27 de noviembre de 2018

Asamblea descabezada


Lo curioso y paradójico de una Asamblea Nacional descabezada es que la dirija una señora que ni siquiera es Cabeza (como el jugador del Independiente) sino en plural: Cabezas. En este caso, por muchas que haya, no hacen como ni una* para la institución que la señora de tal apellido preside, porque dicha Función del Estado, la Asamblea Nacional, por estos días anda que deambula entre los abusos y la ineficacia.

De los abusos, he publicado antes. Esto es sobre la ineficacia y la historia es así: los Zeus de la Política, los panitas del Consejo transitorio, le pidieron a la Asamblea Nacional que envíe una terna para integrar el Tribunal Contencioso Electoral. La Presidenta, acaso por mejor hacer o por no entender mismo, decidió que ella representaba a la Asamblea Nacional (lo que es cierto: Art. 12 LOFL) pero con el twist loco de que ella también representaba la voluntad de los 137 legisladores (lo cual no es cierto, ni en sus sueños más salvajes). Y decidió enviar una terna, sin contar con el Pleno del órgano que ella preside.

Incluso un órgano tan violador del Estado de Derecho (básicamente, se han bailado un cha-cha-chá de meses de duración por sobre la normativa vigente, tanto en procedimientos como en derechos) como el Consejo de Trujilloloco y sus boys, reprendió a la Presidenta de la Asamblea Nacional por su feo proceder y le devolvió su terna. Esto ya es mucho decir.

La Presidenta, entonces, metió retro, pero ya fue tarde pues el omnipotente Consejo había impuesto como plazo fatal el 26 de noviembre y no se lo cumplió (you don’t mess with Trujilloloco, lady!). Confiada en su procedimiento arbitrario, no alcanzó a organizar la alternativa que sí era legítima (y que debió hacer desde un principio, pues era la única legítima). Fracasó, y ahora la selección de los jueces del Tribunal Contencioso Electoral se la hará sin la participación de la Asamblea Nacional.

La razón es simple: está descabezada.

* Piquito dixit.

24 de noviembre de 2018

Schopenhauer sobre Alemania


“Hago constar aquí, para el caso de mi fallecimiento, que desprecio a la nación alemana debido a su exaltada estupidez y que me avergüenzo de pertenecer a ella”*.

Un cascarrabias.
Esto dijo Shopenhauer sobre Alemania: ¿Qué le deja a uno, cuando de juzgar a un país tan disfuncional como el Ecuador, se trata? ¿Quién puede estar orgulloso de que toda promesa de recuperación de la institucionalidad resulte, invariablemente, un fraude? ¿Quién no puede considerar como estúpido en grado sumo de exaltación que el Estado en el Ecuador sea más un estorbo que un aliado?

* Schopenhauer, Arthur, ‘El arte de insultar’ [Die Kunst zu beleidigen], Alianza editorial, Madrid, España, 2018 [Primera edición: 2005], p. 40. (Edición e introducción de Franco Volpi.)

20 de noviembre de 2018

Por la oreja


La adolescente judía se dio cuenta que estaba preñada, pero no quería admitir la verdad ante su comunidad. Con justa razón: esos bárbaros la matarían, si se enteraban que su embarazo no se hizo conforme a la Ley que unos nómadas inciviles se habían dado a sí mismos en sus andanzas por el desierto.

“Piensa en grande, María”, se decía a sí misma la judía, que se las traía: le atribuyó su embarazo a una cosa que se llama “El Espíritu Santo” (AKA “El Paráclito”). Tremenda, la tal María: en vez de admitir que Jonás (es un decir, puede ser otro u otros) le entró como a cajón que no cierra, por obvio temor a la muerte inminente, le atribuyó su preñez a un ente absolutamente incomprobable, manifiestamente inexistente. La japi no tuvo que ver con el embarazo de María, ni tampoco su conducto vaginal: a María le dieron por la oreja, esa es la doctrina oficial (don’t blame me, I’m just reporting).


Hay una evidencia que pudieron ser otros muchos: tres hombres llegaron el mismo día de su nacimiento con regalos para el retoño de María, aún en presencia del hombre más innecesario de la historia, José, alias El Cachudo Metafísico.

