29 de febrero de 2016
28 de febrero de 2016
Guayaquil a la deriva
Publicado en diario El telégrafo
el 28 de febrero de 2016 en la revista dominical ‘Séptimo día’.
*
Guayaquil es una ciudad a
la deriva, cuyo crecimiento se ha dado al vaivén de los intereses de los
empresarios de la construcción. Esa es la idea que se obtiene a raíz de una
entrevista hecha en noviembre del año 2013 al entonces Director de Urbanismo de
Guayaquil, José Núñez.
En un artículo que publicó
a inicios del año 2014, después de haber leído aquella entrevista al director
municipal de urbanismo, el arquitecto Eduardo McIntosh criticó duramente los
criterios de Núñez sobre el desarrollo de la ciudad. En particular, McIntosh reprochó
el rol que ha desempeñado la Dirección de Urbanismo en el crecimiento de Guayaquil:
“se piensa que el rol del departamento de planeamiento urbano es simplemente el
de autorizar permisos de construcción y apenas relatar lo que sucede. Es
sencillo entender la manera caótica en la cual la ciudad ha venido creciendo”.
Aún de mayor interés es el
inventario de deficiencias que hizo este arquitecto y urbanista acerca del crecimiento
de la ciudad: “No hay una política que se enfoque en garantizar densidades
mínimas para crear vida urbana eficiente, una correcta y homogénea distribución
de equipamiento urbano –áreas deportivas, parques, comercio, servicios,
educación, instituciones–, un correcto mix de usos del suelo que ayuden a crear
sentimiento de comunidad y reduzcan el volumen del tráfico en la ciudad y una
real construcción de tejido vial distribuido que evite cuellos de botella
urbanos”. En otras palabras, hay un gran crecimiento en Guayaquil, pero a manera
de una enorme mancha gris, que crea más problemas de los que resuelve. Esta ha
sido la tónica, por años de años.
La prolongación de este
‘modelo de desarrollo’ socialcristiano, tal vez tan pronto como en un período
de dos generaciones, podría resultar nefasto para Guayaquil. El crecimiento de una
enorme mancha gris puede resultar muy beneficioso para las empresas
constructoras, pero es negativo para los habitantes de la ciudad. En un informe
elaborado por la ONU-Hábitat el año 2012 titulado ‘Estado de las ciudades de
América latina y el Caribe. Rumbo a una nueva transición urbana’ se expresó la
necesidad para las ciudades de esta región de hacer “una profunda reflexión
sobre los modelos de crecimiento urbano promovidos hasta ahora, que han estado
marcados por un alto grado de insostenibilidad” pues sus consecuencias han sido
“ciudades que crecen con urbanizaciones de baja calidad, centradas en sí
mismas, sin que nadie parezca preocuparse por el entorno general, ni por la
creación de espacios de socialización que no estén totalmente dedicados al
consumo”. Esa descripción de una ciudad retrata la realidad urbana de
Guayaquil, cuyo alcalde considera que los malls
son evidencia de una mayor calidad de vida.
Voy a concentrar la
crítica a este ‘modelo de desarrollo’ que han impulsado las alcaldías del
Partido Social Cristiano en Guayaquil desde el año 1992 en dos de sus
consecuencias más notorias, estudiadas por arquitectos, urbanistas y la propia
Alcaldía de Guayaquil: el ‘efecto de isla de calor’ y los riesgos de
inundaciones. Dos consecuencias que se agravaron en el curso de los años por la
ausencia de las políticas que detalló el arquitecto McIntosh en su artículo antes
mencionado.
El ‘efecto de isla de
calor’ provoca que Guayaquil tenga, por lo menos, tres grados más de
temperatura de los que tendría normalmente, de acuerdo con la opinión de la
profesora de urbanismo en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil,
Rosa Rada. En Guayaquil, esto se produce por cómo se ha dado el crecimiento de la
ciudad: el negocio de las empresas constructoras privilegió, con mucho, el
adoquín y el cemento.
En razón de lo anterior, es
fácil concluir que una de las principales causas para el aumento de la
temperatura a causa del ‘efecto de isla de calor’ en Guayaquil es la ausencia de
áreas verdes. Guayaquil es una ciudad que no permite engaño: para cualquiera
que la haya caminado resulta evidente la falta de áreas verdes en ella, por la carencia
de políticas públicas desde la Alcaldía para el fomento de estos espacios, por
la tala masiva de árboles ubicados en el casco urbano y por el reemplazo de
especies frondosas por escuálidas palmeras.
