” que tenemos.
(2) Por “recuperar” la Patria, quiero decir recuperarla para la administración de los hijos de la oligarquía de Guayaquil y sus intereses de clase.
(3) El Presidente Flores gobernaba con la que se conoció como “Carta de la Esclavitud”, dictada por la tercera Convención Nacional que se reunió en Quito, adicta a Flores, que la aprobó en diciembre de 1843.
(4) A dos de sus descendientes, sus nietos Juan Alfredo y Roberto Wright Aguirre, les cupo el honor de traer la primera pelota de fútbol al Ecuador, vía el puerto de Guayaquil. Con otros entusiastas, fundaron el primer club de fútbol del país, el 23 de abril de 1899.
(5) Flores volvió a la política nacional en 1860 convocado por García Moreno para ordenar el país cuando este homónimo de apellidos con Charly García (cuyo nombre completo es Carlos Alberto García Moreno) entró como una furia (pues las furias necesitan a los generales) y, una vez pacificado el país y triunfante el García Moreno de Guayaquil, el General Juan José Flores fue elegido Presidente de la Convención Nacional que dictó en abril de 1861 la séptima Constitución del país que él mismo contribuyó a fundar en 1830. (Esta fue la primera Constitución que eliminó el voto censitario para elegir –pues para ser elegido se mantuvo hasta la Constitución de 1884). Flores murió el 1 de octubre de 1864, tras derrotar por las armas y para el Gobierno de García Moreno a una insurrección en Machala y mientras se lo trasladaba desde allá a Guayaquil (vía marítima) para recibir atención médica.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente este reportaje para conocer más de uno de nuestros antepasados!!! Felicitaciones por este tema de suma importancia y que nos llena de orgullo a quienes llevamos el apellido ELIZALDE!!