28 de marzo de 2017

El mundo del revés: la Alcaldía de Guayaquil y Hábitat III


El procedimiento para desmentir esta afirmación hecha por el alcalde Jaime Nebot en la red social Twitter es leer el documento que se aprobó en la Conferencia Hábitat III (la “Declaración de Quito”) y contrastarlo con la realidad de una Guayaquil administrada casi 25 años por el PSC. Así, voy a contrastar los “objetivos” de Hábitat III, consagrados en el párrafo 13 de la “Declaración de Quito”, con las “prácticas” del Municipio socialcristiano de Jaime Nebot en la ciudad de Guayaquil:

Declaración de Quito, fragmentos del párrafo 13:

13. Pensamos en ciudades y asentamientos humanos que:

(a) “cumplan con su función social, incluyendo la función social y ecológica de la tierra…”. Práctica: El Municipio de Guayaquil fomenta un crecimiento de la ciudad en beneficio de los empresarios de la construcción, lo que atenta contra la “función social y ecológica” de la ciudad. Un informe de expertos encargado por el propio Municipio de Guayaquil reveló que el crecimiento de la ciudad “ha privilegiado la densidad en términos de áreas impermeables, con lotes pequeños para las viviendas, aceras y accesos estrechos, limitadas áreas verdes, y en general una clara tendencia hacia la impermeabilización del suelo urbano  –inclusive en las divisorias y laterales de calles y avenidas en fechas recientes. Este tipo de ocupación aumenta notablemente la temperatura en la ciudad, incrementa significativamente los picos y la velocidad del escurrimiento de las aguas pluviales. Esta situación se observa tanto en la parte central de la ciudad, como en la zona de expansión al norte. En ambos casos se aprecia la transferencia de impactos sobre el macro drenaje de la ciudad que pueden llegar a aumentar en seis (6) veces los costos de conducción cuando se compara con una estrategia que utiliza la laminación (amortiguación) de los picos de escorrentía mediante áreas verdes, pavimentos permeables, reservorios y otras medidas que ayuden la gestión del drenaje pluvial, el alcantarillado sanitario y la recolección y disposición de residuos sólidos” (pp. 24-5). Un desarrollo urbano como el del Guayaquil socialcristiano atenta contra la “función social y ecológica” de la ciudad. Y aunque resulte seis veces más costoso que una estrategia de crecimiento urbano más eficaz y respetuosa de la “función social y ecológica” de la ciudad, el beneficio a los empresarios de la construcción pesa más en la balanza municipal. 

(b) “sean participativas, promuevan el compromiso social…”. Práctica: El municipio ha cooptado la participación ciudadana: en la Asamblea de Participación, el alcalde y un concejal tienen el 51% de la representación y las organizaciones de la sociedad civil que pueden participar son aquellas que el Municipio de Guayaquil ha designado de manera expresa en Ordenanza; buena parte de ellas reciben dineros del Municipio de Guayaquil. Nebot, en su salsa autoritaria: “A mí no vengan teóricos de la participación ciudadana a enseñar sobre lo que eso significa”.

(c) “logran la equidad de género y empoderen a todas las mujeres y niñas…”. Práctica: La directora de turismo del Municipio de Guayaquil ha llamado a su antiguo –y también actual- jefe, Jaime Nebot, “machista”. En realidad, es una conclusión a la que cualquiera que haya escuchado a Nebot llega sin mayor dificultad: Nebot exuda Vieja Guardia.

(d) “estén a la altura de los desafíos y oportunidades del crecimiento económico sostenido…”. Práctica: El economista guayaquileño Walter Spurrier, en nada sospechoso de afinidad al oficialismo, ha explicado que la economía de Guayaquil se ha rezagado frente a la economía de Quito, ciudad que se ha convertido, durante la administración del alcalde Jaime Nebot, en “capital económica indiscutible” en reemplazo de Guayaquil.

(e) “cumplan sus funciones territoriales más allá de sus demarcaciones administrativas…”. Práctica: En Guayaquil es todo lo contrario. Su Municipio ha decidido –mejor dicho, el Alcalde Nebot, de manera inconsulta y unilateral- negar la prestación de servicios al oeste de la Sergio Toral, en sectores marginales de Guayaquil: “Yo he tomado la decisión de que aquí no vamos a legalizar un terreno ni vamos a poner una volqueta de cascajo ni un metro cuadrado de asfalto ni un metro de tubería de alcantarillado de agua potable más allá de la Sergio Toral” –Sesión del 7 de octubre de 2010, p. 12. Esta trampa contable (de excluir y no atender a sectores marginales) le ha servido al Municipio de Guayaquil para mentir sobre las cifras de los beneficiarios del servicio de alcantarillado, lo que fue evidenciado por el periódico inglés The Guardian en el artículo “Ecuadorians tired of waiting for a clean up of Guayaquil’s filthy waters”.

(f) “promuevan una planeación e inversión sensibles a la edad y al género de las personas para una movilidad urbana sostenible…” Práctica: Guayaquil es una ciudad pensada para los vehículos, por lo que la idea de una “movilidad urbana sostenible” está ausente de su escasa planificación. El fracaso de la Metrovía (un servicio que el año 2020 debería tener siete troncales y en el 2017 apenas tiene tres), las deficiencias de una escueta y mal planificada red de ciclovías y la ausencia de un sistema multimodal de transporte son evidencia de este fracaso.

(g) “adopten e implementen acciones para el manejo y la reducción de riesgos de desastre…”. Práctica: Guayaquil es una ciudad que es vulnerable a los riesgos de las inundaciones –por efecto del cambio climático- al punto de ser la cuarta ciudad en el mundo con mayor riesgo de pérdidas económicas por ello; asimismo, es una ciudad de extrema vulnerabilidad a los terremotos, de acuerdo con la información del proyecto RADIUS. En general, el Municipio de Guayaquil ha sido ineficaz en la gestión de los riesgos de la ciudad –la caída de ese paso a desnivel el 16 de abril fue una voz de alerta. 

(h) “protejan, conserven, restauren y promuevan sus ecosistemas, agua, habitantes naturales y su biodiversidad…”. Práctica: los esteros que atraviesan la ciudad y los ríos Guayas y Daule han agravado su contaminación en el curso de la administración socialcristiana. Esta contaminación proviene de empresas (como Balsasud S.A.) que no son debidamente controladas por el Municipio de Guayaquil. La dirección de ambiente del Municipio de Guayaquil es generalmente ineficaz para cumplir su rol de control ambiental.

El alcalde Jaime Nebot miente. Las “prácticas” de la ciudad de Guayaquil son totalmente contrarias a los “objetivos” que persigue Hábitat III. Todos los literales del párrafo 13 de la declaración de Hábitat III, del “a” al “h”, son incumplidos por el Municipio de Guayaquil.


Enhorabuena que Nebot no ha podido dañar al Ecuador de la manera en que ha retrasado el desarrollo de Guayaquil. Porque una cosa es hacerlo mejor que el extinto PRE (que es apenas hacerlo mejor que no robar de una forma descarada) y otra muy distinta hacerlo en aplicación de los estándares internacionales que procuran una ciudad verde, inclusiva y sustentable.

Es decir, todo aquello que Guayaquil no es.

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