Esta ausencia de áreas
verdes se vincula con lo que en el Diagnóstico del Sistema Ecológico-Ambiental
del cantón Guayaquil, incorporado al Plan de Ordenamiento Territorial de la
Alcaldía de Guayaquil del año 2011 (es decir, un documento oficial producido
por la propia Alcaldía), considera en sus conclusiones como el mayor riesgo
futuro de la ciudad: “El riesgo de mayor importancia para el cantón es el
riesgo de inundación, debiéndose prever en el futuro obras de control de
inundaciones”.
El agravamiento de los
riesgos de las inundaciones en Guayaquil es otra consecuencia del ‘modelo de
desarrollo’ socialcristiano. Este grave riesgo no sólo ha sido reconocido por
la Alcaldía, sino que ha sido materia de un estudio comparado a nivel mundial.
El artículo académico ‘Future flood
losses in major coastal cities’ [Futuras pérdidas por inundación en las
grandes ciudades costeras] publicado en la revista Nature Climate Change el año 2013 presentó un panorama sombrío para
Guayaquil en el año 2050, a causa del cambio climático. En él, Guayaquil se
sitúa como la cuarta ciudad en el mundo (de entre 136 ciudades estudiadas, todas
ellas costeras y con una población superior al millón de habitantes) que
sufrirá la mayor cantidad de pérdidas económicas como consecuencia de las
inundaciones, las que serán cada vez mucho más comunes y dañinas dada la
elevación del nivel del mar a causa del cambio climático.
De acuerdo con este
estudio académico, en un escenario “optimista” de sólo una elevación del nivel
del mar en 20 centímetros al año 2050, las pérdidas económicas para Guayaquil podrían
a ascender a 3.189 millones de dólares, sólo por detrás de Cantón en China y
Bombay y Calcuta en la India. Y el daño sería de 3.189 millones de dólares,
siempre que se realicen las “obras de control de inundaciones”, como aquellas a
las que se refiere el Diagnóstico Ambiental incorporado a la planificación de
la Alcaldía. Porque la inacción frente a este inminente escenario de riesgo, de
acuerdo con este estudio, “resultaría en pérdidas inaceptablemente altas”.
A esto me refería cuando unas
líneas atrás sostuve que la continuidad del ‘modelo de desarrollo’
socialcristiano podría resultar nefasto para Guayaquil. El citado informe de ONU-Hábitat
advirtió de la peligrosa ignorancia de los ciudadanos latinoamericanos frente a
los riesgos de desastres futuros: “Existe poca conciencia de cómo la urbanización
mal pensada puede incrementar los factores de riesgo a desastres, con las
consecuentes pérdidas humanas y materiales”. Así, el mayor enemigo de esta ciudad
somos sus propios habitantes, que aplaudimos aquello que nos daña. Si las
autoridades de la Alcaldía le echan la culpa al dragado o a la marea alta o a
una supuesta nueva modalidad delictiva en la Martha de Roldós, casi nadie en la
ciudad eleva su voz de protesta y exige dejar excusas de lado y que se hagan
las “obras de control de inundaciones” que son de entera responsabilidad
municipal y que en el Diagnóstico Ambiental de la propia Alcaldía se mencionan.
En este punto, es
necesario hacer una precisión: esta opción de crecimiento en forma de mancha
gris por el que ha optado la Alcaldía de Guayaquil no es, en principio, ni ilegítima
ni ilegal. Pero no se trata de juzgarla desde el punto de vista de su
legitimidad o de su legalidad. Se trata de cuestionarla por ser una opción de
crecimiento inconveniente para Guayaquil y peligrosa para su futuro.
Esto último lo dice un
documento que la Alcaldía le solicitó a expertos internacionales que lo
produzcan, vía una Cooperación Técnica con la Corporación Andina de Fomento
(CAF). Este informe de análisis y recomendaciones, elaborado a raíz de la
inundación del 2-3 de marzo del 2013 en Guayaquil, fue explícito en criticar el
incremento continuo de la red de alcantarillado en esta ciudad: “La experiencia
demuestra que soluciones que utilizan exclusivamente los principios basados en
la transmisión de los impactos en el macro drenaje hacia aguas abajo, no son
sustentables”, además de que pueden “llegar a aumentar en seis (6) veces los
costos” comparados con una estrategia integral de gestión. El informe recomendó
que en Guayaquil se cambie el ‘modelo de desarrollo’ y se empiecen a gestionar
las inundaciones “bajo los conceptos de ciudades verdes, inclusivas y
sustentables”, en vez de continuar con estas medidas costosas y poco
sustentables (aunque convenientes al negocio de las empresas constructoras).
