Desapariciones LFC
30 de diciembre de 2006
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Etiquetas: Diario El Universo, Ecuador, León Febres-Cordero, Los Fabulosos Cadillacs, Mariana Neira, Música, Política, Rubén Blades, Terrorismo de Estado
Denunciemos a Colombia
23 de diciembre de 2006
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Etiquetas: CADH, Colombia, Comisión IDH, Corte Internacional de Justicia, Diario El Universo, Litigio internacional, Política internacional, Principio de precaución
Muerto malo
16 de diciembre de 2006
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Etiquetas: Augusto Pinochet, Chile, Diario El Universo, Informe Rettig, Política, Terrorismo de Estado
Detención en fraude
9 de diciembre de 2006
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Etiquetas: Comisión IDH, Comité contra la Tortura, Derecho, Derecho a la integridad física, Detención en firme, Ecuador, Prisiones, Sistema de justicia, Tribunal Constitucional
Para vivir en democracia
2 de diciembre de 2006
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Etiquetas: Álvaro Noboa, Antonio Gramsci, Asamblea Constituyente, Congreso Nacional, Diario El Universo, Ecuador, Elecciones, Elecciones 2006, Política, Rafael Correa, Voto nulo
El legado de Spencer
11 de noviembre de 2006
En una página intitulada "Un Gentleman del Gol", Jorge Barraza calificó a Spencer con los términos precisos, como un self made man, un hombre hecho a sí mismo, que desde sus orígenes humildes se forjó una magnífica carrera que lo condujo a la gloria de ocho campeonatos uruguayos, tres copas libertadores y dos copas intercontinentales. Y sin embargo, vale decirlo, este país le pagó mal. Su hijo Walter Spencer afirmó tras su deceso que la Federación Ecuatoriana de Fútbol nunca cumplió con sus ofrecimientos. A él le creo. A Luis Chiriboga jamás le he creído ni las taquillas de los amistosos, y no será esta la excepción; como tampoco me merece crédito una Federación que no se preocupó nunca de invitar a Spencer a los mundiales de fútbol a los que clasificó nuestra Selección (dicen, a manera de excusa, que lo invitaron al Mundial del 2006 a última hora y vía correo electrónico. Mejor no se excusen y ahórrense ese bochorno). Nada de lo anterior, por supuesto, empaña de mínima manera la gloria de Spencer; este siempre estuvo a otra altura.
Una altura como aquella a la cual se elevaba para merecer el calificativo que lo acompañó siempre, Cabeza Mágica, y que en un libro conmemorativo de la copa de la cual Spencer es insuperable goleador, lo consagra en los siguientes cabales términos: “… de pronto, como impulsado por un mágico trampolín, salía como un filoso cuchillo de su vaina buscando la inmensidad del cielo, y, cuando estaba en lo más alto, cuando había superado en el salto a todos sus rivales, aplicaba el feroz zarpazo… El final era siempre el mismo. La pelota en el fondo de la red. Los defensas mirándose impotentes mientras él se iba a desparramar su alegría frente a la tribuna”. Ninguna frase define a una persona; ningún verbo roza siquiera ese milagro. Pero si a esta frase se le suma la consideración de Spencer como un gran señor, un cordial caballero y un excelente amigo, las pinceladas de su retrato se tornan casi perfectas.
Y merecidas las tiene, porque se las ganó. Spencer recordaba que los equipos de Ecuador “siempre jugaban bien, pero de repente se acordaban que eran ecuatorianos y ¡zas!, ahí se complicaba”. Tan cierto, y nótese que el término “ecuatorianos” lo podríamos cambiar por “mediocres” y se lee igual. Por eso me gustaba Alberto, porque cuando le preguntaron si a él le sucedía lo mismo, contestó: “A mí no. Nunca me achiqué. Uruguay era una potencia futbolística y, sin embargo, nunca me amilané y le di para adelante”. Spencer es uno de esos hombres que mueren para probarnos que la frase de Horacio (non omnis moriar, no moriré del todo) es cierta: porque vive en la memoria de quienes lo quisieron, de quienes lo admiramos, vive en la leyenda que desde el día de su muerte ingresa a pasos de gacela, como eran los suyos, en la historia del fútbol. Y vive, ojalá, en el ejemplo de humildad y de voluntad de vencer, que es la mejor definición de la grandeza, de su merecida grandeza, y también su legado.