Esta historia tiene un giro muy loco: el cuento que echó María es creído y se fundó una religión en la que esta historia de El Paráclito y la oreja de la judía María tienen un lugar importante. Esa religión se impuso en el mundo y hoy uno de cada tres de sus habitantes la cree de alguna manera. Se llama Cristianismo y es uno de los agentes más nocivos que ha parido la historia, el otro nombre de la Infamia.

Y, cuesta creerlo, todo eso empezó con una man que echó el cuento que le dieron por la oreja.

* En latín, para los cultos de entre ustedes: “Per auream entrat Christus in Mariam”. Le dieron es un decir: “El Espíritu Santo” (wink, wink) fue el que le dio. 

18 de noviembre de 2018

Diego Cornejo (Naipe Centralista)



Desde la perspectiva del Naipe Centralista, esto es un elogio.

14 de noviembre de 2018

Hegel y el Ecuador y Colombia


Un día como hoy pero del año 1831 y en Berlín la quedó Hegel, el autor de la Fenomenología del Espíritu y de Principios de la Filosofía del Derecho y demás sarasa, quien pensaba Sudamérica en perspectivas siempre negativas, “todas ellas despectivas y [que] hablan de un continente, en pañales, impotente, que sólo atina a reproducir lo europeo y que, al parecer, no tiene redención posible”.

Acaso Hegel pudo conocer en su último año de vida la noticia de la creación de una nueva república sudamericana con el pintoresco nombre de “del Ecuador”, vinculando así un territorio de América a “La Línea” que visitó su compatriota Alexander von Humboldt a inicios del siglo, cuando es fama que se empomaba al héroe andino par excellence, Carlos Montúfar.

Pero sería una imprecisión histórica decir que Hegel pudo conocer a la “República del Ecuador”: en rigor, un anacronismo. La República del Ecuador, con este nombre, existe desde la Convención de Ambato en 1835; hasta ese año este territorio ostentó la timorata denominación “Estado del Ecuador en la República de Colombia”. De esto, a lo más, es de lo que pudo enterarse el filósofo alemán antes de petatearse en Berlín: que en algún lugar de la costa Pacífica de Sudamérica, a la República de Colombia uno de sus Distritos (el del Sur) se le convirtió en un Estado que buscaba administrarse de manera independiente. Invariablemente, si Hegel se enteró de esto, habrá pensado que esa era una escaramuza insignificante para La Historia, una más de estas irrelevancias sudamericanas a lo sumo pintorescas.

Y la historia es más o menos como sigue: Una vez muerto Simón Bolívar (casi un año antes que Hegel, en diciembre de 1830), a Colombia no le importó que el Distrito del Sur se maneje por cuenta propia siempre que el territorio al norte del Río Carchi se quede con ellos: “Ud. se va, pero me lo deja a Pasto quietito, ¿oyó?”. Y Ecuador resistió un tiempo a esta admonición colombiana, pero se armó la casa de putas y en 1832 hubo guerra con Colombia, en la que el general neogranadino José María Obando (el acusado como asesino de Sucre) venció al general venezolano Juan José Flores, que fue el primer presidente del Estado del Ecuador y a quien no le quedó de otra que reconocer la pérdida para este naciente Estado, desde entonces y para siempre, de los territorios de la Audiencia de Quito situados al norte del Río Carchi. Por la espada, Pasto y Popayán se quedaron en Colombia.  

Pero si se enteró de algo, no se habrá enterado el viejo Hegel de tanto detalle, ni menos de la guerra entre la República de Colombia y uno de sus Estados constitutivos (?) porque ya la había quedado para 1832 (la guerra empezó en febrero y concluyó en diciembre). Si algo supo Hegel, uno de sus comentarios pudo ser, o “Qué payasada” o “Qué van a saber estos famélicos del cerebro de república e igualdad, son todos unos muertos” (obvio, dichos en grave y ríspido alemán), o cualquier otro de los productos de sus honduras filosóficas y sus sesgos racistas. 

Con todo, la República del Ecuador únicamente ha crecido y se ha desarrollado para darle la razón a este alemán muerto antes de que nos llamemos República del Ecuador.