Pero las autoridades en Guayaquil
no gestionan ni las inundaciones ni el desarrollo urbano en general bajo esos
principios, pues la ciudad durante casi un cuarto de siglo ha crecido y crece todavía
al vaivén de los intereses de los empresarios de la construcción (tal como lo describió
el arquitecto Eduardo McIntosh) mientras la dirección municipal de urbanismo apenas
se ha limitado a relatar lo que sucede. Y así nos va.
Guayaquil
es una ciudad a la deriva, cuyos habitantes todavía ignoran, o no terminan de
comprender, los riesgos que los acechan.
27 de febrero de 2016
The Roast (comparación de deudas públicas)
El horror por la deuda
pública es una apelación común para atacar a los gobiernos nacionales, con
independencia de los hechos. Por ejemplo, en comparación con los países de la
región, Ecuador no solo que tiene un porcentaje bajo de deuda pública sino que dicho
porcentaje es mucho menor de lo que antes era:
Fuente: CEPAL [p. 21] |
En Australia sucedió un
ataque similar, pero allá sí hubo un humor político en TV (que Ecuador no
tiene) como para reírse del supuesto ‘horror’ (1). (BTW, tanto en Australia como en Ecuador, el monstruo tras la
deuda es el mismo: China.)
(1) The Roast se canceló en noviembre de
2014 por los recortes al canal público que impuso el gobierno de derechas de Tony
Abbott, v. Michael Boley, 'Satirical show victim of ABC cuts', The Australian, 4 de noviembre de 2014. Digna de verse es su memorable despedida de la política australiana, que fue también un sutil homenaje al exministro
australiano Gough Whitlam con ocasión de su muerte: ‘Farewell to Australian Politics’, The Roast TV [YouTube], 6 de noviembre de 2014.
26 de febrero de 2016
25 de febrero de 2016
La paradoja de Scalia
La muerte del juez Antonin
Scalia el 13 de febrero provocó una paradoja en la política estadounidense. Esto,
porque si si se respeta el ‘originalismo’ que propugnó Scalia durante su
período como juez de la Corte Suprema de su país (1986-2016), su reemplazo
debería ser un juez de orientación liberal (nombrado por Barack Obama) (1); si se irrespeta su criterio
interpretativo, el reemplazo del conservador Scalia podría ser (en función del
resultado de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre) un juez afín a
sus ideas.
Sobre esta situación se
explaya John Oliver en un
fragmento de su programa del domingo 14 de febrero (2).
(1) Constitución de los Estados Unidos de América, Artículo II, Sección 2, parágrafo segundo: “[The President] shall nominate, and by and
with the Advice and Consent of the Senate, shall appoint […] Judges of the
Supreme Court”.
(2) Marlow
Stern, ‘John Oliver slams Republicans for attempting to block Obama’s SCOTUS choice’, The daily beast, 14 de febrero de 2016.
El Alvarito gallego
De Pontevedra, para más señas,
donde hace poquito lo declararon persona
non grata (1). De un tiempo a
esta parte pienso que Mariano Rajoy es lo más cercano a Alvarito que ha
presidido un gobierno, en lo que a torpeza verbal se refiere. De Alvarito es
insuperable, por supuesto, su padrenuestro:
Pero lo de Rajoy es
tremendo. Miren a este infeliz:
Bonus track: En respuesta a la declaratoria de persona non grata en su natal Pontevedra, Rajoy se mandó una nueva:
“Somos sentimientos y tenemos seres humanos” (2). Titán.
(1) ‘Rajoy,nombrado persona ‘non grata’ en Pontevedra, su ciudad’, Diario La vanguardia,
22 de febrero de 2016.
(2) 'Mariano Rajoy: “Somos sentimientos y tenemos seres humanos', Diario El país, 24 de febrero de 2016.
24 de febrero de 2016
Bill Maher y el largo camino hacia la legalización
A long way to legalize it.
