Un cambio se registra en
la protesta por el ecocidio en
Guayaquil: un cambio de tono. Cuando en tiempos del alcalde Febres-Cordero,
Guido Chiriboga protestó por el ecocidio
guayaco (“Réquiem por nuestros árboles”, títuló su columna) lo hizo de
una manera mucho más comedida que la del artículo de Andrea Fiallos “¡El ceibo eres tú!” que publicó hoy diario El Universo.
Guido goin' soft |
En el artículo de Andrea Fiallos, el
reclamo no pide permiso: ella escribe como quien ejerce un derecho.
El derecho a expresar lo que está mal en su ciudad y pedir que la
administración pública lo cambie. Si hubiera habido muchos como Fiallos
exigiendo a la administración de Jaime Nebot desde su inicio (el año 2000, allá
por los tiempos aún del Sucre) por las
tantas cosas que esta Alcaldía hace tan mal, Nebot no pasaba del 2004.
Pero hay pocos como ella, aún hoy.
Sin embargo, Andrea Fiallos
comete el mismo error que cometió antes Guido Chiriboga: asumir que estos son
errores de subalternos. Cuando, en realidad, esto está mal desde la cabeza.
Y el resultado de
Chiriboga y de Fiallos fue una misma inutilidad. A la lejana petición de
Chiriboga, Febres-Cordero no le dio ni cinco de bola. Y la petición de hoy de
Andrea Fiallos, nació póstuma. Todavía no se la publicaba en diario El
Universo, que el Municipio de Nebot ya destruyó el Ceibo que Fiallos buscaba proteger.
Puede cambiar el tono,
pero hay cosas que no cambian. El ecocidio
socialcristiano en Guayaquil no cambia: tiene cuarto de siglo con estas
prácticas.
Al final del día, los del
Municipio socialcristiano son como decía Borges de los peronistas: no son ni
buenos ni malos, son incorregibles. Ya es hora de mudarlos.
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