La Asamblea como kindergarten


En un acto de notorio racismo, Jorge Luis Borges dijo que los negros “eran como chicos”. No considero otra cosa que ser descriptivo si digo que en la Asamblea Nacional, muchos de nuestros legisladores, “son como chicos” (por mor de precisión debería decir: “tienen el IQ de un prepúber”). Sus conductas son pueriles: se emocionan con minucias y no comprenden, o son reacios a comprender, la naturaleza abusiva de sus actos, como sucede a menudo en cualquier kindergarten.

La Asamblea Nacional ain’t fucking kindergarten. Sin embargo, muchos que la componen se emocionan con minucias y celebran la destitución de Sofía Espín como un triunfo de la lucha contra la corrupción y la eficacia de esta Función del Estado, cuando en realidad fue un caso de abusos tras abusos de varios órganos y autoridades de la Asamblea Nacional (CAL, Comisión de Investigación, Pleno, el asambleísta Bernal y el Director Jurídico de la AN) y de groseras violaciones a un debido proceso para satisfacer una apetencia política del “anti-correísmo”. Una demostración de las prácticas más ruines de la política, a cargo de la Presidenta Cabezas: un salto “cuántico” al Congreso Nacional de los noventa.

Hay que reconocer que la operación de Cabezas y Cía. fue perfecta: rebajó el número de votos necesarios para la destitución, ejerció controles para que todos los asambleístas asistan (o manden a sus alternos) y los presionó con zanahorias y garrotes, política old school que le rindió frutos. Como niños, estos asambleístas se han emocionado con su éxito sin comprender, o siendo reacios a comprender, la naturaleza abusiva de sus actos, los que encontrarán sanción y reparación en órganos internacionales de derechos humanos.

Perdónenlos, son como chicos. Pero a diferencia de ellos, éstos sí son y serán responsables por sus actos.

Crueldad y grandeza de un puñado de sabidos


Al presidente Rafael Correa, dice Felipe Burbano de Lara en su último artículo en diario El Universo, le alcanza una regla de la política ecuatoriana. Burbano de Lara describe su aplicación con grandilocuencia: “Crueldad y grandeza de la regla informal de la política ecuatoriana”, cuya aplicación “resuena como un castigo político por haber [Rafael Correa] maltratado a los ciudadanos, haber abusado del poder, haber promovido tanto despilfarro y solapado la corrupción”. Burbano de Lara se inventó ayer martes en diario El Universo una regla para explicar la realidad de la política ecuatoriana y la aplicó a cuatros presidentes: tres antes de Correa y este man.

¿Cuál es el denominador común entre Bucaram, Mahuad, Gutiérrez y Correa? Burbano de Lara reconoce que Correa es “un caso distinto” a los otros tres presidentes, pero “no por eso la regla del castigo y la sanción dejó de aplicarse” a él. ¿En qué consiste esta supuesta “regla informal”? Burbano de Lara la define como una medida de juicio que tiene el pueblo ecuatoriano sobre la acción política de sus presidentes y que dice Burbano de Lara que “preserva viva, en medio de todas nuestras precariedades, la aspiración de un horizonte democrático para la vida social y política” (?). ¿Cómo se rompe esta supuesta regla? Según Burbano de Lara, cuando los presidentes rompen un impreciso “límite de tolerancia” o unos nebulosos “límites intuidos”, en esos casos los políticos “son duramente castigados por vías distintas a las convencionales”. Y, finalmente, ¿cuáles son las consecuencias de esta ruptura? En palabras de Burbano de Lara, “son destierros largos y agonías políticas indefectibles”.

En realidad, esto que dice Burbano de Lara es un plato de realismo mágico servido en salsa de política: ¿El pueblo ecuatoriano aplica una regla informal de manera consistente para juzgar a los presidentes que los gobiernan? Cuéntame una de vaqueros, Felipe. Más sencillo (más sensato) es buscar una explicación menos candorosa en los juegos de los actores políticos en este país de escasa, casi nula, institucionalidad. Esto es mucho menos cosa del pueblo ecuatoriano y esta regla de fantasía, que lo que es realmente: el juego inescrupuloso de un puñado de sabidos.