Porque todavía hay harto billete en juego: las llamadas ‘fuerzas del orden’ lo reciben
por su labor represiva y sus ‘alrededores’, sin contar con las farmacéuticas y
sus calmantes turros que no son mejores de lo que puede ser un pipazo. Bill
Maher explica sobre esto y otras yerbas en su Editorial New Rule
del 12 de febrero:
No se ve en este video
para YouTube, pero sí se vio en la transmisión por HBO que el porro aquel se lo
terminan pasando Bill Maher y tres de sus invitados. Y todo concluye entre
caladas y risas, como debe de ser.
23 de febrero de 2016
Los parias de la política nacional
Si una familia podría ser
considerada ‘paria’ en la política ecuatoriana, esa es la Bucaram. No recuerdo,
por ejemplo, otra propaganda hecha para descalificar a un clan familiar como
tal (‘esta vergüenza no debe repetirse’)
que la difundida durante la elección presidencial de 1998, en la que terminó
por triunfar (tramposamente, en mi opinión) el half-a-brain de Mahuad:
Dos son los políticos de
la familia Bucaram que recibieron la enconada saña del establishment: Assad (1916-1981) y Abdalá (1952). A Assad Bucaram le
impidieron el acceso a la Presidencia de la República, a través de un golpe de
Estado en 1972 y de un arreglo institucional mañoso en 1978, en ambos casos con
el propósito de impedirle que participe como candidato. A Abdalá Bucaram, en
cambio, lo sacaron de todos los cargos de relevancia que ocupó: de la Alcaldía
de la ciudad más populosa del país en 1985 y de la Presidencia de la República
en 1997. Por los juicios que tiene todavía pendientes, Abdalá ha pasado la
mayor parte de sus últimos treinta años en Panamá, en calidad de asilado
político.
Estos son dos ejemplos de ‘descalificaciones
extremas’ hechas por el establishment (impulsadas
principalmente por el PSC, sus enemigos jurados en Guayaquil) a políticos
‘díscolos’ que amenazaron con romper los equilibrios de poder en Guayaquil y en
el país (en rigor, esto fue una disputa entre facciones). A ambos Bucaram les dieron el trato de parias de la política nacional.
22 de febrero de 2016
¿Áreas verdes en Guayaquil? ¿Dónde?
Imagen satelital de Guayaquil |
Guayaquil en contraste con la naturaleza alrededor |
Las calles de Guayaquil comparadas con las de Hamburgo |
Pero para quien nunca
faltan áreas verdes en Guayaquil es para su alcalde Jaime Nebot, quien sostiene
en sus cadenas radiales de los miércoles que durante su administración se
multiplicaron “por diecisiete” las áreas verdes en la ciudad. En respaldo de
esta afirmación, el alcalde cita un informe del Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC) en el que supuestamente Guayaquil tiene 8.67 metros
cuadrados de áreas verdes por habitante (1).
El único problema con este informe del INEC (el ‘Índice verde urbano’, estudio
cartográfico realizado el año 2010) es que contradice gravemente lo dicho por
el alcalde Nebot, pues disminuye la cantidad de áreas verdes de Guayaquil a un
magro 1.13 metros cuadrados por habitante (2).
Una cifra más congruente con la realidad, como reflejada en las imágenes.
(1)
‘El alcalde y las áreas verdes’, Xavier Flores Aguirre, 14 de febrero de 2016.
(2)
‘Índice verde urbano’, Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
19 de febrero de 2016
Ingenio fecal
Un
país ineficaz y roto, ingenioso para las cagadas. Ecuador, al año 2006 (1):
El pelado Ramiro Rivera se ofreció como modelo. Fuente: Mierdecitas. |
(1) 'Retrato de un país roto', Xavier Flores Aguirre, 27 de enero de 2015.
Pistoleros
En los Estados Unidos de
América una provisión de su antigua constitución establece que el
vicepresidente de la República debe ser, a su vez, el presidente del Senado (1). Cuando el que se convertiría en el
octavo presidente de los Estados Unidos de América, Martin van Buren, ocupó el
cargo de vicepresidente, es fama que presidió el Senado en compañía de dos pistolas
(2). En Ecuador, a León Febres-Cordero
no le tocó en suerte la presidencia de ningún Senado, pues la mayor parte de su
carrera política (todo su período legislativo socialcristiano, por ejemplo) la
hizo en un legislativo unicameral. Pero le gustaba llevar su pistola al foro.
Por esas cosas de la
vida, al pistolero norteamericano van Buren lo llamaron “el monarca del país”
[al menos según el informado criterio de James Fenimore Cooper (3)]. Y entre esto y ser llamado “el
dueño”, como lo era el pistolero local, apenas hay distingo.
