Tengo para mí que el año 1998, en su primera
elección, Álvaro Noboa debió ser el Presidente de la República. Pero que,
apoyado como estuvo por el PRE (fue un alto funcionario en su Presidencia), tuvo que colisionar
con el establishment de derechas que
tenía en sus corruptoras manos al Tribunal Supremo Electoral de la época. En mi
humilde opinión, a ese Alvarito del verano del ‘98 (en ese tiempo vacilaba un
chistoso bigote) le birlaron en la mesa lo que había ganado en las urnas frente
a Mahuad*.
El caso es que, desde entonces, Álvaro Noboa ha descendido del
sospechoso rótulo de ‘candidato serio
apoyado por el PRE’ que fue en el ‘98 a una especie de bufón de la política
nacional. Sus intervenciones son festejadas, no por su capacidad de incidir en la
legislación o en las políticas públicas, pero por su humor involuntario. Es el
líder, pero en la capacidad de generar memes que se ríen de él.
Llegados a este punto, la pregunta es: ¿hay un Alvarito Presidente post-memes que se ríen de él? Yo creo que no,
que si hace poco se lo promocionó como una posibilidad para la Presidencia, ello
fue un momento de distensión de la población, un episodio de humor, un
chascarrillo en un funeral.
Porque ya no es el verano del ‘98, y ha pasado mucho humor involuntario
por el río Alvarito.
* De Mahuad diré
que su versión cannábica es mil veces
mejor que su memoria histórica. Al respecto, véase ‘Las lecciones de Mahuad’.
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