13 de noviembre de 2018

Benjamin y la mar


Cuenta Diedrich Diederichsen en Personas en loop*:

“Visité Port Bou, en la frontera española-francesa, y estuve en el lugar en donde se suicidó Walter Benjamin. Éste había alcanzado territorio seguro en España cuando la dueña del hotel en que dormía delató la presencia de un judío alemán a la guardia de frontera. Le informaron que lo enviarían de vuelta hacia la Francia ocupada en el primer tren de la mañana. Benjamin usó el tiempo que le quedaba para tomar una sobredosis de morfina. Otra coproducción hispano-germana”.

Y añadió que en este extremo de Cataluña “hay ahora una escultura minimalista bellísima de Dani Karavan, un pasadizo de hierro insertado en el peñasco donde se encuentra el cementerio”. Es éste:*



Diederichsen, Diedrich, ‘Personas en loop. Ensayos sobre cultura pop’, InterZona editora, Buenos Aires, 2011, pp. 67-68.

12 de noviembre de 2018

Lasso, el innecesario


Creo que el mejor momento de la vida política de Guillermo Lasso, su orgasmo,  fue el 21 de febrero de 2017 cuando las masas lo aclamaron en las afueras del CNE de Guayaquil. Incluso el alcalde Nebot fue a verlo en la tarima, a jugar un rol secundario en una película en la que Lasso era el héroe.

Luego las cosas amainaron, Nebot jugó a dos puntas, Moreno dizque triunfó en segunda vuelta cuando realmente lo hizo la derecha política y económica pero nunca Lasso, quien se mantiene aún como un periférico del poder político. Como el gobierno de Moreno ha girado a la derecha, Lasso está en la incómoda posición de resultar innecesario.

Y en estos días, en el partido de Lasso, CREO, hay un problema porque uno de los integrantes de su bloque, Fernando Flores, presentó una moción el jueves pasado para que las destituciones de los asambleístas tengan que hacerse con una mayoría calificada de dos terceras partes de la Asamblea (91 de 137) y su moción fue aprobada.

Guillermo Lasso ha reaccionado indignado con esta moción de Flores:

“Lo actuado por el Asambleísta Fernando Flores, quien pertenece a la Bancada de CREO, el pasado 8 de noviembre durante la sesión que trataba sobre la destitución de las Asambleístas tanto del correísmo como del morenismo, Sofía Espín y Norma Vallejo, es simplemente IMPRESENTABLE e incongruente con nuestros principios y valores que motivan una lucha política y cívica.
Su decisión INDIVIDUAL e inconsulta con el Bloque, de proponer una votación que blinde o complique una destitución de las Asambleístas denunciadas de manera firme y con suficientes elementos probatorios por nuestros legisladores de Bancada Esteban Bernal y Fabricio Villamar; así como el contenido de su discurso, NO corresponde a un accionar ético que encamine nuestra lucha por rescatar al Ecuador de la pobreza institucional, moral y económica que los Gobiernos de Alianza País nos han dejado”.

Y por ello, Lasso exhortó al bloque de CREO a…

“…que evalúe este comportamiento, y decida separar del bloque a Fernando Flores, como una SANCION ÉTICA INDISPENSABLE” (Fuente).

Después de esto, Lasso y CREO salen muy mal parados. Por cinco razones:

La primera, es que Guillermo Lasso da por descontado que la evaluación del bloque es una formalidad, por lo que salen mal parados los procedimientos democráticos de CREO. La segunda, porque es terrible que uno de los principios y valores que motivan su “lucha política y cívica” sea el de disminuir las garantías de estabilidad de un cargo de elección popular a través de obtener una cifra menor de votos para obtener una destitución. Es muy poco democrático que se quiera someter a un cabildeo menor del mundo político (el de las resoluciones del Legislativo) la suerte de una autoridad pública elegida por decenas o cientos de miles de personas y está en contradicción con lo que recomiendan los órganos internacionales de derechos humanos, que sostienen que las restricciones como la destitución de un cargo de elección popular son cosa seria: “una restricción arbitraria de los derechos políticos que impacte en el derecho de una persona a ser elegida popularmente y a completar su mandato, no afecta únicamente los derechos políticos de la  persona en cuestión, sino que implica una afectación en la  dimensión colectiva de dichos derechos y, en suma, tiene la virtualidad de incidir significativamente en el juego democrático”. (CIDH, Caso Petro c. Colombia, Párr. 117). Es decir, el asambleísta Flores es un defensor del fair play democrático.