Pistolas, elecciones y poder:
la fugacidad de imponerse por unos años y “mañana el olvido, el común olvido” (4).
(1) Artículo
1, sección 3, provisión cuarta: “The Vice
President of the United States shall be President of the Senate…”.
(2) 'Martin van Buren', Hartfor Courant.
(3)
Shenkman, Richard & Kurt Reiger 2003, ‘One-night
stands with American history’, Perennial, New York, p. 55.
(4) ‘Juan Muraña’, Jorge Luis Borges, publicado en ‘El informe de Brodie’ [1970].
18 de febrero de 2016
La ciudad de papel
El organismo especializado
de las Naciones Unidas para las ciudades (ONU Hábitat) describió, sin mencionarlo, el absurdo crecimiento de Guayaquil (1) y propuso alternativas
que deberíamos razonar para enderezar su rumbo:
(1)
El urbanista Eduardo McIntosh describió las deficiencias en la planificación de
Guayaquil por la carencia de cuatro políticas clave: “(1)
No hay una política que se enfoque en garantizar densidades mínimas para crear
vida urbana eficiente, (2) una
correcta y homogénea distribución de equipamiento urbano –áreas deportivas,
parques, comercio, servicios, educación, instituciones–, (3) un correcto mix de usos del suelo que ayuden a crear
sentimiento de comunidad y reduzcan el volumen del tráfico en la ciudad y (4) una real construcción de tejido vial
distribuido que evite cuellos de botella urbanos.”, v. ‘Guayaquil: Drinking the Kool Aid’, Eduardo McIntosh, 13 de enero de 2014 [los numerales no son del
original]. En Guayaquil, en materia de planificación, lo que podía ir mal, mal
fue.
17 de febrero de 2016
Tonto de derechas: tuya es la Gloria
Este artículo está escrito
para ese tonto nivel ‘repetición de
eslóganes’ y de derechas nivel ‘lo
mío es lo mío’. De esta subespecie, hay por montones (1). En tiempos recientes, se empezó a difundir el video de una muchacha
en un foro académico en el que dijo unas cosas de no mayor interés. Sin
embargo, esa chica, de nombre Gloria Álvarez y guatemalteca de nación, se
convirtió en una celebrity mediática
con tour latinoamericano y amplio acceso
a los juguetes mediáticos de la derecha incluidos. El tonto de derechas encontró
su heroína de ojos azules. Un ideal.
Una entrevista en el
programa argentino de TV ‘Animales Sueltos’ (2) permite comprender la simpleza de su argumentación:
El núcleo de la
argumentación de Gloria Álvarez es como sigue: unos chicos malos pero avispados
idearon un plan para mantener por años la pobreza de la población porque a
ellos eso les trae beneficios electorales y la posibilidad de perpetuarse en el
poder. Ellos se sostienen en un discurso mentiroso, que resulta posible en la
medida en que hay gente que los vota y vuelve a votar porque tienen el cerebro
carcomido por la estupidez, pues son incapaces de darse cuenta de que, por muchos
años, esos malvados los han engañado para beneficiarse a sí mismos. The beauty of this is its simplicity, Dude
(3).
¿Es en serio? ¿Reducimos
la complejidad de la política a un versus entre malos y buenos?
Lo peor no es que el
argumento sea tan conmovedoramente simple, sino que en él, los hechos no cuentan.
Porque es probable que los votantes no sean ese cerro de subnormales que
Álvarez supone que son ("personas que no necesariamente tienen una visión de que alguna vez van a salir adelante", las llamó educadamente)
y que tengan otras razones para votar por el político de su elección. Como, por
ejemplo, porque es cierta la reducción de la pobreza en los países que
gobiernan los ‘malos’ (lo que desbarata la simplona idea de Álvarez), o porque en
esos países es cierto que se redujo la desigualdad (un dato no menor en la
región más desigual del mundo).
Datos sobre la reducción de la pobreza. Fuente: CEPAL. |
Datos sobre la disminución de la desigualdad. Fuente: BID. |
La propuesta de Álvarez
consiste en un mero relato que pasa por encima de los hechos. Como tal, es moda
pasajera. Porque ese discurso vacío, mucho, no puede durar.
Lo dicho: un ideal. El
tonto de derechas se relame (por una temporada).
