El primer domingo de la Eurocopa desperté tarde y vestido de ayer (casa ajena, mucho vino) y busqué, primera reacción de fanático, el partido Alemania-Polonia en la TV. Nada en el cable y me extrañé, y pasé a buscar en la TV local. Encontré, en efecto, al equipo alemán, pero en cancha de potrero y azaroso juego contra… ¡El Deportivo Quito! Pensé, de inmediato pensé en error visual, pensé en delírium tremens, pensé en conspiraciones absurdas, pensé en metafísico humor, pensé en televisivos hologramas, pensé en que todo a partir de entonces era posible y me asomé unos minutos al balcón que mira a un calmo estero a esperar a la primera vaca voladora, pero no, no, las imágenes en la televisión eran de una realidad pesada e irrefutable, certificada por la morocha presencia de Walter “Mamita” Calderón y de un equipo de uniforme blanco y rubias cabelleras, un equipo ontológicamente alemán (en efecto, era alemán: mucho después confirmé que era la selección juvenil olímpica de ese país). Convoqué gente, los remanentes de una larga noche de vino que descorchó sus primeras botellas a las 16h30 (una amiga y mi primo Juan Carlos) y nadie pudo descifrarlo, nadie pudo siquiera un asomo de explicación o entendimiento. Una pesadilla: uno busca un veraz partido de Eurocopa y se encuentra con el torpe sucedáneo de un potrero en Ibarra.
Siempre he pensado en escribir un cuento en el que un personaje, luego de una trabajosa noche de alcoholes y de putadas, derive a una habitación de motel y que después del ejercicio, entradas las luces de la mañana y el hastío, con voz pastosa y dispuesto a decir cualquier huevada que signifique el final, le pregunta a su ya lejana pareja: “Oe, ¿a qué horas es que juega el Quito?”
Lo dicho: una pesadilla.
Nota: Agrego un vídeo de un equipo alemán incluso más surreal (si cabe) todavía. Por cierto, y en franco desafío a la frase del goleador inglés Gary Lineker (“el fútbol es un juego sencillo: 22 hombres persiguen una pelota 90 minutos y al final siempre gana Alemania”) Alemania perdió también este partido 1-0. En el partido contra el Quito anotó Oswaldo Minda de tiro libre; en esta oportunidad, la definición (aunque en claro orsai) le cupo al filósofo Sokrates. A cargo de Monty Python. El guion, acá. Diviértanse.
Siempre he pensado en escribir un cuento en el que un personaje, luego de una trabajosa noche de alcoholes y de putadas, derive a una habitación de motel y que después del ejercicio, entradas las luces de la mañana y el hastío, con voz pastosa y dispuesto a decir cualquier huevada que signifique el final, le pregunta a su ya lejana pareja: “Oe, ¿a qué horas es que juega el Quito?”
Lo dicho: una pesadilla.
Nota: Agrego un vídeo de un equipo alemán incluso más surreal (si cabe) todavía. Por cierto, y en franco desafío a la frase del goleador inglés Gary Lineker (“el fútbol es un juego sencillo: 22 hombres persiguen una pelota 90 minutos y al final siempre gana Alemania”) Alemania perdió también este partido 1-0. En el partido contra el Quito anotó Oswaldo Minda de tiro libre; en esta oportunidad, la definición (aunque en claro orsai) le cupo al filósofo Sokrates. A cargo de Monty Python. El guion, acá. Diviértanse.
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