31 de mayo de 2018

Las aventuras del Hombre Caca


El Hombre Caca, en 14 opiniones:

1) “Que la figura de Melvin Hoyos nos merezca a la mayoría de artistas y actores culturales de Guayaquil la consideración de ser una presencia sombría, y cada vez más obsoleta, radica principalmente en la falta de escucha, y de reconocer sus limitaciones en buena parte de las discusiones en torno a lo cultural” (Hidalgo-Anastasio).

2) “Melvin Hoyos, en sus últimas declaraciones, sostiene que se enorgullece de gestionar el Festival de Artes al Aire Libre (FAAL) con un bajo presupuesto. Sin embargo, la escena guayaquileña de inicios de este siglo apostaba por una industria cultural, un museo de arte contemporáneo hermanado con instituciones prestigiosas en el extranjero, que desarrolle una serie de talleres, mesas de intercambio y transacciones entre colegas latinoamericanos. Que un funcionario, en la actualidad, ponga como meta el mantenerse dentro del presupuesto asignado, me parece que no responde a los parámetros con los que se debería juzgar al arte. Mientras se dialogue de una manera eficiente con los artistas, las obras y el público, no importa el presupuesto que se necesite. Uno de los grandes problemas es la falta de dinero, pero para eso existe la autogestión” (Falconí).

3) “A mi criterio el FAAL, hace ya mucho tiempo, no es más que una feria cualquiera, donde no hay jurados respetables con criterios de selección. El evento como tal no alcanza mayor repercusión y mucho menos aporta a la escena artística local. Lo mismo ha pasado con el Salón de Julio, hace mucho tiempo que dejó de ser un interesante punto de inflexión en la escena local” (Navas).

4) “Medir una gestión basándonos en un pasado, que está muy lejano de lo que somos como ciudad, no creo que sea un mérito. Es verdad que existen ciertos logros relativos a la gestión de los presupuestos en ciertos eventos municipales, pero el resultado de éstos se queda aislado por la falta de conexión entre las diversas actividades que se realizan. Si realmente estos programas, en lo que llevan de tiempo ejecutándose, calaran en la ciudadanía, tuviéramos una extensa cantidad de públicos dispuestos a vivirlos. Pero, aún la relación ocio-cultura no es parte del ciudadano guayaquileño promedio. Por eso pienso que es necesario un relevo o un cambio de actitud. Es imposible que se siga llevando la gestión de la misma forma, y hacer oídos sordos frente a lo que se grita a viva voz” (Zanabria).  

5) “Durante el tiempo que ha fungido como director, el arquitecto ha querido tener el poder de decisión de algunos campos que no son de su experticia —¿cómo olvidar los varios testimonios de sus para-curadurías en los Salones de Julio?—. Pero, curiosamente, en ámbitos que deberían ser de su dominio (la arquitectura, la Historia) ha permanecido silente. Hoy hablamos de la piscina municipal, hace unos meses de la Casa del Cacao, pero también podríamos hablar de otros casos patrimoniales como el Hotel París. En este estanque estéril nos ha tocado vivir el patriarcado de alguien que ha querido imponer el modelo higienizador y regeneracionista de su par en la cultura. Los resultados son más que evidentes, una ciudad sin memoria llena de puras bodegas” (Castillo).

6) “El problema de la gestión del Museo Municipal es integral: refleja una deuda con la cultura, la educación y la sociedad. Para empezar a subsanar esa deuda es necesaria una voluntad, no la de una sola persona, porque el cambio que se requiere es profundo, sino una voluntad política, que es más complicada” (Fernández).

7) “Que los ángeles lesperinos dejen reposar tu alma en pena, Melvin” (Ortiz).

