I. Seguridad
- “Mind if I do a J?”
La pregunta de Jamil era
retórica. Nadie le discute su capacidad para armar los porros: es la tecnología
alemana hecha manualidades. “Mi lado Witt”, decía a veces, “a J is for Jamil”, decía en otras. Esta
vez usó un blunt sabor babana split y extra-large, el muy goloso. Además, era retórica porque Hurtado no
entiende inglés.
- “Si tu habilidad para
introducir la marihuana en un receptáculo para su consumo hubiera sido
equivalente a tu capacidad para gobernar el país”, apuntó un Osvaldo Hurtado a
quien le estaba empezando a patear un happy
brownie que se había comido de postre al almuerzo, “este país sería
distinto”.
- “Pero si yo habría
salvado al país, no hubiera podido ser nunca de la DP, pues Osvaldito. Una cosa
es incompatible con la otra. Simplemente no fuimos ese partido.”
- “¿Qué dices, ve?”
- “Te digo que una tarde
de lluvia en Harvard, ni me preguntes cómo, terminé viendo The Big Lebowski. Y no sé cómo explicarlo, pero simplemente la
película caló en mí a un punto que… it
really tied the room together, ¿cachas? A partir de entonces, veo mi paso
por la DP de una manera distinta, no como datos, justificaciones o argumentos,
pero como una cuestión de sensibilidades. Es decir, siento (acentuó esta palabra) que si prometimos gobernar a favor de
la gente, le fallamos de manera horrible.”*
- … [Osvaldo estaba en un
unicornio. Brownie kicked in]
- “¡Osvaldo!”
- “¿Ah?” [Osvaldo se
descolgó gentilmente de su unicornio]
- “¿Cómo llegaste a la
marihuana?”
- “Una vez, por error, me
comí un happy brownie en una primera
comunión y dije: ‘se me quitó lo idiota, ¿qué pasó?’. Ahí supe: ‘Estuviste
drogado’, me dijeron, ‘y muy feliz’. Desde entonces tengo afición por los happy brownies. Porque, bueno, cumplen
lo que prometen. Dicen happy y te
ponen happy.”
- “Entonces nosotros como
partido fuimos menos que un happy brownie.”
- “Objetivamente hablando,
si la DP fue una droga, fuimos un Valium.”
Hurtado esperó haber sido
gracioso. Pero ni drogado le pasó.
- “En materia de drogas, Osvaldito”,
lo reconvino Mahuad, “más que un Valium, fuimos activos represores. Durante mi
gobierno estaba en vigor la represiva Ley 108, que metió a decenas de miles de
personas a la cárcel con graves violaciones a su derecho al debido proceso y un
abuso sistemático de la prisión preventiva.”
- “Lo recuerdo. Esa ley fue
adoptada durante el gobierno de Borja, en 1990. Desde ahí se dispararon todos
los abusos, judiciales y policiales.”
- “El problema real eran
los incentivos para cometer esos abusos. Con el paso del tiempo, se convirtió
en beneficioso para los cuerpos de seguridad y de justicia la captura de un
mayor número de personas por temas de drogas. El Estado llegó incluso a firmar
un convenio con los Estados Unidos para financiar a la Policía Nacional, a
condición de que se incremente el número de personas detenidas y la cantidad de
droga incautada. Así, el incentivo ya no era hacer justicia, era sumar presos. Esto,
lógicamente, terminó por provocar la perversión del sistema y el hacinamiento
en las cárceles, pero ninguna solución real, porque los que ganaron, ganan y
siempre ganarán en estos sistemas represivos son los que comercian las drogas
en el mercado negro, pues la prohibición eleva de una manera artificial los
precios. Este sistema termina por perjudicar a los débiles que no pueden
enfrentar este sistema represivo y por beneficiar a los poderosos en las
sombras, que pueden corromper el sistema a su favor. Todo este desastre, lleno
de violencia y de corrupción, auspiciado a nombre de la seguridad.”
- “Y esos abusos en nombre
de la seguridad hoy le cuestan al Estado millones de dólares en sentencias
condenatorias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.”.
- “A mí, Osvaldo, realmente
me produce más angustia la situación de los presos. Es escalofriante la
cantidad de gente que durante tu gobierno y el mío estuvieron en la cárcel por
años, por tener en sus manos menos de la mitad de la marihuana que yo me he
fumado esta tarde escuchando el Mediterráneo
de Serrat.”
- “Chucha. Piensa, Jamil:
¿Cómo una estrategia de comunicación puede cambiar las ideas de una sociedad
sobre la marihuana?”
- “¿Te lo digo en una
palabra?”
- “Dale.”
- “Pérate…”
Mahuad se aplicó unos
segundos a concluir el porro y hacerle unos retoques. El resultado, magnífico,
calificaba para artesanía cannábica.
- “Ahora sí”, dijo Mahuad,
sosteniendo el magnífico porro entre los dedos de su mano derecha. “Esa palabra
es: Seguridad.”
- “Pero si en nombre de…”
- “Por seguridad”, interrumpió
Mahuad a Hurtado, “se debe debatir un marco legal que favorezca un negocio, en
vez de estigmatizar a sus clientes, a partir de hacer notar que este negocio es
lucrativo, que aquí hay billete en serio. Esto no es ciencia ficción, Osvaldito,
hay modelos exitosos. En Colorado, el primer estado de los Estados Unidos en
legalizar el consumo recreativo de la marihuana, es decir, en darle seguridad
jurídica a su tráfico y a su consumo, la medida ha sido exitosa en términos
económicos y sociales. El resultado en cuatro años de experiencia de legalizar
la marihuana en Colorado es un mercado de 4.5 mil millones de dólares
que genera más de 200 millones anuales en impuestos y la creación de miles de
nuevos empleos. Además, en Colorado, el consumo de marihuana ha disminuido en
los adolescentes.”