(1) No
todo derechista es un tonto de derechas a estos niveles tan bajos y varios derechistas se distanciarán de un
discurso simplista como el de Álvarez (más allá de que puedan reconocerle un
valor utilitario).
(2)
‘Animales sueltos – Gloria Álvarez (El populismo en América Latina)’, YouTube, 16
de abril de 2015. El filete de esta intervención va desde el min. 2:30 al min.
4:14. El resto es bastante olvidable.
(3) Gran
frase dicha por Walter Sobchak segundos antes de fallar la entrega del maletín,
v. The Big Lebowski (clip 12-part 2) ‘The beauty of this is its simplicity’,
YouTube.
16 de febrero de 2016
El sufragio femenino en el Ecuador
La Asamblea Constituyente de los años 1883-84, convocada tras la
caída de Ignacio de Veintimilla, fue la primera en la historia ecuatoriana en cuestionarse
en sus sesiones del 23-24 de noviembre de 1883 si las mujeres podían ejercer
el derecho al voto. La comisión constitucional de dicha asamblea redactó una
propuesta de Constitución que consideró ciudadanos a los varones adultos que supieran leer y
escribir y la inclusión de esa palabra (varón)
originó el debate (1).
Un conservador de apellido Caamaño, diputado por la provincia de Pichincha,
apeló a la tradición cuando entendió natural el que la palabra “ciudadano” hable
únicamente de varones, porque en su opinión “la costumbre hace ley, y es
costumbre que los varones ejerzan la ciudadanía puesto que la mujer jamás lo ha
pretendido”. Un liberal, Luis Felipe Borja (padre), jurista y diputado por la
provincia de León, apeló a la gramática, pues juzgaba necesario el que “debía decirse expresamente
que son ciudadanos todo ecuatoriano Varón
que sepa leer y escribir” (2) puesto
que palabras tales como hombre, persona, niño, adulto y ciudadano se aplican a
los seres humanos con independencia de su sexo. Ambos coincidían, en todo caso,
en excluir a las mujeres de la política. En lo que diferían era en el mecanismo excluirlas. Finalmente, prevaleció la argumentación de Borja en
el artículo 9 de la Constitución, que entró en vigencia en febrero de 1884 (3).
Sin embargo, el que la tuvo más clara fue el diputado anónimo que expresó que
“[n]osotros no debíamos haber discutido este punto porque hay el peligro que
las mujeres abran los ojos y crean que pueden ser ciudadanas” (4). Ya la siguiente Constitución, primera
liberal y dada en 1897, suprimió esta distinción de sexo. En ella y en la
siguiente de 1906, la única condición para el ejercicio del voto era la de ser
‘ciudadano’ (5). La siguiente
Constitución, que entró en vigencia en marzo de 1929, fue la primera en la
historia del Ecuador y segunda en América latina que reconoció de forma expresa el derecho al voto de la
mujer (6). Desde su enunciación en noviembre 1883 hasta su constitucionalización en marzo de 1929: el viaje a la ciudadanía tomó 45 años.
(1) Mercedes
Prieto & Ana María Goetschel, 'El sufragio femenino en Ecuador (1884-1940)',
en: Kron, Stefanie & Karoline Noack (eds.) 2008, ‘¿Qué género tiene el derecho? Ciudadanía, historia y globalización’,
Edition Tranvia, Berlín, pp. 116-142. De manera general, esta entrada se basa en
la descripción de los hechos de este artículo.
(2) Informe del Honorable Consejo de Estado al Congreso Nacional, citado
por Estrada, Jenny 2015, ‘Una mujer total. Matilde Hidalgo de Procel’, Casa de
la Cultura Ecuatoriana – Núcleo de Loja, Loja, p. 96.
(3) El artículo
decía: “Son ciudadanos los ecuatorianos varones que sepan leer y escribir, y
hayan cumplido veintiún años o sean o hubieren sido casados”.
(4) El nombre
del diputado no consta en el artículo de Prieto y Goetschel (pero sí debería
constar en las actas originales).
(5) Este
término genérico fue el fundamento para que la lojana Matilde Hidalgo de Procel
exija su derecho al voto en mayo de 1924, v. ‘Sobre el lenguaje no sexista’,
Xavier Flores Aguirre, 9 de febrero de 2016.
(6) El artículo
13 decía: “Es ciudadano todo ecuatoriano, hombre o mujer, mayor de veintiún
años, que sepa leer y escribir”. La segunda constitución en América latina,
después de la uruguaya de 1917.