8) “Lo primero que me sucedió fue que para conseguir la clave del wifi tenía que solicitarla en una oficina, en donde, en lugar de proporcionarla, pidieron que encienda una computadora para que alguien me la escriba. Luego, tuve que pasar por varios espacios antes de encontrar un sitio con las mínimas condiciones para trabajar. Habían bancas viejas en las esquinas, y un calor terrible. Finalmente, conseguí un lugar para investigar por un par de semanas. Al final, me acostumbré a ir a esa oficina, encender mi laptop, dejar que me escriban la contraseña y, luego, ir a la hemeroteca. ¿Cómo debería funcionar el espacio de la Biblioteca Municipal? ¿A dónde van los estudiantes a realizar sus investigaciones? Si este lugar ni siquiera tiene internet, ¿cómo podría convertirse en un sitio accesible y funcional para las personas en el centro de Guayaquil?” (Chérrez).

9) “La gestión de Melvin Hoyos se encuentra en un stand by desde hace diez años, aproximadamente. Los modelos de gestión, que funcionaron en algún momento de la historia, hoy están gastados. Digo diez años, pero pudieran ser veinte” (Patiño).

10) “En general, yo creo que la administración municipal tiene una deuda gigante con la ciudad, hablando de arte y de cultura, porque se ha destruido el patrimonio arquitectónico de la urbe: se ha venido abajo, en un altísimo porcentaje, la identidad que tenía Guayaquil, como ciudad, dada por su arquitectura. Esa es una deuda, no del museo, sino del Municipio, y de la Dirección de Cultura también por extensión, porque ha estado impávida ante esa destrucción. Esto se vuelve más grave si el que dirige esta institución es un historiador; su profesión tendría que hacerlo más consciente de esta situación” (Velarde).

11) “De tal forma que Guayaquil tiene un museo municipal que no es de arte, pero que colecciona arte, y no sabe qué hacer con él. Y si pensamos en arte contemporáneo, es evidente que no tiene ni las instalaciones ni el personal adecuado” (Alvarado).

12) “Como señala Eleanor Heartney, los museos ya han abandonado el modelo caduco de funcionar como bibliotecas, iglesias, archivos o expositor de objetos culturales. Los museos de Guayaquil no han podido acompañar a las prácticas artísticas contemporáneas de la ciudad y siguen funcionando con lógicas anquilosadas y posturas endogámicas” (Brito).

13) “Y la museografía sigue siendo la misma: objetos apiñados y ordenados cronológicamente, sin cuestionamientos ni sobresaltos; es decir, la sucesión de imágenes predecibles, como un gran álbum familiar donde todos sonreímos y somos felices por siempre” (Hidalgo).

14) “De modo que la función que tiene que cumplir y cumple muy bien Melvin Hoyos como director de cultura del municipio es simplemente la de tapón, neutralizador, muro de contención de la energía cultural de la ciudad” (Campaña)

La cereza de este pastel de oprobios: “No tengo dudas de que Melvin Hoyos tiene unas excelentes intenciones desde su locus vital e ideológico, pero son muy limitadas y no se deja asesorar” (Hidalgo-Anastasio). Qué sutil manera de decir: “Melvin Hoyos es un idiota y un necio, pero con buenas intenciones desde su locus” (seguramente, vesre por culo).

*

Artistas, críticos, gestores, docentes, historiadores: TODOS contestes en que la gestión de Melvin Hoyos a cargo de la Dirección de Cultura de Guayaquil está en deuda con la ciudad.

Si Guayaquil fuera un cómic de una fantástica “Liga de la Injusticia”*, donde unos facinerosos utilizan los recursos públicos para la satisfacción de intereses particulares, el hombre que hace caca por doquier, el “Hombre Caca”, cumpliría un rol necesario para que eso suceda: obstruir cualquier actividad útil a la cultura de su ciudad. 

Este sería el hondo drama del “Hombre Caca”: el ser un bobo alegre que vive en total delusión y piensa que es útil a la cultura de su ciudad, pero que todo lo que toca lo vuelve es mierda. Ese es su único “poder”, tal como ha sido retratado por las 14 opiniones arriba transcritas. Pero es un poder que este Hombre Caca ha ejercido por décadas (hasta el punto de que él ha llegado a considerarse imprescindible) puesto que así es conveniente a gente mucho más poderosa que él, de quienes el Hombre Caca es apenas una de sus marionetas.

Y Guayaquil, que se joda.

*No, Guayaquil no es un cómic. Pero sí un sainete.