La tercera razón, porque considera que lo hecho por esa tortuga llamada Bernal tiene “suficientes elementos probatorios” cuando lo que hizo fue una mamarrachada; la cuarta, porque ahora se entiende que es valiosa la disciplina de un bloque político cuando antes le mafeaban esa misma conducta a Alianza País, durante el gobierno del Presidente Correa; la quinta razón, porque una sanción de expulsión del bloque es desproporcionada al hecho de haber sido una voz disidente sobre un tema relativo a las garantías de estabilidad de los asambleístas, en los que Flores defiende, además, la postura que es congruente con los derechos políticos de acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos.

Guillermo Lasso se puso bravo: el saldo es la pérdida de un asambleísta de su movimiento.

Lo que hace Lasso, con declaraciones desafortunadas como éstas, es reafirmar su condición de innecesario, en la que se ha embarcado este 2018.

Ecuador, país en loop


En el 2013, ante la Corte Interamericana, el Estado ecuatoriano alegó que “se encuentra viviendo una era de transformación iniciada a partir de la Constitución de la República de 2008”, y que “existe un Consejo de Participación Ciudadana y Control Social encargado de la selección de los nuevos jueces y juezas de la Corte Constitucional”, que se encuentra “desarrollando los procesos efectivos para la designación de los nuevos jueces y juezas de la Corte Constitucional”*.

Unos pocos años después, el Ecuador, como es hacendoso de huevadas, optó por bajarse a la Corte Constitucional y está en proceso de elegir otra por un nuevo “proceso efectivo” (JOJO). Y espérense tantito que ya vuelve el Ecuador, como la burra al trigo, ante la Corte Interamericana para justificar torpemente sus malas decisiones de otro de sus momentos transformativos**, por el que volverán a condenarlo y será obligado a pagar sumas millonarias y dirá que está en pleno desarrollo de nuevos procesos efectivos para algo que luego no funcionará y que será fuente de futuros incumplimientos.

Y así, la historia patria.

* Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y Otros) c. Ecuador. Sentencia de 28 de agosto de 2013 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas). Serie C No 268, Párr. 268.
** Los “momentos transformativos” del Ecuador equivalen a una crisis con pastillas en un ser humano.

11 de noviembre de 2018

Molina resume


Un asambleísta alterno, Luis Molina, abogado constitucionalista, intervino en el Pleno de la Asamblea Nacional durante la Sesión No 551, donde alegó razones suficientes para estimar el proceso de destitución llevado contra la asambleísta Sofía Espín como obra de la “plastilina constitucional” y que, en el caso de Espín, lo que tiene que “primar es el debido proceso”.


Roberto Aguilar, “cronista” de la Asamblea Nacional para diario Expreso, reconoció la tarea de Molina y le atribuyó un rol de pivote de la argumentación jurídica:

“Todos giraban en torno a una figura novedosa en este Pleno: Luis Molina, joven abogado de Rafael Correa y asambleísta alterno de Mónica Alemán, quien le cedió su puesto para que armara la defensa. Los argumentos de Espín y los suyos: temas de procedimiento, especialmente la negación al derecho a la defensa de la que supuestamente fue víctima, y, cómo no, los vacíos de la maravillosa LOFL del correísmo”.

Lo de los vacíos de la Ley es palmario: por no tener, no tiene el mínimo de votos que debe obtenerse para la destitución de un asambleísta (por resolución del Pleno se necesitan las dos terceras partes: 91 de 137) ni un proceso adecuado a la gravedad de la decisión de destituir a una autoridad de elección popular. Es muy irresponsable que un procedimiento que la jurisprudencia internacional recomienda que se conduzca encaminado a proteger bienes valiosos, de manera cuidadosa y bajo “escrutinio riguroso”*, se lo esté llevando a cabo como si de una gymkhana** se tratara.