14 de febrero de 2016
El alcalde y las áreas verdes
El alcalde Jaime Nebot tiene
un problema. Pero ese problema tiene solución.
El problema de Nebot es
que miente para justificar su gestión en materia de “áreas verdes”. Su solución
es contar con entrevistadores que cuando él opina de esos temas no cuestionan su
opinión.
El alcalde hace cadenas
radiales todos los miércoles en las que habla de lo que le apetece en un monólogo
apenas aderezado con preguntas complacientes de periodistas amigos. Véanse dos cadenas radiales del alcalde, ambas de este año, en las que se
refiere a las áreas verdes en Guayaquil, para comprender: (i) cómo miente el alcalde en su monólogo; (ii) cómo le adereza sus dichos un periodismo poco responsable, que
lo ayuda a sostener su mentira.
A continución, el fragmento de cada una de ellas en el que el alcalde se refiere a las áreas verdes en Guayaquil.
A continución, el fragmento de cada una de ellas en el que el alcalde se refiere a las áreas verdes en Guayaquil.
1.- Cadena radial del 6 de enero: 7:42-8:37 [Entrevista en radio Centro].
“Nosotros hemos llevado las áreas verdes de la ciudad de Guayaquil de medio metro cuadrado de áreas verdes por habitante a 8.67 metros cuadrados por habitante, es decir hemos multiplicado por 17 veces las áreas verdes de la ciudad. Las metas del milenio son de 9 metros, estamos prácticamente al borde de la meta, en áreas verdes construidas por nosotros, porque si usted pone bosques protectores, manglares, en donde nosotros hemos intervenido para rozar, limpiar, resembrar, etcétera, Guayaquil tiene 25 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, y eso no lo dice el alcalde Nebot, no lo dice el municipio, lo dice el gobierno a través del instituto pertinente de hacer este tipo de mediciones. De manera que aquí no hay elucubración, aquí hay afirmación de hechos ciertos y comprobados.”
2.- Cadena radial del 20 de enero: 25:43-27:03 [Entrevista en radio Morena].
“Les explicamos [a los colectivos ambientales], creo que lo entendieron, nosotros encontramos la ciudad con medio metro cuadrado de áreas verdes por habitante. Hemos construido, a lo largo de los años, hasta llegar a 8.60 metros cuadrados por habitante. Es decir se han multiplicado las áreas verdes por diecisiete. Si eso… y la meta del milenio es nueve, nueve metros, estamos muy cerquita de la meta del milenio, habiendo venido casi de la nada, de medio metro cuadrado por habitante, estamos ahora en área verde construida por nosotros en 8.60, o sea, apenas un poquito menos de medio metro más para lograr la meta del milenio, que la vamos a lograr muy pronto. Pero si Ud. pone en eso humedales, manglares, tratados y reforestados por nosotros, áreas protegidas, etcétera, Guayaquil pasa los 22 metros cuadrados por habitante y eso no lo dice el alcalde Nebot, eso lo dice el gobierno, a través del Instituto Nacional de Estadísticas que es la autoridad llamada a cuantificar estos avances. De manera que el asunto ha quedado absolutamente muy claro.”
*
1) La supuesta meta del milenio.- No existe tal cosa como una “meta del milenio” de
9 metros cuadrados de áreas verdes por habitantes, que el alcalde menciona en
cada una de sus intervenciones. Existe (1)
un requisito mínimo establecido por la Organización Mundial de la Salud, al que
la prensa guayaquileña ha hecho referencia en varias ocasiones (2). Pero el alcalde puede demostrar su
ignorancia en la materia con total impunidad.
2) La supuesta opinión del INEC.- El alcalde miente con su vaga referencia a un
documento producido por el INEC en el que supuestamente Guayaquil cuenta con
8.67 ú 8.60 metros cuadrados de áreas verdes por habitante. Lo que el documento
del INEC en materia de áreas verdes dice es lo siguiente:
Fuente: Índice verde urbano, p. 10. |
El alcalde puede mentir con
total impunidad y variar en su discurso la cantidad de áreas verdes en función
de si contamos solo con lo que su administración ha construido (después de
recibir la ciudad de manos de su co-ideario y mentor León Febres-Cordero
con solo 0.50 metros cuadrados de áreas verdes por habitante) en cuyo caso supuestamente
son 8.60 ú 8.67 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, o si contamos
lo que su administración supuestamente ha intervenido (“tratado y reforestado”)
en humedales, manglares y áreas protegidas, en cuyo caso son supuestamente 22 ó
25 metros cuadrados de áreas verdes por habitante. Pero el informe que cita vagamente
del INEC y sobre el que ninguno de sus entrevistadores está en capacidad de pedirle
precisiones, no se diga refutárselo, revela la falsedad de su cita y de sus
afirmaciones sobre el crecimiento de la ciudad en materia de áreas verdes (3).
