Hace unos meses escribí un
artículo titulado “Crónica a partir de un cronista (Caso Espín)”.
Vaticiné que no iban a destituir a la asambleísta Sofía Espín, y fallé. Realmente
no pensé que CREO podía caer tan bajo.
CREO es un movimiento que no
se ha caracterizado por su brillo político. Para ser originario de Guayaquil no
ha hecho sino a vivir a la sombra del PSC en esta ciudad. Su líder, Guillermo
Lasso, ha fracasado dos veces en la carrera a la Presidencia. Su rol en la
política nacional es apenas distinto a redundante. Pero ya su actuación en la
reciente destitución de asambleístas (dos de la facción “correísta”, uno
de sus filas) ha sido un espectáculo lamentable.
La cosa es como sigue: una
legisladora de CREO, Ana Galarza (en adelante, “Cuchi-Cuchi”) se erige como
acusadora de otra asambleísta (Norma Vallejo) y busca su destitución. Otro
legislador de CREO, Fernando Flores, mociona que se eleve a mayoría absoluta de
91 votos la destitución de un asambleísta. La moción es aceptada por la
Asamblea Nacional.
CREO, con su dueño a la
cabeza, se indignan con su legislador y lo obligan a recular. En la
siguiente sesión, Flores mociona que se baje a mayoría simple de 70 votos la
destitución de un asambleísta. La moción es aceptada por la Asamblea Nacional*. Acto seguido, votan la destitución
de Norma Vallejo y la aprueban con 89 votos. Si Flores no reculaba su moción,
Norma Vallejo se mantenía en el cargo. Destituirla fue el momento triunfal de
Cuchi-Cuchi.
Al poco rato, todo se
pudrió. Cuchi-Cuchi pasó de inquisidora a ser denunciada por uno de sus
exasesores por razones similares a las que fueron la base de su acusación en
contra de Norma Vallejo. Los asambleístas de CREO, que andaban de pesquisas
anti-corrupción, de repente, cerraron filas para defender la supuesta corrupción
de uno de los suyos.
A todo esto, en los
debates parlamentarios, CREO presenta unas joyitas. El asambleísta Pedro
Curichimbi ha dado uno de los discursos más disparatados e imbéciles que
se han escuchado en el parlamento ecuatoriano. Y Héctor Yépez, exSUMA, hoy en
el movimiento del banquero, aboga por la castración química**.
Finalmente, la
investigación contra Cuchi-Cuchi terminó con su destitución de la Asamblea
Nacional con 91 votos, es decir, se obtuvo la mayoría absoluta, lo que no pasó en
el caso de Vallejo. Allí terminó su carrera política: Cuchi-Cuchi game over.
El saldo de esta comedia: la
inquisidora Cuchi-Cuchi destituida, CREO con un asambleísta menos y la Asamblea
Nacional jugando a los juegos del hambre, donde ya hay otros
asambleístas en carpeta para destituir (parece que el siguiente es otro de
CREO, un tal Washington Paredes). Y no será tan difícil hacerlo, porque 70 votos en el
mercadillo de la Asamblea Nacional no es una empresa tan difícil: es apenas una
resolución simple.
Pobre CREO, parece que
empieza a ser una víctima de su propio invento. Como a los del 10 de agosto,
todo les sale mal. Su actuación política es un sainete.
¿Cómo se
llama la obra?
“CREO que me dan risa”.
* El
otro nombre de la Asamblea Nacional es: “Mojón en la marea de intereses
coyunturales”.
**
¡Ya párenle con las sandeces, muchachos!
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