El autor |
F. Hassaurek opinó sobre
los serranos:
“No se
espera que ellos cumplan una promesa que sería inconveniente mantenerla. A
menudo se necesita tener buena fe, especialmente en asuntos de dinero. La gente
no tiene buenas costumbres comerciales, especialmente en la Sierra, donde hay
muy poco comercio. Es muy difícil convencerles de que hagan algo rápido y
completamente concluido. Son gente llena de atrasos y dilaciones, al tiempo que
son demasiado bienintencionados, agradables y corteses” (Cuatro años entre los ecuatorianos, pp. 124-5).
La descripción hecha por
Friedrich Hassaurek, representante diplomático de los Estados Unidos de
América, data de los años 1861-1865, pero se ajusta muy bien a la disposición
mental del actual burócrata capitalino, salvedad hecha de esos ocasionales
malhumorados que, no es que sean más eficaces que los que sí son corteses, sino
que simplemente han perdido el grato hábito de la cortesía.
Es decir, todo
lo que puede ser valer verga como servidor público.
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