3) ¿Áreas verdes? ¿Dónde?.- Esta imagen satelital de Guayaquil me releva de
mayor comentario:
Fuente: MapasEcuador. |
Se puede contrastar el
verde a la izquierda con la inmensa mancha gris que es Guayaquil. Si la ciudad
ha multiplicado por 17 sus áreas verdes, ¿dónde están esas áreas verdes? Si la
ciudad tenía 2.352 parques a septiembre del 2004, como lo manifestó el director
de Ambiente de la Alcaldía de Guayaquil (4),
¿por qué nadie está en capacidad de exigirle al director del departamento de
Ambiente de la Alcaldía que dé una lista de cuántos parques se han
incrementado de esos 2.352, con su correspondiente ubicación? ¿Por qué nadie en
Guayaquil está en capacidad de cuestionarle al alcalde sus cifras falsas,
atribuidas a un informe que dice todo lo contrario de lo que él dice?
*
En conclusión: ¿Por qué
entonces puede el alcalde decir que Guayaquil tiene una cifra irreal de entre
8.67 y 25 metros cuadrados de áreas verdes por habitante?
La respuesta simple es
porque puede. Puede demostrar su ignorancia (‘metas del milenio’) o puede mentir sin empacho (‘informe de la
INEC’) o puede inventar cifras que no se corresponden con lo que se observa y
se vive. Guayaquil es una ciudad que tiene unos 3 ó 4 grados de temperatura
adicionales por las malas políticas de la Alcaldía en materia de áreas verdes
(al decir de una profesora de urbanismo de la Universidad Católica de Santiago de
Guayaquil) que provocan el ‘efecto de isla de calor’ y que podría causar que
Guayaquil tenga una media de temperatura de 36 grados el año 2021 (5). Obra de Nebot.
El alcalde puede porque el
periodismo guayaquileño que lo entrevista es incapaz de cuestionarlo. Incapaz
de refutarlo en sus errores, de pillarlo en sus mentiras, de exigirle las
cuentas que debería a un Alcalde cuyas políticas públicas en materia de áreas
verdes caminan en dirección opuesta a lo que su discurso dice. Pero al que
nadie (llegados a este punto, ni el periodismo ni la sociedad civil) es capaz
de cuestionarlo en esta evidente contradicción.
(1) Aunque
existen ciertas dudas al respecto, v. Horacio
Terraza, 'Las ciudades latinoamericanas poseen suficiente espacio verde público? ¿Qué es suficiente, existe un mínimo?', Banco Interamericano de
Desarrollo, 28 de junio de 2012.
(2) A
manera de ejemplo, ‘Ecuador, sin el mínimo de espacios verdes requeridos por laOMS’, Diario El universo, 18 de mayo
de 2012; Mario Avilés Sánchez, ‘Guayaquil expande sus pulmones’, Diario Expreso, 13 de octubre de 2013.
(3) Índice verde urbano, Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. El arquitecto
urbanista Eduardo McIntosh calculó esta afirmación del alcalde en metros
cuadrados y lo representó en una imagen irreal: “un cuadrado de cuatro punto
tres kilómetros por lado”, v. Eduardo McIntosh, 'Guayaquil: Drinking the Kool Aid', 13 de enero de 2014. La crítica de McIntosh, en este potente artículo, es
que la Alcaldía de Guayaquil hace “trucos de contabilidad” porque “esta
administración municipal no contaba reservas naturales cuando tomó a cargo la
ciudad. Doce años después, muy convenientemente, sí las cuenta”.
(4) ‘Déficit de áreas verdes en la ciudad, según Pesantes’, Diario El universo, 8 de septiembre de 2004.
(5) ‘La cara verde del urbanismo guayaquileño’,
Diario Expreso, 10 de noviembre de 2013; sobre el ‘efecto de isla de
calor’, v. Eduardo McIntosh, 'Guayaquil: Drinking the Kool Aid', 13 de enero de
2014.