En todo caso, el mérito de Molina fue condensar en 10 minutos un acumulado de semanas de abusos y arbitrariedades en un proceso mal hecho.

* Comisión IDH. Informe No 130/17, Caso 13.044 (Gustavo Francisco Petro Urrego c. Colombia), 25 de octubre de 2017, Párr. 117.
** Cuando las barras interrumpieron a Molina y éste pidió acallarlas, Cabezas retrucó: “Qué bueno que sienta la incomodidad que se siente cuando se altera desde otras bancadas también con la misma…”, no terminó la idea por los abucheos (min. 8:26-8:38). Cabezas es la animadora una gymkhana, pero no de cualquiera: la suya es una gymkhana polémica.

9 de noviembre de 2018

Crónica a partir de un cronista (Caso Espín)


O, de “Espín al borde la destitución” a “Espín al borde de no ser destituida”: La mirada de un cronista sobre un proceso espurio.

En “Espín al borde dela destitución”, publicado el 5 de octubre de 2018, Roberto Aguilar empezó su artículo con la frase: “Sofía Espín ya no sonríe”. En una parte, Aguilar escribió:

Como un brazo de mar salió Espín al vestíbulo a rendir declaraciones […] vomitó su frustración y volvió a entrar”*.

El artículo de Aguilar recogió la votación de 73 votos para la resolución que observó como “cuestionable” la conducta de Espín. Aguilar concluyó: “Con 73 votos en su contra, el fantasma de la destitución se cierne sobre la otrora sonriente asambleísta”.

A principios de octubre, la destitución de Sofía Espín, a Aguilar, le parecía inminente.

Pasó un mes y un poco más: el 9 de noviembre de 2018 Aguilar publicó un artículo que tituló “Caso Sofía Espín: María José Carrión salvó los muebles”, pero que bien pudo titular “Espín al borde de no ser destituida”. Así lo empezó: “Noche de infarto en la Asamblea Nacional: la correísta Sofía Espín estuvo a un tris de salvarse de la destitución”. Esto pasó porque desde ayer, por resolución del Pleno de la Asamblea Nacional, rige la sensata disposición de que para destituir a un Asambleísta se debe obtener una mayoría calificada de dos tercios de los asambleístas (es decir, 91 de 137). Y porque los alegatos de Espín y sus co-idearios surtieron efecto. Así cerró Aguilar este escrito de noviembre: “Cundía la desesperación en la bancada de CREO. Entonces tomó la palabra María José Carrión, con una boya en la mano. Bondadosamente, acogió la queja de Espín: ¿no tuvo derecho a la defensa? Pues téngala. […] A último momento, la Asamblea Nacional ganó la oportunidad de no quedar, otra vez, como el perro”.

A través de los ojos del “cronista” de diario Expreso se puede observar cómo cambiaron las cosas: a principios de octubre a Sofía Espín la perseguía el fantasma de la destitución, a principios del mes siguiente era la Asamblea Nacional la que ganaba la oportunidad de no quedar “como el perro” por no poder destituirla. Y la Asamblea Nacional compró tiempo con una “boya” chapucera, a través de conceder a Espín la chance de tener un debido proceso (¡dándole 24 horas!) cuando tener un debido proceso era la obligación durante el proceso que desembocó en la sesión del Pleno que se suspendió ayer para dar la chance del debido proceso a Espín. Es decir: es una movida tan, pero tan torpe, que lo que ofrece ahora es el reconocimiento tácito de lo que antes negó. Y para peor, una infracción en sí misma, porque este nuevo procedimiento ni sirve para garantizar el debido proceso, ni existe siquiera en la Ley que regula el proceso de destitución. Esto ya tiene aires de vodevil. Y la Presidenta de la Asamblea Nacional, la señora Cabezas, la actitud de una de sus primeras actrices, antes que la de una funcionaria pública.

En lo que resulta muy fácil diferir con el “cronista” de diario Expreso es en la atribución de la “agonía”. Dice Roberto Aguilar: “una propuesta de última hora presentada por la oficialista María José Carrión salvó el proceso y prolongó la agonía de la acusada hasta la próxima semana”. En realidad, la agonía que se ha prolongado es la del proceso que se inició en contra de ella, el que terminará por ser fallido el próximo martes.

