Cuando el alcalde inauguró
las primeras fuentes de agua en Guayaquil, el 31 de octubre de 2011, soltó la
opinión de que la “monumental fuente de agua” pondría a Guayaquil “a nivel de
ciudades como Barcelona y Las Vegas” así como vaticinó que la fuente sería “el
futuro ícono turístico a nivel nacional e internacional que convocará
diariamente a muchísimas personas para disfrutar de estos juegos”. El turismo, agregó
el alcalde, “traerá, sin duda, más inversión, empleo y bienestar” (1).
El alcalde discursea en la quinta inauguración de una fuente de agua. Como si la fórmula utilizada fuera exitosa. Fuente: ecuadorcolores.com |
Este discurso evidencia
cómo el alcalde vende humo. El que la ciudad se vaya a poner al nivel de
monstruos del turismo como Las Vegas y Barcelona por la inauguración de unas
fuentes de agua es abusar de la ignorancia de su electorado, lo que únicamente resulta
posible por la complicidad de una prensa incapaz de decir esta boca es mía en
cuanto refiera a la Alcaldía de Guayaquil, porque su rol en la ciudad es el de
fungir de mascotas amaestradas del poder local.
Porque no sólo que la
comparación con Las Vegas y Barcelona resulta absurda sino que el número de turistas
que se ha podido atraer con esta obra ha sido mínimo. Pasada una novelera efervescencia
inicial (típicamente guayaca, por otro lado) casi ya nadie se acerca a observar
los chorros de agua que emanan de las fuentes. La indudable llegada de
“inversión, empleo y bienestar” que vaticinó el alcalde en octubre de 2011 ha
brillado por su ausencia. Que la obra haya sido ineficaz para alcanzar el fin para el que se la
creó (o sea, que sirva para evidenciar la ineficacia de la alcaldía) no es cosa que le
importe a la prensa ni a la sociedad guayaquileña, acostumbrada a vivir una
vida dócil ante el poder, sin memoria histórica (2).
Pero si desde la alcaldía de
Guayaquil hubiesen sido visionarios, habrían construido unas fuentes de
cerveza, como acaba de hacerlo la ciudad eslovena de Zalec (3).
Allí el turista sí llegará para
conocer y disfrutar de una iniciativa pionera a nivel mundial. Ahora, con total honestidad, ni
aún con esta preclara visión de las cosas Guayaquil alcanzaría el nivel de Las Vegas o
de Barcelona (una declaración que de tan exagerada, resulta cómica) pero sí que
sería una mejor alternativa. Mucho mejor, seguro, que aquella que dilapidó cerca
de 4.000.000 de dólares para una obra que hoy ya no la va a ver nadie. Y menos que
menos, los turistas extranjeros, cuyo vaticinado incremento por el alcalde de
Guayaquil (en un caso extremo de whisful
thinking) nos iba a situar supuestamente “al nivel de ciudades como
Barcelona y Las Vegas”.
Y no van, porque los turistas extranjeros suelen ser gente de criterio y es mucho más difícil venderles el humo
que los habitantes de la ciudad ya se han acostumbrado a consumir.
(1) ‘Luces, inauguración y alegría en la inauguración de fuente’, Diario El universo, 31 de
octubre de 2011.
(2) Otra
obra pública con la que la Alcaldía de Guayaquil vende humo es el monumento a
Guayas y Quil, v. ‘El monumento a Guayas y Quil’, Xavier Flores Aguirre, 11 de
diciembre de 2016. Sobre la pobre memoria histórica guayaquileña, véanse los
siguientes escritos: ‘Guayaquil, la aldeana’, Xavier Flores Aguirre, 26 de
diciembre de 2015; ‘Trainmelvin’, 21 de marzo de 2016. Un artículo de mi
autoría que antecede a éste es ‘Guayaquil, Las Vegas, Barcelona’, Xavier Flores Aguirre, 15 de abril de 2016.
(3)
‘Un pueblo de Eslovenia tendrá una fuente pública de cerveza’, Diario Clarín, 1
de abril de 2016.
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