30 de mayo de 2018

Diego Oquendo (Naipe Centralista)


Mi primer recuerdo de Diego Oquendo es una caricatura de Pancho Jaime, nuestro Charlie Hebdo, vista en una de sus revistas guardadas en el velador del cuarto de mi papá. Habrá sido a fines de los ochenta. En la caricatura, el señor Oquendo estaba sonriente y en bolas, saltando a una piscina llena de vergas erectas, recogidas las piernas y el culito en U.

Y éste es su Naipe Centralista:

29 de mayo de 2018

Paradojas


El Consejo de Participación Ciudadana y Control Constitucional es el experimento institucional de Montecristi, su sonada contribución a la ingeniería constitucional. Fue también, durante años, objeto de duras críticas por la oposición al gobierno de Rafael Correa (2007-2017).

Hoy, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Constitucional es el órgano más importante en el gobierno del sucesor de Correa, Lenin Moreno. Manda más que el mismo Moreno (o que su señora). Su Presidente, quien se siente que encarna la voluntad popular y que eso le concede una virtual omnipotencia frente a los otros órganos del Estado ecuatoriano, diga lo que diga la Constitución que frente a la votación del 4 de febrero es apenas papel mojado, se llama Julio César Trujillo y tiene 87 años. Una hermosa edad para declararse el Notario Cabrera de la Política.

En definitiva, el caso de este consejo es doblemente paradójico: primero, resulta paradójico que sea el experimento institucional de Montecristi el encargado de eliminar los vestigios del experimento político de Rafael Correa. Segundo, resulta paradójico que la oposición a Rafael Correa, que tanto criticó a este órgano del Estado durante el gobierno de Correa, sea ahora una entusiasta defensora de su actuación durante el gobierno de Moreno.

Nunca hubo principios. Es la mera conveniencia lo que se discute, en uno más de los re-acomodos de fuerzas que registra nuestra historia política.

28 de mayo de 2018

El Notario Cabrera de la Política


A mí no me queda ninguna duda: el Notario Cabrera sabía que iba a morir. Sabía bien lo que estaba haciéndose: preparó para sí mismo, un septuagenario hipertenso en Quito, un cóctel de cocaína y sexo intenso, hasta que su contento corazón se rindió a sus excesos. Llevó las cosas hasta las últimas consecuencias: ¡Qué chucha! Próximo a la muerte, se la jugó entero por el goce.

Lo entiendo: Julio César Trujillo es el Notario Cabrera de la Política. Tiene 87 años, sabe que pronto la va a quedar y que lo peor que le podría pasar es el arresto domiciliario. Sabe que en este país marca “Carabina de Ambrosio”, le acaba de jugar el número: este adulto mayor es, hoy por hoy, la persona más poderosa del país. Pronto morirá, pero este es su momento para mandar.

Es asombroso que un coro de opositores que no hace mucho criticaban la concentración de poder en la figura de un Presidente (con el ropaje de "principio de separación de poderes") hayan consentido en permitir esa concentración en un Consejo que preside el abogado Julio César Trujillo. Si fuera por principios, no cabría esa consolidación de poderes (capacidad de destitución de autoridades a piacere, casi) en un cuerpo colegiado. Pero es que no, no era por principios. Es así: Correa les caía mal, era indigno de concentrar el poder; Trujillo me cae bien, que consolide el poder nomás. Buenito es.

En todo caso, mi punto en este escrito como en este video que Kolectivoz ha empezado a circular por la Web, es señalar la debilidad institucional de este país (con que facilidad conseguimos que el poder se ejerza en camarilla y a discreción) y la contradicción de muchos opinadores en la opinión pública, que al "principio de separación de poderes" lo han usado a conveniencia.

 
Mi punto, ni en este video ni en este escrito, ha sido burlarme de Julio César Trujillo. En lo personal, me parece un buen tipo. Pero no por ello creo que él deba acumular el poder de la forma en que se le ha permitido hacerlo. Y, además, aquel que haya interpretado que mi intención ha sido ofender a Trujillo está a contramano de lo que yo realmente pienso. 

