Esta es la historia de un
vasquito contra un irlandés, al mando de multitudes, enfrentados en las calles
de Guayaquil (1). Elizalde era el hijo
de un vasco de Lekaroz, Baztán, Reino de Navarra, venido a Guayaquil y casado
con una guayaquileña hija de vasco, Rufina La Mar. De su enlace surgieron dos
héroes de Pichincha y Ayacucho, gestas libertarias de la América del Sur:
Antonio, y su hermano mayor Juan Francisco. (Además de tener un tío famoso, el
general José Domingo La Mar, primer Presidente Constitucional del Perú).
Este escrito trata del guayaquileño Antonio Elizalde La Mar, nacido en 1795,
cuya primera participación militar fue en la independencia de su ciudad en octubre
de 1820, con la que inició su intervención en la campaña libertadora de Quito,
coronada en Pichincha y luego refrendada en Ayacucho.
El año 1845, el puerto de Guayaquil está en un
auge económico y demográfico. Políticamente, la ciudad merecía un
lugar en consonancia con ese auge: fue aquí donde se recuperó a la naciente
Patria (2), perdida por el
militarismo extranjero representado en el general venezolano Juan José Flores,
elegido Presidente de la República para el período 1843-1851 (3).
El 6 de marzo de 1845 Guayaquil
se levantó en armas y el general Antonio Elizalde (50 años) fue ungido como el General
de las Fuerzas Revolucionarias. Debió enfrentarse con el
Comandante General de la Plaza, el General Thomas Charles Wright (4), irlandés de nación (Queensboro, 1799) y representante del Gobierno
de Flores, a fin de tomarse Guayaquil para la causa de la “Revolución Marcista”.
El currículo del General
Wright (a la sazón, 46 años) era tanto o más impresionante que el de Elizalde:
enlistado como otros rechazos de la Real Armada de Inglaterra en una legión
para guerrear en el extranjero a la edad de 18 años (es decir, un bisoño mercenario) participó en América, entre otras, en las batallas de Pantano de
Vargas y de Boyacá, donde se lo promovió a Capitán, de Carabobo y de Bomboná. Acompañó
a Bolívar en su segunda campaña de los Andes y fue elogiado por él en razón de su
arrojo y valentía. Asentado en Guayaquil desde 1826, el General T. C. Wright
fue el militar gubernamental de preferencia para administrar Guayaquil para la
República del Ecuador: sirvió en todos los gobiernos, y a Rocafuerte lo vinculaba
un enlace familiar: se casó con su sobrina (que falleció en 1839). Ese 6 de
marzo de 1845 fue el principio de su caída.
En esta lucha entre estos
dos héroes de la Independencia, en la que corrió sangre de guayaquileños y que concluyó al día siguiente que empezó, el 7
de marzo, prevaleció el General Elizalde frente al General Wright, quien se
contrajo a firmar una capitulación por la que entregó la plaza a los revolucionarios. Muchas otras luchas
después se firmó un convenio entre estos y el General Juan José Flores
a fin de que el Presidente en funciones abandone el país, lo que finalmente hizo
desde Guayaquil el 24 de junio de 1845, ciudad donde Flores embarcó con rumbo a
Panamá (5).
Elizalde, a raíz del
triunfo de la Revolución, fue Gobernador del Guayas y luego Senador y luego candidato
a la Presidencia de la República. Fue por el intransigente empate entre los
candidatos guayacos a la Presidencia, Elizalde y Diego Noboa, que el Congreso Nacional de 1849 adoptó, por primera
vez en la historia del país, la decisión de que un Vicepresidente reemplace
a un Presidente, por el ascenso del quiteño Manuel Ascázubi a la
Presidencia el 7 de noviembre de 1849 (v. el “Síndrome de Ascázubi”).
A Elizalde se lo recuerda en
su ciudad con una corta calle del centro que tiene apenas una cuadra y que muere
en el Malecón (con el equívoco nombre “Miguel A. Elizalde”). En Quito, la
calle que lo recuerda tiene el nombre correcto, “Antonio Elizalde”, y está en una
cuesta del Itchimbía. Antonio Elizalde Lamar murió en Guayaquil el 24 de mayo
de 1862, a los 40 años exactos de haber peleado en las faldas del Pichincha.
Por parte del viudo Thomas
Charles Wright Montgomery, esta derrota concluyó su paso por la función
pública. Desde entonces, estuvo quince años en el exilio (diez en Chile y cinco
en Perú) y regresó bajo el gobierno de García Moreno, se casó con la hermana de
su fallecida esposa (costumbres de la época) y estuvo en la oposición al
gobierno hasta su muerte el 10 de diciembre de 1868. Lo recuerda a T. C. Wright,
en Guayaquil, el nombre de una calle en las cercanías del Barrio del
Centenario, que inicia en la 25 de Julio y muere en la ría.
(1)
Cinematográficamente, mutatis mutandis,
es lo más parecido a “Gangs of New York”
que tenemos.
(2)
Por “recuperar” la Patria, quiero decir recuperarla para la administración de
los hijos de la oligarquía de Guayaquil y sus intereses de clase.
(3) El
Presidente Flores gobernaba con la que se conoció como “Carta de la Esclavitud”,
dictada por la tercera Convención Nacional que se reunió en Quito, adicta a
Flores, que la aprobó en diciembre de 1843.
(4) A
dos de sus descendientes, sus nietos Juan Alfredo y Roberto Wright Aguirre, les
cupo el honor de traer la primera pelota de fútbol al Ecuador, vía el puerto de
Guayaquil. Con otros entusiastas, fundaron el primer club de fútbol del país,
el 23 de abril de 1899.
(5) Flores
volvió a la política nacional en 1860 convocado por García Moreno para ordenar el país
cuando este homónimo de apellidos con Charly
García (cuyo nombre completo es Carlos Alberto García Moreno) entró como una furia (pues
las furias necesitan a los generales) y, una vez pacificado el país y
triunfante el García Moreno de Guayaquil, el General Juan José Flores fue elegido
Presidente de la Convención Nacional que dictó en abril de 1861 la séptima
Constitución del país que él mismo contribuyó a fundar en 1830. (Esta fue la
primera Constitución que eliminó el voto censitario para elegir –pues para ser
elegido se mantuvo hasta la Constitución de 1884). Flores murió el 1 de octubre
de 1864, tras derrotar por las armas y para el Gobierno de García Moreno a una insurrección
en Machala y mientras se lo trasladaba desde allá a Guayaquil (vía marítima) para
recibir atención médica.
1 comentarios:
Excelente este reportaje para conocer más de uno de nuestros antepasados!!! Felicitaciones por este tema de suma importancia y que nos llena de orgullo a quienes llevamos el apellido ELIZALDE!!
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