- “Asombroso.”
- “Más asombroso aún: ¿Sabes
cuál fue la clave de la campaña para llegar a legalizar la marihuana en Colorado,
Oswaldo? Por increíble que te parezca, promocionar que la marihuana es una
sustancia más segura que el alcohol. Marijuana
is safer. ¿Puedes creerlo? Ganaron apelando a la seguridad. No apelaron a
la libertad de drogarse, apelaron a la seguridad. Y tenían razón, porque la
marihuana es mucho más segura: está demostrado que la marihuana es 114 veces menos peligrosa que el alcohol. Ahora tú y yo sabemos eso por experiencia,
que lo peor que nos puede pasar es una siesta demasiado larga. Pero el alcohol
sí que te pone muy bruto. ¿Te acuerdas de esa vez que tomamos 101 botellas de
Zhumir en una Convención de la DP en Pimampiro?”
- “Lo recuerdo. Se
rompieron como cuatro vajillas, hubo veintidós contusos y siete carros
estrellados contra el portal, incluido un Trooper
que luego terminó en la piscina. El pelado Rivera vomitó en cuatro maceteros y
un mesero. La delegación de Cotopaxi usó de orinal a un representante de El
Oro. La cosa se descontroló.”
- “Fue un desastre. Realmente
el consumo de alcohol sí es un problema social y de salud en todas partes, no
se diga en este país. Pero por otra parte, la legalización de la marihuana en
Colorado, ahora en California, que por sí misma es una economía más grande que
todo el Reino Unido, en nuestro sudamericano Uruguay, es evidencia de que esto
es una tendencia que crece y que es irreversible. Lo que se necesita es que cambiemos
de chip mental, con información y debate, para entender que la prohibición de
la marihuana es un costo muy alto a pagar por no obtener nada a cambio, como no
sea violencia, miedo e inseguridad, así como para entender que su legalización es
una gran oportunidad para construir una sociedad más segura y más productiva, menos
prejuiciada y más creativa. Y es la propia sociedad, los que defendemos el
libre mercado y los emprendedores, los que debemos exigir este cambio en el
enfoque de la seguridad y pasar de una seguridad represiva e ineficaz, a una
seguridad jurídica para el emprendimiento y el consumo, e incluso a una mayor
seguridad asociada al menor consumo de alcohol reemplazado por otra sustancia
recreativa, menos dañina. Mucho menos dañina.”
- “Puta, brillante.”
- “People forget the brain is the biggest erogenous zone.”
- “¿Qué?”
- “Jackie Treehorn.”
- “¡Ah!”
Obviamente, Hurtado no
tenía idea de quién era Jackie Treehorn.
- “¿Qué piensas, Osvaldito?
¿Crees que una estrategia así funcionaría?”.
- “Creo que apunta a un
objetivo idóneo para abrir una conversación en una sociedad conservadora como
la nuestra: la seguridad. Es en nombre de la seguridad que cometimos tantos
errores en el pasado, es por la seguridad por la que debemos enmendar las
políticas sobre la marihuana de cara al futuro. Por la seguridad de emprender,
de cuidar de uno, de consumir en libertad. Porque si seguimos insistiendo en
políticas represivas, costosas e inútiles, que únicamente han fracasado, ¿qué
chucha, somos masoquistas? Es un buen momento para pensar por fuera de la caja…
creo que tus argumentos me hubieran persuadido aunque yo no hubiera consumido
jamás marihuana. Porque… es de puro sentido común, ¿no? Pero claro, eso es
fácil decirlo ahora que estoy drogado… ¿Y?”
Este último “¿Y?” incluía
un gesto con la jeta que aludía a la pieza de artesanía cannábica que Mahuad
ostentaba en su mano derecha.
- “Es de banana split”, dijo orgulloso.
- “Solo una caladita, que más
temprano me comí un brownie.”
Osvaldo Hurtado aspiró como
si de menospreciar a Correa se tratara, y casi se rompe los pulmones.
- “Solo una caladita, qué
hijopu…”, y se desató un torrente de risas entre ambos. Mahuad había fumado la
tarde escuchando a Serrat y a Hurtado le pegó ahora sí el brownie como un zurdazo de Jimmy Izquierdo. Cualquiera que haya
estado en circunstancias como esas (a mí me pasó una vez en el Bolocentro),
sabe que uno simplemente no para de reírse hasta el dolor de panza, y que sigue.
Y así estaban, agarrándose
las barrigas, partidos de la risa, los dos presidentes que la DP le dio al
Ecuador.
*
P.S.-
Esta versión alternativa de la DP drogada me gusta 795.684 veces más que su
versión original. Que es, tristemente, la verdadera.
* Sobre
The Big Lebowski y el sentido zen de
la vida, v. ‘The Dude and the Zen Master’. Los enlaces asociados a las palabras
del expresidente Mahuad constantes en este escrito conducen a elementos para sostener
(a efectos de que este sea informado y razonable) un debate acerca de la
legalización del uso recreativo de una… planta.