Carpe díem: Trujillo sabe que esta es una oportunidad increíble, que puede salir a dar una entrevista y transmitir la idea de que él encarna la voluntad popular, impunemente. No tiene nada que perder, puede darse el lujo de la irresponsabilidad, y aguaitar.

Si cambia o no las cosas, eso ya es otro tema (en mi opinión, es un nuevo esfuerzo inútil, uno de los tantos). Pero esto es una oportunidad única para Trujillo, el equivalente político a un jolgorio de cocaína y sexo intenso al filo de la muerte.

Lo que digo: Gózala, Gallo Hervido.

Vestidas y alborotadas


Sí, no es lo mismo que una victoria, pero mandar a callar a los emelecistas en su casa cuando iban a festejar un triunfo en el último minuto con fuegos artificales es una exquisitez. Ayer Barcelona, Culebra Castillo mediante, se vistió de aguafiestas en “Londres y General Gómez”. Y silenció a ese exultante ambiente de Coquetería Extrema que se vivía entonces en el Capwell.

Y que no digan que no tiene peso: siete fechas después, ya se verá cuánto pesa este punto que rescató Barcelona y estos dos que se le escaparon a Emelec.

27 de mayo de 2018

¿Fue Matilde Hidalgo la primera mujer que votó en el Ecuador?


La pregunta es una hipótesis a investigar cuyo resultado no variaría un ápice el mérito de Matilde Hidalgo de Procel (1889-1974).

La duda surge porque en el sistema de voto censitario hubo el caso de viudas propietarias que votaron, no por ser mujeres, sino por ser ricas propietarias. En un sistema electoral censitario, el sexo de una persona podía ser irrelevante para votar; lo importante, en última instancia, era contar con una fortuna suficiente. Este sistema imperó para el ejercicio del derecho al voto hasta la séptima Constitución, adoptada durante la primera presidencia de Gabriel García Moreno (1821-1875) en 1861 (1). Bajo este sistema, en un matrimonio, mientras el marido vivía, él era quien votaba. Pero cuando el marido palmaba, su esposa podía tomar la posta en el ejercicio del derecho al voto por esa familia.

En Estados Unidos de América se conoce de casos de viudas votantes (2). Algo similar pudo suceder en el Ecuador, pero no tengo noticia de un estudio que informe de un caso concreto.

En rigor, la probable aparición de un estudio así no empece lo hecho por la machaleña Matilde Hidalgo de Procel. Cuando una viuda votaba en los Estados Unidos de América, en la Colombia o en el Ecuador del período de voto censitario, no había nada de reivindicatorio en el voto de esas viudas. Eran las cosas como las mandaba la tradición, nada más que con la singularidad de participar en el proceso una viuda.

De igual forma, una probable viuda ecuatoriana votante en 1839 no disminuye en nada la gesta de Hidalgo de Procel en 1924.

Esto, porque Hidalgo de Procel fue a votar por una causa subversiva. No votó como las viudas, por acatar el peso de una tradición: votó para librarse de ella.

(1) Para el derecho a ser elegido, esta restricción imperó hasta la Constitución de 1884.
(2) “En general, las mujeres estaban excluidas del voto (aun cuando, ocasionalmente, había habido mujeres propietarias –viudas, en su gran mayoría- que habían podido acudir a las urnas)”, en: Foner, Eric, ‘La historia de la libertad en EE.UU.’, Ediciones Península, Barcelona, 2010, p. 66.

26 de mayo de 2018

"Oh, fuck it!"


Si alguien me pide que defina al país en tres palabras, ahí las tiene:

“Oh, fuck it!” (1)
Esta expresión se la interpreta de tres maneras:

Primera: La percepción del ecuatoriano a día de hoy. Es una sensación de saber que se escogió a alguien que fue menos que su promesa, pero no estar suficientemente indignado para hacer algo al respecto.

Segunda: Las intenciones de la derecha. En este caso, es un fucking comando. Funciona como anglicismo por “sifonear los recursos del Estado para satisfacer los intereses privados”.

Tercera: La actitud del presidente Moreno. Es mi impresión que hace tiempo que no le interesa la presidencia, que no le gusta ejercerla. Y ya, para sostenerse en ella, le da igual el entreguismo sin condiciones, porque no sabría hacerlo mejor de todas maneras.

