10 de agosto de 2019

Sobre la burocracia capitalina


El autor

F. Hassaurek opinó sobre los serranos:

“No se espera que ellos cumplan una promesa que sería inconveniente mantenerla. A menudo se necesita tener buena fe, especialmente en asuntos de dinero. La gente no tiene buenas costumbres comerciales, especialmente en la Sierra, donde hay muy poco comercio. Es muy difícil convencerles de que hagan algo rápido y completamente concluido. Son gente llena de atrasos y dilaciones, al tiempo que son demasiado bienintencionados, agradables y corteses” (Cuatro años entre los ecuatorianos, pp. 124-5).

La descripción hecha por Friedrich Hassaurek, representante diplomático de los Estados Unidos de América, data de los años 1861-1865, pero se ajusta muy bien a la disposición mental del actual burócrata capitalino, salvedad hecha de esos ocasionales malhumorados que, no es que sean más eficaces que los que sí son corteses, sino que simplemente han perdido el grato hábito de la cortesía. 

Es decir, todo lo que puede ser valer verga como servidor público.

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