Diario Expreso entrevistó
al alcalde de Guayaquil por las fiestas de julio. En un momento de esta
entrevista, el alcalde Jaime Nebot afirmó: “Yo viví en el barrio Centenario y
me fui”. Esta afirmación lo condujo a una reflexión sobre el Barrio del
Centenario:
“¿Pero el
barrio está vacío o ahora vive otra gente? ¿O la única gente que importa es la
que es como uno? La movilidad humana es el ‘leitmotiv’ de la gente. Cuando
usted le dice a alguien pelucón, no se ofende. Pero pregúntele si quiere ser
pobre: nadie quiere. Todos quieren ser ricos” (1).
Los otros días conversé
con “don Carlos”, un antiguo residente del Barrio del Centenario (por más de 44
años) y quien se lamentaba de que “Jaime se haya ido del barrio”, porque ahora había
quedado oscuro e inseguro. “Don Carlos” aseguraba que “Jaime” no es el único
que ha abandonado este barrio; esa es la tónica general. La mayoría de los que él
recuerda que vivían allí se han mudado (por lo general) a Samborondón, a las afueras
de Guayaquil. El propio “Don Carlos”, a sus 82 años, está pensando en mudarse
cerca de sus nietos. Esto es, mudarse también a Samborondón.
*
La explicación de porqué
se abandona el Barrio del Centenario la ofrece (inadvertidamente) el mismo
alcalde Nebot. En la entrevista, el periodista Andersson Boscán le pregunta si
esa “movilidad” se ha dado de manera organizada. La respuesta de Nebot es como
sigue:
“Se da
como la gente quiere. Veo arquitectos que dicen que hay que controlar el
desarrollo acelerado. ¿Cómo? Hay que acelerar el desarrollo, eso hay que hacer”
(2).
En esta frase del alcalde
Nebot está cifrada su idea de desarrollo urbano, compuesta de una mentira y de
un error.
1) La mentira: El desarrollo “se da como la gente quiere”. La Alcaldía de Nebot es
una institución que ha cooptado la participación de los ciudadanos en la
gestión pública (3). En la práctica,
el desarrollo urbano de Guayaquil no se da como su “gente” quiere. Se da como
la Alcaldía lo quiere, en función de intereses concretos de grupos
inmobiliarios y de la construcción (4).
2) El error: “Hay que acelerar el desarrollo”. El problema es el tipo de
desarrollo urbano sin control que se pretende acelerar. El modelo de desarrollo
impulsado durante la Alcaldía de Nebot ha sido desastroso. Y nos va a dejar la
cagada (5).
*
A Nebot probablemente ya
no le importe lo que suceda con el Barrio del Centenario. Él cree que el barrio
está bien y que ha habido “movilidad” para que haya ingresado al mismo gente
que ya no es “como uno”. Pero quienes vivimos en el Barrio del Centenario
sabemos que Nebot miente: el barrio se ha depauperado y en las noches se ha
convertido en un lugar oscuro e inseguro, sin vida.
En un barrio con tanto
potencial, esto es realmente imperdonable. El Barrio del Centenario podría
potenciarse para ser como Barranco en Lima o Palermo en Buenos Aires… pero esa visión
es una que nuestro Alcalde no tiene. Él piensa que todo está bien en el Barrio
del Centenario y se marcha a vivir en una isla en los extramuros de la ciudad que
administra. Dejó la cagada hecha y se fue.
Que es precisamente lo que
hará con la ciudad, el año 2019.
(1)
Andersson Boscán, 'Jaime Nebot: ‘El desarrollo no se controla, se acelera'', Diario
Expreso, 23 de julio de 2017.
(2)
Ibíd.
(3) ‘Guayaquil, una ciudad sin ciudadanos’. En esta idea de la “gente como uno” se esconde
la idea de desarrollo urbano del alcalde Nebot. La gente “como uno” se
enclaustra en sus ciudadelas cerradas, mientras los barrios languidecen, v. ‘Guayaquil se desprende de la tradición de los barrios’.
(4)
Algún día, cuando la “intelligentsia”
guayaquileña se ponga a pensar de una manera crítica sobre la ciudad en que
vive, toda esta trama de un cuarto de siglo de desarrollo urbano en el marco del
“capitalismo de amigos” será ampliamente demostrada.
(5) ‘El “stand” de Guayaquil’ y ‘Guayaquil a la deriva’.
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