El resultado inevitable de este “Oh, fuck it!” es: “we are fucked”.

(1) El “Oh, fuck it!par excellence.

25 de mayo de 2018

Odio y mierda


Hagamos un ejercicio: aceptemos, por un instante, la hipótesis de que Roberto Aguilar es un odiador. Luego, leamos su artículo ‘País de mierda’ en el que los ecuatorianos quedamos retratados como unos habitantes de eso (con Correa con mucho de culpa, como es usual).

La lectura del artículo provocará dos cosas en el lector: 1) Confirmará la hipótesis sobre Aguilar; 2) Lo motivará a pensar si los ecuatorianos somos todos así (“acomplejados”, “arribistas”, “sanguijuelas”, “manga de analfabetos”, etc., todos calificativos cosecha de Aguilar). Todos los ecuatorianos, del Oriente a la Región Insular, del Carchi al Macará. Naturalmente, cualquier persona debería descartar esa idea por desproporcionada y absurda. Es una falacia de generalización apresurada.

Creo que, en rigor, este artículo de Aguilar debe motivar una reflexión sobre cómo se construye una opinión. Hay dos opciones con este texto. La primera: es la sumatoria de todas las malas experiencias que pudo acopiar Aguilar sobre xenofobia a las venezolanas en el Ecuador (en un escandaloso cherry picking que contradice reglas básicas de la buena argumentación) lo que le permite llegar a la conclusión de que somos un “país de mierda”. Sin contextualizar, sin cifras ni estudios, sin historias de fondo salvo sketches a conveniencia.

La segunda: Roberto Aguilar decidió a priori que somos un “país de mierda”. Acto seguido, procedió a hacer un escandaloso cherry picking para demostrar su idea. Sin contextualizar, sin cifras ni estudios, sin historias de fondo salvo sketches a conveniencia.

En ningún caso hay otra cosa que falacias.

24 de mayo de 2018

Los goles de Bazurko


Teñido su recuerdo de leyenda, uno pensaría que el cura vasco Juan Manuel Bazurko anotó un número mayor a dos goles. Pero en los ocho partidos que disputó con la camiseta oro y grana, Bazurko anotó dos: uno, el célebre gol en el partido contra Estudiantes de la Plata que “tuvo la virtud de consolidar la idolatría de Barcelona” (1). El otro, el segundo gol en un Clásico del Astillero histórico: aquel en el que Barcelona eliminó a Emelec para clasificar a la siguiente ronda de la Copa Libertadores de 1971.

Barcelona y Emelec ocuparon los dos primeros puestos de su grupo en la primera ronda de la Copa Libertadores de 1971 (su duodécima edición), por encima de los colombianos Deportivo Cali y Junior. En esa época, un único equipo pasaba a la siguiente ronda. Los clubes del Astillero terminaron empatados en puntos y en gol diferencia (6 + 2) y el reglamento indicaba que tales situaciones debían dirimirse en un partido de desempate. Ese partido se jugó el 31 de marzo de 1971, en el Modelo.

El ganador de ese partido pasaba a integrar el grupo 2 con Unión Española y Estudiantes de la Plata, tricampeón de la Copa Libertadores. Es decir, estuvo en manos de Emelec detener a Barcelona en su camino a La Hazaña de la Plata. Pero ese día Barcelona le pasó por encima a Emelec: le clavó tres, obras de Jet Álvarez, Bazurko y Washington Muñoz, y se fue a su cita con la historia. Ese 31 de marzo, además, el padre Bazurko anotó el primero de los dos goles que hizo con la camiseta de Barcelona. Entró al cambio por Coronel, y “a partir de ahí”, recordaba, “no volví a salir del campo” (2)

Nada mal el récord de 2 goles del padrecito: un gol es en un clásico histórico (3) y el otro, es el gol de la Hazaña de la Plata, que cimentó una pasión colectiva.

