O, de “Espín al borde la
destitución” a “Espín al borde de no ser destituida”: La mirada de un cronista
sobre un proceso espurio.
En “Espín al borde dela destitución”, publicado el 5 de octubre de 2018, Roberto Aguilar empezó
su artículo con la frase: “Sofía Espín ya no sonríe”. En una parte, Aguilar
escribió:
“Como un brazo de mar salió Espín al
vestíbulo a rendir declaraciones […] vomitó su frustración y volvió a entrar”*.
El artículo de Aguilar recogió
la votación de 73 votos para la resolución que observó como “cuestionable” la
conducta de Espín. Aguilar concluyó: “Con 73 votos en su contra, el fantasma de
la destitución se cierne sobre la otrora sonriente asambleísta”.
A principios de octubre,
la destitución de Sofía Espín, a Aguilar, le parecía inminente.
Pasó un mes y un poco más:
el 9 de noviembre de 2018 Aguilar publicó un artículo que tituló “Caso Sofía Espín: María José Carrión salvó los muebles”, pero que bien pudo titular “Espín
al borde de no ser destituida”. Así lo empezó: “Noche de infarto en la Asamblea Nacional: la correísta Sofía Espín estuvo a un tris de
salvarse de la destitución”. Esto pasó porque desde ayer, por resolución del
Pleno de la Asamblea Nacional, rige la sensata disposición de que para destituir
a un Asambleísta se debe obtener una mayoría calificada de dos tercios de los asambleístas
(es decir, 91 de 137). Y porque los alegatos de Espín y sus co-idearios
surtieron efecto. Así cerró Aguilar este escrito de noviembre: “Cundía la
desesperación en la bancada de CREO. Entonces tomó la palabra María José Carrión, con una boya en la
mano. Bondadosamente, acogió la queja de Espín: ¿no tuvo derecho a la defensa? Pues téngala. […] A último momento,
la Asamblea Nacional ganó la
oportunidad de no quedar, otra vez, como el perro”.
A través de los ojos del “cronista”
de diario Expreso se puede observar cómo cambiaron las cosas: a principios de octubre
a Sofía Espín la perseguía el fantasma de la destitución, a principios del mes siguiente
era la Asamblea Nacional la que ganaba la oportunidad de no quedar “como el perro”
por no poder destituirla. Y la Asamblea Nacional compró tiempo con una “boya”
chapucera, a través de conceder a Espín la chance de tener un debido proceso (¡dándole
24 horas!) cuando tener un debido proceso era la obligación durante el proceso
que desembocó en la sesión del Pleno que se suspendió ayer para dar la chance
del debido proceso a Espín. Es decir: es una movida tan, pero tan torpe, que lo
que ofrece ahora es el reconocimiento tácito de lo que antes negó. Y para peor,
una infracción en sí misma, porque este nuevo procedimiento ni sirve para garantizar
el debido proceso, ni existe siquiera en la Ley que regula el proceso de
destitución. Esto ya tiene aires de vodevil. Y la Presidenta de la Asamblea
Nacional, la señora Cabezas, la actitud de una de sus primeras actrices, antes
que la de una funcionaria pública.
En lo que resulta muy fácil
diferir con el “cronista” de diario Expreso es en la atribución de la “agonía”.
Dice Roberto Aguilar: “una propuesta de última hora presentada por la
oficialista María José Carrión salvó
el proceso y prolongó la agonía de la acusada hasta la próxima semana”. En
realidad, la agonía que se ha prolongado es la del proceso que se inició en
contra de ella, el que terminará por ser fallido el próximo martes.
Pero sobre eso escribirá
Aguilar el próximo miércoles.
* La
composición “Como un brazo de mar
salió…” es delirante, hilarante, psico-activa.
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