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Etiquetas: Abdalá Bucaram, Alberto Spencer, Ecuador, Fútbol, Fútbol ecuatoriano, Horacio, Jorge Barraza, Lorena Bobbit, Luis Chiriboga, Mundial '06, Selección tricolor
Reflexiones de victoria
28 de octubre de 2006
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Etiquetas: Concurso Francisco Suárez S. J., Democracia, Derechos Humanos, Política, UCSG
Villa Grimaldi
21 de octubre de 2006
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Etiquetas: Augusto Pinochet, Chile, Corte IDH, Diario El Universo, Emil Cioran, Joaquín Sabina, León Febres-Cordero, Terrorismo de Estado, Villa Grimaldi
No todo está perdido
14 de octubre de 2006
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Etiquetas: Democracia, Diario El Universo, Elecciones, Elecciones 2006, Gilbert K. Chesterton, Hans Kelsen, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Participación ciudadana
Los usos de la libertad (sexual)
7 de octubre de 2006
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Etiquetas: Ana Bouting, Código de la Salud, Constitución, Constitución de Sangolquí, Diario El Universo, Legislación, Libertad sexual, Manuel Azaña, Pascual del Cioppo
No en nuestro nombre
30 de septiembre de 2006
(1) El 3 de octubre de 2006 la ciberpágina de apoyo a Tiko Tiko tomó nota del artículo: "Gracias Xavier Flores por tomarnos en cuenta, por hacer ver que esto es algo más que un simple grafitti o una propuesta sin sentido", en: "Ya estamos en la prensa", www.votatiktiko.blogspot.com.
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Etiquetas: Congreso Nacional, Diario El Universo, Elecciones, Michael Moore, Pigasus, Política, POTUS, Tico Tico, USA, Voto nulo
¿Más ciudad?
22 de julio de 2006
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Etiquetas: Alcaldía de Guayaquil, Diario El Universo, Guayaquil, Modelo empresarial de desarrollo, Parque Lineal, Regeneracion Urbana, Xavier Andrade
El remedio y la enfermedad
8 de julio de 2006
Hacia las 16h30 del 16 de febrero del 2006, el niño Rubén Darío Guerra recorría las calles cercanas a la Universidad del Pacífico con dos amigos. Esa mañana había salido de su casa en la cooperativa Andrés Quiñónez (Perimetral) para desempeñarse como chambero; con esa humilde tarea contribuía a la economía de su familia. En una travesura, Rubén toma una chompa que pertenecía a un guardia de una empresa de seguridad. Este, en compañía de otros dos, decide castigarlo. Mientras uno de sus cómplices lo golpea en la cabeza, otro lo sostiene por detrás. Las súplicas de Rubén no se escuchan. El guardia le descerraja, entonces, un único alevoso disparo en el pecho. El niño muere de contado.
Ambos casos tienen en común un dolor de sus familiares que excluye la definición: su única coincidencia. La enorme diferencia que surge entre ambos la prueban dos hechos que tienen íntima relación entre sí, a saber: 1) La diferencia del trato mediático. En el caso de Natalia hubo amplia cobertura: noticia de primera plana y páginas interiores, reportajes a los familiares, entrevistas a terceros, opiniones de editorialistas, decenas de cartas de ciudadanos, etcétera. En el caso de Rubén Darío hubo medios de prensa escrita que no cubrieron siquiera los hechos; aquellos que lo hicieron lo confinaron a la sección de crónica roja, con referencias tan espaciadas como escuetas. Durante los diez días que siguieron a su muerte solo una persona (en las Cartas al Director de este Diario) opinó. 2) La reacción de la sociedad. En el caso de Natalia se escuchan los criterios de autoridades públicas y privadas, se moviliza la sociedad civil (que organizó una marcha que ocupó 12 cuadras de la avenida 9 de Octubre), se discuten políticas públicas de seguridad, etcétera. En el caso de Rubén Darío, la sociedad hizo silencio. Solo silencio.
Esas diferencias, por supuesto, no son accidentales. Algunos grupos locales de poder en connivencia con ciertos medios de comunicación son quienes las propician, para consolidar su discurso de mayor represión a la delincuencia. Dos hechos (que analizó con lucidez César Ricaurte en su columna dominical de este Diario los días 4 y 11 de junio) lo confirman. El primero, el maltrato que se le dispensó al ex subsecretario de Seguridad, Lautaro Ojeda, porque su plan de seguridad no comulgaba con el discurso de las élites locales (‘El desconocido territorio del sesgo y la manipulación’, 4 de junio). El segundo, la sesgada cobertura mediática de la marcha que organizó la sociedad civil (‘Aquello que una cuasicadena nacional no vio’, 11 de junio; véase también el excelente trabajo ‘Peces fuera del agua’, de Xavier Andrade, en Vanguardia Nº 38).
Con estos antecedentes, confieso que la política de mayor represión que trata de consolidarse en Guayaquil me provoca serias dudas. Una que comparto la expresó una mujer en uno de los carteles de la marcha, que silenciaron: “Sr. Alcalde, ¿de qué sirvió poner seguridad privada, si cada día aumenta la delincuencia?”. A la cual agrego esta otra, de mi propia cosecha: ¿no será posible entonces –recordemos, aunque sea por una vez, a Rubén Darío– que sea el remedio peor que la enfermedad?
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Etiquetas: Alcaldía de Guayaquil, César Ricaurte, Guayaquil, Lautaro Ojeda, Natalia Fabara, Rubén Darío Guerra, Xavier Andrade