(1) Barraza, Jorge, ‘Alfredito, Alfredito’, s/e, 2017, p. 36.
(2) Ibíd., p. 39.
(3) Una eliminación directa entre Barcelona y Emelec en Copa Libertadores no volvió a suceder hasta el año 1990, en unos cuartos de final que se definieron en el Monumental, en los que Barcelona triunfó sobre Emelec con gol de Manuel Uquillas. En 1971 y 1990 han sido los únicos enfrentamientos directos en los que se ha jugado la clasificación a la siguiente ronda de los rivales de barrio en la Copa Libertadores y los dos han sido saldados con triunfos amarillos.

23 de mayo de 2018

El sol de Fernández-Salvador


El Escudo de Armas que el naciente Estado del Ecuador tuvo a partir de 1830 era casi una copia del Escudo de Armas que habíamos tenido como parte de la Gran Colombia. Dicho Escudo de Armas había sido adoptado durante el Congreso de Cúcuta de 1821, sin la participación del Ecuador, pues este territorio (mejor dicho, el territorio que era de la Audiencia de Quito) se unió a la Gran Colombia recién el año siguiente, tras la Batalla del Pichincha de mayo de 1822.



Uno de los principales añadidos del escudo del naciente Estado ecuatoriano es el sol. Su incorporación fue obra del Presidente de la Convención Constituyente celebrada en Riobamba en 1830, el abogado quiteño José Fernández-Salvador (1775-1853). Fue él quien en la sesión del 17 de septiembre, con el apoyo del representante por Guayaquil, el venezolano León de Febres-Cordero, sumó el sol al diseño de Cúcuta (1).

Dos días después, un órgano que se llamaba a sí mismo “Congreso Constituyente del Estado del Ecuador en la República de Colombia” dictó la siguiente “LEI”:

Art. 1º. Se usará en delante de las armas de Colombia, en campo azul celeste con el agregado de un Sol en la equinoccial sobre las fasces, i un lema que diga EL ECUADOR EN COLOMBIA.
Art. 2º. El gran sello del Estado, i sellos del despacho tendrán grabado este blasón (2).

Y con esta “Lei” empezó su andadura el sol, contribución de Fernández-Salvador. Es el único rasgo distintivo que se ha conservado en todos los varios escudos que ha tenido el Ecuador desde que se fundó como Estado independiente en 1830.

(1) Sosa, Rex, El escudo de armas del Ecuador y el proyecto nacional, Corporación Editora Nacional, Quito, 2014 [Universidad Andina Simón Bolívar, Serie Magíster, V. 161], p. 22. De este trabajo se toman las imágenes para esta entrada.
(2) Ibíd., p. 23.

22 de mayo de 2018

Vivos rojos


Tradicionalmente, Barcelona Sporting Club fue un equipo de casaca amarilla con “vivos rojos”. Originalmente, en 1925, año de su fundación, la camiseta del club fue fúnebre, de negro entero. Pero de inmediato cambió y adoptó una camiseta amarilla con rojo (“oro y grana”) con la que hizo historia por décadas. En los últimos años, sin embargo, el distintivo color rojo se ha ido perdiendo (1).

Tomemos el ejemplo de un día histórico para Barcelona: el 29 de abril de 1971, el día que “tuvo la virtud de consolidar la idolatría de Barcelona” (2), cuando el sacerdote vasco Juan Manuel Bazurko anotó el gol que le dio el triunfo por sobre el tricampeón vigente de la Copa Libertadores, Estudiantes de la Plata, invicto en su cancha hasta ese día, en una gesta que se recuerda como “La Hazaña de La Plata”. Ese día, el curita Bazurko vestía una casaca amarilla con vivos rojos. Y era tanta la identificación con estos colores, que la hinchada los enarboló apenas sellado el triunfo en La Plata,

“… de modo espontáneo, la gente, armada de banderas amarillo y rojo, empezaba un desfile en la principal arteria guayaquileña. […] En diez minutos, aproximadamente, miles de seguidores del Barcelona habían cortado el tránsito.
Aquel 29 de abril entró justamente en la historia por el triunfo y por lo que este generó, esa autoconvocatoria espontánea de un pueblo, cuando aún ni soñaba con teléfonos celulares ni redes sociales.” (3)

