Hace casi 20 años, Guido
Chiriboga Parra (1935-2015), hermano del entonces vice-alcalde en la
administración de León Febres-Cordero, publicó una Carta a la Dirección en las
páginas de diario El Universo:
'Réquiem por nuestros árboles', Diario El Universo, 5 de diciembre de 1997 |
Esta carta sirve para ejemplificar
el discurso crítico en Guayaquil, en tiempos del PSC:
1)
El primer párrafo se cura en salud: “Cuando uno critica o sugiere no quiere
decir que se está atacando”.
2) El
segundo párrafo describe los efectos de aquello que está profundamente mal
(“nos encargamos de liquidar [los árboles] de la manera más cruel”), de lo que
el Alcalde Febres-Cordero nunca es el culpable (“lo están informando mal o lo
están engañando”).
3)
El tercer párrafo ataca a la raíz del problema (por “darle prioridad al cemento
por medio de los pasos a desnivel que se están construyendo hasta en sitios que
no son necesarios, algunos con muchas fallas”) pero culpa a un subalterno
innominado.
4)
El cuarto párrafo ataja la furia del Alcalde Febres-Cordero: “Alcalde, no tome
a mal este artículo”.
5)
El quinto párrafo le pide al Alcalde que ordene “a ese Herodes que tiene dentro
de esa Comisión, que no siga quitándole la vida a tantos árboles que ningún
daño hacen”.
Dos ideas se desprenden de
este "réquiem por nuestros árboles" de Guido Chiriboga Parra:
A) El tono general: ayer como hoy, cuando el
ciudadano guayaquileño se dirige a su alcaldía, actúa más como si pidiera concesiones
o dádivas que como si exigiera un derecho. La ciudadanía de Guayaquil es muy
débil (entonces y ahora, tras 17 años de administración de Jaime Nebot).
B) La consecuencia obvia: el artículo de
Chiriboga fue completamente inútil. La ciudad gris continuó su crecimiento
implacable. El artículo tenía un buen diagnóstico (el problema es el modelo de
desarrollo que privilegia el cemento über alles) pero una pésima solución (la remoción de un “Herodes”).
Así, el artículo de Guido
Chiriboga estaba destinado al fracaso, porque luchaba a favor de un imposible:
cambiar un modelo de desarrollo que produce millones y millones de dólares para
repartirlos en el negocio de la construcción, por la preservación de la
naturaleza.
Y eso no iba a cambiar
entonces, ni va a cambiar ahora. El modelo de desarrollo (motejado de “exitoso”)
es la mentira constitutiva del PSC.
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