Me refiero a esta carta pública de Guillermo
Lasso:
Aunque lo juzgo básico, en este país este
documento es extraordinario. Que un Presidente entienda que su voluntad de
hombre católico no puede interferir con sus capacidades como Presidente, por
una cuestión de independencia de poderes y de laicismo, eso es una auténtica
rareza entre nosotros, algo inédito en la historia republicana de este
maltratado país. Así, la independencia de poderes y el laicismo como unas
rarezas: de este arrabal del pensamiento occidental es que venimos. Porca miseria.
Ahora, a quien esta carta pública coloca en una
situación incómoda es al expresidente Correa, a quien siempre se lo recordará
por su rabieta en contra de su bloque de asambleístas, cuando amenazó con renunciar
a la Presidencia si se modificaban las leyes sobre el aborto. Un lamentable
episodio, propio de un caudillo enajenado.
Así, Correa tiene ahora dos opciones frente a
esta carta pública de Lasso: persistir en su conservadurismo y decir algo como ‘no me van a convencer, compañeritos’ (1).
O entender lo que Lasso ha entendido muy bien (2), hacer un mea culpa y reconocer que sus ideas
católicas, en un Estado laico, pertenecen al ámbito de su ático.
Mucho me temo que Correa, jalisco como es,
tomará el primer camino. Y así, su extraño tránsito será pasar de ser la
vanguardia del cambio el año 2006, a ser un tipo al que lo corre por la izquierda
UN BANQUERO DEL OPUS DEI. Porca miseria.
Mala tos te siento, Rafiquito.
(1) Correa,
en modo caudillo, piensa que no lo van a persuadir porque él es inconmovible en
sus creencias. Este es su error, porque no se trata de eso. (Además que es
inútil debatir con un creyente, porque él prescinde de la razón). Se trata de
comprender lo que entendió muy bien Giscard d’Estaign, casi 45 años atrás (v. ‘Los católicos, el aborto y un futuro apocalíptico’). Cuando Correa tenga su
momento Eureka y lo comprenda, empezará a entrar en modo estadista.
(2) El
documento es extraordinario (en el contexto de estos arrabales del pensamiento
occidental) y hay que felicitarlo, al tiempo de exigir a su firmante la
consecuente consistencia liberal en temas como la eutanasia, la parentalidad de
las parejas homosexuales (en consonancia con la sentencia de la Corte Interamericana
en el caso Atala Riffo y niñas) y la legalización de las drogas.