(1) Desde 1992, que fue la primera temporada (desde el lejano 1926) en la que el club no tenía una parte de su vestimenta de color rojo, en varias temporadas BSC ha prescindido de este color. En los últimos años (v. aquí), el color rojo ha sido reducido a una mínima expresión.
(2) Esa es la opinión de Ricardo Vasconcellos, en: Barraza, Jorge, ‘Alfredito, Alfredito’, s/e, 2017, p. 36. Este periodista sostiene allí mismo que: “Después de eso ya nadie discutió qué equipo era el ídolo de nuestro fútbol”.
(3) Ibíd., p. 34.

21 de mayo de 2018

Villacís y una duda


Carlos Villacís es el incompetente a cargo de la FEF, desde que metieron preso al anterior pillo. A este fulano le cupo el deshonor de que dos periodistas deportivos de opinión, de sendos diarios de Guayaquil y Quito, lo hayan aclamado como Rey… El Rey Midas del desastre, que aquello que toca (la selección con 12 puntos en las eliminatorias, el torneo femenino, la transmisión televisiva del fútbol) lo vuelve mierda.

Este es el artículo de Ricardo Vasconcellos, en el diario municipal de Guayaquil, El Universo.

Este es el artículo de Alejandro Rivadeneira, de diario El Comercio (diario mascota de Roditas, otro superdotado de la incompetencia).

La duda: es difícil discernir cuál de los dos artículos de opinión trapea más con este inepto.

20 de mayo de 2018

Tres alternativas para un relato de amor y de guerra


El relato es el siguiente:

“En una ciudad tropical, tres aventureros extranjeros y unos cuantos locales organizaron una revolución. Algunos principales del pueblo se resistieron a participar en ella, por lo que aquellos terminaron por invocar a la Patria para hacerla. Una vez que se la llevó a cabo, los beneficiarios de la revolución se aprovecharon de sus felices consecuencias, urdieron planes en complicidad con otros y traicionaron a los aventureros extranjeros, los que abandonaron el pueblo que habían contribuido a liberar para continuar su lucha en otros pagos. La historia involucra la captura de un militar ludópata mientras jugaba naipes, el romance del principal aventurero con una preciosa niña de trece años y un desenlace de sangre que no podía evitarse”.

Las alternativas son:

1) Un sketch de Monty Python.
2) Un guión de una película del grandissimo Bud Spencer.
3) La historia de la independencia de Guayaquil.

Es realmente y casi sin variante alguna, la historia de la independencia de Guayaquil*. Tres aventureros venezolanos (Febres-Cordero, Urdaneta y Letamendi) y unos cuantos locales (Antepara, Villamil, etc.) organizaron la “Fragua de Vulcano”. Tres principales del pueblo (Bejarano, por edad; Olmedo, por ser hombre de letras; Ximena, por haberse educado en España) se negaron a tomar parte de la revolución, por lo que el principal de los militares extranjeros, Febres-Cordero, instó a que se la haga “por la Patria”. Tras el éxito de la revolución de octubre, los militares venezolanos fueron víctimas de tramas urdidas para perjudicarlos que desembocaron en su enjuiciamiento por traición. Los tres venezolanos abandonaron la ciudad y partieron a Perú a engrosar las filas del ejército de San Martín.

En los detalles: el militar ludópata capturado mientras jugaba naipes (una partida de tresillo) fue el coronel Manuel Torres-Valdivia, arrestado por León de Febres-Cordero. Este mismo militar venezolano fue quien se lió con una mocita de trece años, Isabel Morlás, con la que terminó por casarse una vez instalado en Venezuela. El “desenlace de sangre” fue la muerte al español Joaquín Magallar por Luis Urdaneta, cuando los revolucionarios fueron a tomar los cuarteles.

* En la segunda alternativa, el rol de Febres-Cordero lo tendría Bud Spencer, y a punta de mamporros libertaría Guayaquil. Y, por supuesto, como Febres-Cordero, este grandote bueno tomaría a una linda lugareña consigo (lo que convierte, en rigor, a esta posible película en apenas una variante de “Banana Joe”).