31 de enero de 2019

El guayaquileño que se ha comido todos los amagues


Hay este mito nacional del guayaquileño “sabido”, persona despierta, que jamás se come un amague y siempre resuelve a su favor. Este “guayaco sabido” es el “vivo” en la tipología de Mauricio García Villegas.

Pero en cuanto hace a la administración pública de su ciudad, los “guayacos”, más que “sabidos”, la han hecho de tontos. Les han vendido humo por más de cuarto de siglo y han pagado gustosos y al contado.

En rigor, un “guayaco” no puede reputarse “sabido” si se ha comido todos los amagues que le ha tirado el poder político local.

Porque el PSC ha tirado muchos amagues desde el poder y muchos guayacos se los han comido completitos. El Alcalde dice que las áreas verdes existen en Guayaquil usando cifras falsas, pero nadie se inmuta. Dice que las troncales de la Metrovía que faltan son “chiquititas” cuando son la evidencia del fracaso de un proyecto que no cumplió con la mitad de su promesa (3 de 7 troncales), pero ello no se critica. Dice que Guayaquil avanza al desarrollo sostenible cuando no puede siquiera evitar que las grandes empresas sigan con su sempiterna contaminación de los esteros y del Daule, pero nadie se escandaliza (tampoco escandaliza que a los pobres sí les caiga todo el rigor de la Ley: a ellos, tolete). Dice que Guayaquil es una ciudad inteligente porque tiene Internet “sin cable” (?) y nadie se lo toma a guasa. Dice que Guayaquil se pone al nivel de Barcelona o Las Vegas por unas fuentes de agua a las que nadie visita pero no hay risas generalizadas por la desproporción (el que conoce BCN o Las Vegas sí se ríe a mandíbula batiente). Ha dicho que Guayaquil tiene un gran número de turistas, cuando es una ciudad que tiene un centro muerto y un cerrito de tonos pasteles: tal vez engañe a algunos locales, pero a los extranjeros no los compras con cuentitas de colores.

Es tan provinciano nuestro Alcalde, que la gran obra de su último período fue una rueda moscovita (¡!). Es 2019: el chiste se cuenta solo.

Pero estos amagues citados se los comen muchos guayaquileños que aplauden, o que se dicen satisfechos, con la gestión del PSC. Esos tipos no pueden considerarse “sabidos”, pues quien se come todos los amagues que le tiran las autoridades que administran los dineros públicos de su ciudad (su dinero también, a fin de cuentas) no podrá nunca serlo. Podrá ser feliz en su ignorancia, pero en rigor no es más que un tonto útil del poder, que se cree un “sabido”.

Es decir, que termina por ser su opuesto: un gil.

3 comentarios:

  1. Penosamente la realidad del Guayaquileño al menos de un gran porcentaje de sus ciudadanos.

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  2. Muy buen artículo. Y ni hablar de la aerovía. Pero bueno, ¿Qué podemos pedir a una ciudad sin otro plan que la especulación y el "desarrollo inmobiliario de los proyectos de mis panas"?

    Habría de buscar el porqué siendo una ciudad que crece desmedidamente en lo horizontal no tiene ni en planes un sistema masivo de transporte público (trenes suburbanos, metro)?

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