Pero sobre eso escribirá Aguilar el próximo miércoles.

* La composición “Como un brazo de mar salió…” es delirante, hilarante, psico-activa.

8 de noviembre de 2018

Lo bonito que se ve


En estos días ha surgido un escenario a favor del litigio del “derecho a la ciudad” en Guayaquil.

No todos conocen la norma constitucional que establece este nuevo derecho:

Constitución de la República
Título II “Derechos”
Capítulo II “Derechos del buen vivir”
Sección sexta
Art. 31.- […] El ejercicio del derecho a la ciudad se base en la gestión democrática de éste, en la función social y ambiental de la propiedad y de la ciudad, y en el ejercicio pleno de la ciudadanía.  

El caso de los cuatro árboles en la ciudadela Puerto Azul es ideal para litigar el “derecho a la ciudad”, lo que se haría (hasta donde tengo conocimiento) por vez primera en el país.

El caso se compone de tres actores: el propietario, la autoridad y los ciudadanos.

* Los 3 actores

1) El Propietario

El gerente de la constructora, un señor Solines, quiere que se haga lo que al dueño del terreno le plazca:

“El terreno donde va a desarrollarse el centro comercial Costa Pacífica es privado y en esos terrenos uno hace lo que cree y considera conveniente. No hay ninguna ley que me prohíba poner o sacar un árbol. Yo voy a poner 20 o 50 árboles más”.

B) La Autoridad

La autoridad pública todavía no recibe los documentos de la constructora de Solines. Pero la autoridad es la Alcaldía de Guayaquil, quien tiene un récord terrible en la protección de árboles. Hace poco se cargó sin drama a un ceibo gigante, por lo que es de suponer que este samán y sus tres “compinches arbóreos” le parecerán cosa de rutina.

En todo caso, es una autoridad muy proclive a pensar como el señor Solines que, como eso es de propiedad de alguien, que ese alguien tire o conserve el árbol es asunto enteramente suyo. Lo raro sería otra cosa.

C) Los ciudadanos.

Por de pronto, hay una comunidad movilizada en defensa de los cuatro árboles. En la ciudadela Puerto Azul se han recogido más de 300 firmas para detener la tala de los árboles y una fundación ha hecho un estudio sobre su condición (“Evaluación de árboles ubicados en área de construcción del centro comercial Costa Pacífica, urbanización Puerto Azul”). Incluso se dijo que la directiva de Puerto Azul iba a presentar “una acción de protección para evitar que la empresa constructora tale el árbol que está dentro del terreno”.

Todo esta información se extrajo de: ‘La construcción de un nuevo “mall” inquieta a Puerto Azul’, Diario Expreso, 30 de octubre de 2018.

El Gran Samán. Fuente.

* El juez y el derecho a la ciudad

La petición ante el Juez es sencilla. Hay que pedirle, vía acción de protección, que aplique la función social y ambiental del derecho a la propiedad, porque lo que se contiene en ese pedazo de propiedad privada (los 4 árboles) no es únicamente del dueño del terreno donde ellos están plantados: pertenecen, por la relación que durante daños han cultivado con los habitantes de la ciudadela, también a ellos. Y es por eso que los habitantes de la ciudadela se han auto-convocado para su conservación.

La petición ciudadana debería ser que el juez declare que, con la posible tala de los árboles en el terreno donde se construirá el centro comercial “Costa Pacífica”, se está amenazando la vulneración de su derecho a la ciudad, porque se perdería la función social y ambiental que esos árboles les han prestado por años, y con los cuales han generado un vínculo.

Por aplicación del derecho a la ciudad, el juez debería declarar la amenaza de vulneración de dicho derecho y ordenar que se la evite con la imposición de la obligación al Municipio de Guayaquil (porque este es arboricida y necesita ayuda) de condicionar la aprobación de la construcción del centro comercial “Costa Pacífica” a la conservación de los cuatro árboles. El mensaje a la constructora de Solines sería: o conservas los árboles en el terreno, o no hay permiso.

Además, lo bonito que se ve.