Les cuento un caso, uno de
tantos. Tony Balseca sacó un cartel con esta imagen a la calle:
La gente empezó a aplaudirlo
y a tomarse fotos con el cartel. A los milicos la cosa no les gustó ni tantito
así, así que lo detuvieron enseguida. Hay un video que registra como lo arrastran
rumbo a la 9 de octubre, ese bulevar sin árboles de Guayaquil:
Conozco el caso de primera
mano. Este es el relato que el afectado hizo de los hechos:
“Estábamos
caminando por la calle Rumichaca viramos seguimos hasta Santa Elena
dirigiéndonos a la Casa de la Cultura y a la altura de Vélez yo iba con la
pancarta y en ese momento había un grupo de manifestantes que vieron la
pancarta y comenzaron a aplaudir, algunos tomaron fotos, se veía al
frente un grupo de militares y fue tan rápido en ese momento, mientras tomaban
fotos me detuve, los militares avanzaron hacia nosotros yo seguí caminando y me
cogieron entre algunos no recuerdo yo creo que unos 6 en la calle Velez y Santa
Elena o Lorenzo de Garaycoa. Y De ahí me arrastraron me llevaron hasta la
calle 9 de octubre a la altura de la zona militar en Lorenzo de Garaycoa y 9 de
Octubre y de ahí me dejaron ahí y me entregaron a unos policías que estaban
vestido de civiles los cuales me llevaron hasta Pedro Moncayo y 9 de Octubre en
la entrada del Parque Centenario y ahí me subieron a un carro me pareció
que era un carro civil y en eso, me trajeron hasta acá (cuartel modelo).
No se habían dado cuenta que yo tenía mi celular, ya acá en un momento que me
sonó, me dijeron si se lo podía dar y se los entregue”**.
Ahora viene la parte
chistosa: en el proceso judicial que se inició en contra de Tony Balseca, la
Fiscalía acusó a Balseca de paralización de los servicios públicos. De todas
las acusaciones posibles, esta sufre de idiocia. Un detalle importante de la
detención de Balseca es que ocurrió el 9 de octubre a las 15h30, es decir,
cuando se había paralizado el tráfico y cualquier servicio público en las
calles en las que Balseca mostró su cartel, a fin de que el señor Alcalde de la
ciudad y la señora que ocasionalmente lo reemplaza hagan un acto en la 9 de
octubre y Malecón (uno lleno de mumbo-jumbo, valga decirlo). Es decir
que a Balseca se lo acusa de un imposible lógico: paralizar lo que las
autoridades de la ciudad ya habían paralizado. Es un chiste, pero no hace reír.
En ese plan de abuso de la
prisión preventiva que parece ser consustancial al sistema penal ecuatoriano,
el Juez de la causa aceptó la petición de la Fiscalía General del Estado y
otorgó la prisión preventiva solicitada en contra de Tony Balseca. A todo esto,
Balseca es un artista (autor, por ejemplo, de un busto a Noguchi –aka “la mentira asiática”) y estudiante de la U de las Artes, que ayer sacó este
comunicado a su favor:
No es que se haya
corrido el riesgo de fuga de Balseca, pero es que es un estado de excepción y
la Fiscalía no hace excepciones: todos van al tarro. El Juez, probablemente con
el ahorro de problemas como consigna, lo ha mantenido encarcelado sin ninguna otra
motivación como no sea satisfacer el alocado afán punitivo de la Fiscalía.
Creo que el caso de Tony
Balseca es un caso ideal para una acción de hábeas corpus. Como primera cosa,
se la puede presentar, porque ha dicho nuestra Corte Constitucional en su
dictamen sobre el estado de excepción que “las garantías jurisdiccionales y las
del debido proceso establecidas en la Constitución se encuentran en plena
vigencia durante el estado de excepción” (y además: esta opinión de la Corte IDH). Y segundo, porque la de Balseca es, de manual, una detención
arbitraria, por abusiva y por inmotivada: no veo cómo un juez medianamente garantista podría mantener
presa a una persona que cometió el imposible lógico descrito por la Fiscalía
como delito.
El dato triste es que los
jueces garantistas (incluso los medianamente
garantistas) son raros, casi de ciencia ficción.
Pero encendamos una luz:
en este contexto, para citarlo a David Bowie, un juez podría ser un héroe, al
menos por un día.
Y si esto es así, el caso de
Tony Balseca podría convertirse en uno emblemático para demostrar que, aún en estado
de excepción, hay derechos, y que en los tiempos más oscuros, puede un juez hacer
brillar la luz de la justicia.
* Le
tengo un personal cariño a la familia Tumbalá (Tomalá) porque, en su momento,
se comieron, deglutieron y cagaron a un obispo sudamericano. Esa es una
proeza que no podrá repetirse jamás.
**
Textual, el único añadido fue “cuartel modelo” entre paréntesis. Es poesía
que aclare la doble nomenclatura de Santa Elena/Lorenzo de Garaycoa.
No hay nada tierno en una imagen que es apología al delito de asesinato. Mas allá del procedimiento, aquí se aplaude que con la palabra "gkill" (matar), la cabeza decapitada del presidente, se "proteste". Hasta Gkillcity recapacitó de usar la palabra kill por despertar violencia y han dedicado toda una página para explicarlo. Seria bueno que " reflexiones muchacho "
ResponderEliminarjajaja, el Good ol' Calvin. no, la apología del delito es algo muuy distinto a un cartel con un alegoría, y la libertad de expresión algo mucho más serio que tener presa a una persona por mostrar un cartel con una alegoría.
ResponderEliminarEsa teoria de que por que son personajes politicos, o publicos, se debe aguantar cualquier forma de libertad de expresión, incluso una incitacion al odio, o a una decapitación... no me cuadra.
ResponderEliminar'Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.'
EliminarEn inglés kill tiene varias ascepciones, no sólo el verbo matar (causar la muerte). También significa detener (stop), o hasta causar la "muerte" literaria, de un personaje ficticio. Causar la falla de algo, o derrotar, apagar, borrar, consumir el ultimo trago de la botella ("mátalo"), también son significados posibles de la palabra kill.
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