A Guillermo Lasso le sonó la flauta en la carrera a la Presidencia de la República: se enfrentó a Andrés Arauz, un candidato débil. Muy débil: sumó aproximadamente 1.2 millones de votos entre la primera y la segunda vuelta, mientras Lasso sumó más de 2.8 millones. Una diferencia brutal. Tan débil fue Arauz, que en cinco provincias, el voto nulo le ganó.
Hay que tener en claro que este triunfo de Lasso se debió, también, a su control del CNE. Este control (AKA ‘superpoder’) se lo aseguró por su tregua con el PSC (v. ‘La tregua’), cuyo máximo líder tuvo una muy curiosa y decidora participación en la segunda vuelta: quedarse callado (1). Si Lasso quería ganar en la Sierra, el señor de los páramos debía callarse. Tal el nuevo rol de Nebot en la política nacional: ser un operario en las sombras, de creciente irrelevancia.
Tener este superpoder llamado CNE no quiere decir, de ninguna manera, que Lasso haya hecho fraude. Pero el CNE a su favor sí que era una garantía de que el candidato opositor sería la víctima de la politización del sistema electoral (Lasso podía acreditarlo por su propia experiencia del año 2017). El CNE, durante todo el proceso electoral, le hizo sentir a los ‘correístas’ que las elecciones eran libres para todos, menos para ellos (2). Con estos antecedentes, un empate técnico se iba a resolver necesariamente a favor de Lasso. La amenaza real del CNE politizado le auguraba a Arauz una batalla desigual y una derrota humillante.
Frente a ello, Arauz tuvo una salida elegante (v. ‘Arauz con suerte’).
Y tanto le sonó la flauta a Lasso, que aun obteniendo este 2021 menos votos totales que el 2017 en que perdió, en esta ocasión, Lasso ganó (3). Lasso fue menos, pero Arauz fue menos que él, menos que el nulo en varias provincias. Arauz es el candidato que ha sufrido el mayor revés en la historia electoral: le remontaron 1.200.000 de votos en la segunda vuelta. Esto, porque a Arauz, Lasso lo pudo descalificar de kikuyo aprovechado y de sometido a Rafael Correa, mientras él ofrecía al elector una imagen de candidato más fresca y juvenil (?). Lasso y una imagen fresca y juvenil es un puercoespín mimoso, un total contrasentido, pero es posible por la existencia de Arauz solamente. Es un efecto de contraste.
CNE aparte, la suerte de Lasso en esta elección se resume en haberlo tenido a Andrés Arauz como su rival.
(1) Más que quedarse callado, lo que debe resentir Nebot es que Lasso, una persona a la que él ha visto siempre a menos, a quien en la práctica política ha burlado en varias ocasiones (v. ‘El extraordinario caso del PSC: Triunfar perdiendo’ y ‘Mal paga el diablo a sus devotos’), haya llegado adonde él no pudo llegar. Pero es improbable que esta haya sido una oportunidad perdida para él: Nebot no iba a obtener jamás la votación que obtuvo Lasso en la Sierra, debido a The Paramo Affair.
(2) Tampoco para Alvarito. So sad.
(3) El año 2017, en la segunda vuelta, Lasso obtuvo 4.833.389 votos frente al Mojón Moreno. Frente a Andrés Arauz, con resultados aún por cerrarse (escrutado el 99.78%), ha obtenido 4.653.938.
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