Son muchos años de dominación socialcristiana y hay gente en Guayaquil que simplemente no puede concebir otra forma de dominio político y hay algunos otros que se benefician del status quo, porque si algo ha sabido hacer bien el Municipio es repartir. Repartir a los amigos, claro, porque Guayaquil es un caso hardcore de Capitalismo de Amigos.
Por eso es sencillo entender la facilidad con la que el Municipio de Guayaquil pudo resolver el problema de observarse techos y terrazas en pésimo estado desde la Aerovía, en su camino al centro. Para embellecer la ciudad privatizó los espacios públicos a fin de colocar en catorce vallas unas pegatinas con motivos artísticos por un costo aproximado al millón de dólares, obra de catorce personas, diez de ellas, extranjeras (‘Aeroarte, una ‘novelería’ que se planificó en julio de 2020’).
Ms. Wilson looking at easy art [easy money].
La vía difícil (imposible para la dominación socialcristiana, porque requiere planificación e inclusión social) era rehabilitar los techos y terrazas de las áreas de la ruta que sigue la Aerovía. Arreglar esos espacios, convertirlos en espacios de arte, o de negocios, mejorando la calidad de vida de quienes los habitan y ampliando la oferta de servicios del sector. Todos habrían ganado: la Aerovía y los habitantes de las áreas que ella atraviesa, en definitiva, la ciudad.
Pero esa alternativa en Guayaquil casi nadie la piensa, y menos se discute en la esfera pública. En eso radica el triunfo del socialcristianismo: en anular la capacidad de imaginar de sus administrados, a fin de hacer pasar sus soluciones como la única alternativa posible… Cuando realmente es la alternativa que beneficia al Capitalismo de Amigos.
Ese engaño está en la esencia de la administración PSC, established since 1992.
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