Hubo un observador
extranjero que escribió sus opiniones sobre el proceso de retorno a la
democracia en el Ecuador de finales de los setenta. Y no era uno cualquiera: era
uno muy informado, en razón del cargo que ocupó en nuestro país en aquella época.
Se trata del Embajador en Ecuador de los Estados Unidos de América entre 1976 y
1978, Richard Joseph Bloomfield. Como funcionario de la administración
de Jimmy Carter, él transmitió su opinión sobre las alternativas del retorno a
la democracia en el Ecuador en un cable fechado 10 de enero de 1978, difundido
por Wikileaks (1). La opinión de este diplomático resulta muy ilustrativa para
comprender al Ecuador de la época y su caótico devenir en el nuevo período
democrático que se echó a andar en 1979.
Al momento de escribir ese
cable, nuestro país se encontraba en un proceso de retorno a la democracia
impulsado por la dictadura militar; específicamente, a cinco escasos días de
acudir a las urnas por primera vez en casi 10 años (2). El 15 de enero de 1978, el Ecuador votó en un referéndum para
escoger entre la Constitución de 1945 reformada o una nueva Constitución para
regir el país (3).
El análisis del Embajador
Bloomfield reconoció la existencia dentro del proceso de retorno a la
democracia de cinco actores políticos clave: el líder populista Assad Bucaram, el
Consejo Supremo de Gobierno, los partidos políticos y los miembros de la élite
económica de Quito y de Guayaquil. De ellos, los dos actores clave (además de
antagónicos) eran el Consejo Supremo de Gobierno (compuesto por Alfredo Poveda,
Luis Leoro y Guillermo Durán) y el “patán de noble corazón”, Assad Bucaram (4). El Consejo, porque ellos habían
impuesto el escenario para el retorno a la democracia; Bucaram, porque era
aquel a quienes todos los demás actores políticos querían impedir su acceso a la
Presidencia.
Esta Tabla identifica a
los actores políticos de la época y sus respectivos intereses en relación con
la candidatura de Assad Bucaram y las alternativas de retorno a la democracia, como
fueron detallados por el diplomático estadounidense:
TABLA.
PREFERENCIAS DE LOS ACTORES POLÍTICOS EN EL PROCESO DE RETORNO A LA DEMOCRACIA
(ENERO DE 1978)
MILITARES
|
ÉLITE ECONÓMICA
DE QUITO
|
ÉLITE ECONÓMICA
DE GUAYAQUIL
|
PARTIDOS POLÍTICOS
|
|
Postura frente
a la candidatura a la Presidencia de Assad Bucaram
|
El “más formidable opositor” de la candidatura de Bucaram,
en razón de su orientación conservadora y por el temor de una venganza contra
ellos (pues ellos orquestaron el golpe de Estado de 1972 por la posibilidad
de que llegue al poder).
|
Temerosos, pero menos que la élite de Guayaquil.
|
Temerosos de la
posibilidad de Bucaram en la Presidencia, aunque no por ello (al menos
algunos de ellos) dejan de financiar la campaña del CFP.
|
El CFP de Bucaram era visto por los otros partidos
políticos como la fuerza política dominante, pero no tienen el miedo de los
otros actores políticos por su eventual llegada al poder. Son incapaces de
generar una coalición política para enfrentar y vencer a Bucaram.
|
Postura frente
a la democracia
|
Los militares del Consejo Supremo de Gobierno deseaban mantener
la dictadura para concretar el más ambicioso plan de defensa nacional de la
historia del país (así como enriquecerse en el proceso), pero sabían que su
tiempo había pasado. Hubo reportes de que Durán era uno de los impulsores del
voto nulo, pues deseaba convertirse en dictador único o en un triunvirato con
civiles.
|
Están “felices, por mucho” de que se mantenga la dictadura,
pues han establecido una “cómoda y rentable” relación con los militares. Algunos
industriales de Quito apoyan la opción del “voto nulo” y el “magnate quiteño”
Antonio Granda Centeno utiliza su periódico “El Tiempo” para la campaña por el
voto nulo.
|
Apoyan el retorno a la democracia, no tanto por
cuestión de principios, sino por la “marcada orientación serrana de los
militares”.
Febres-Cordero le inyecta billete a la campaña contra
el referéndum.
|
Los partidos políticos tenían posturas diversas, según
sus opciones de posible éxito electoral frente al CFP. Los partidos tradicionales
(liberal y conservador) querían comprar tiempo y su propuesta era un
Presidente provisional (a la espera de que sea uno de ellos). Los partidos con
menos posibilidades de éxito, proponen una Asamblea Constituyente. Algunos de
ellos apoyan el voto nulo.
|
Fuente
Así empezó el Ecuador de 1978: la inmensa mayoría de los actores políticos hicieron cargamontón en contra de la participación de Assad Bucaram como candidato a Presidente por razones que el Embajador Bloomfield identificó como racistas (por su origen libanés) y de clase (por su extracción popular). De acuerdo con Bloomfield, el número de demócratas en Ecuador que creían que se le debía permitir a Bucaram la participación en las elecciones presidenciales de 1978 y aceptar los resultados que de ello resulte, era apenas una “pequeña minoría”.
Es muy decidor que únicamente
una “pequeña minoría” de nuestra clase política merezca calificarse de
demócrata, pues lo que ello evidencia es que la mayoría de actores políticos
relevantes no tenía mayor apego por la idea de democracia, como no sea para
servirse de ella a fin de satisfacer sus propias apetencias, que eran casi
invariablemente, o electoreras, o corruptas.
Finalmente, en lo que hace
al desenlace de este historia, el Consejo Supremo de Gobierno terminó por impedir
la participación de Bucaram. El 20 de febrero de 1978 dictó una Ley de
Elecciones, en una de cuyas cláusulas puso (con evidente dedicatoria, por
la condición de hijo de libaneses de Bucaram) que ningún hijo de padres
extranjeros podría participar como candidato a la Presidencia de la República. Lo
que demuestra que cuando se trata de eliminar a un enemigo común, los políticos
ecuatorianos sí resultan eficaces (5).
Pero es cuando se trata de construir, que la desconfianza mutua ha lastrado los
esfuerzos (6).
Y así como el Ecuador
empezó en 1978, siguió en adelante: invariablemente, la corrupción ha
campeado y la desconfianza mutua ha tirado al traste la posibilidad de llegar a
acuerdos básicos.
Y lo que demostró este
cable del Embajador Bloomfield es que todo lo que está mal en el Ecuador
actual, estaba ya cifrado en el origen del proceso democrático, allá por 1978.
Desde entonces, este país no
ha hecho otra cosa que malograrse a gusto.
(1) Bloomfield,
Richard J., Ecuador’s return toconstitutional democracy: An alternative route?, Wikileaks, 10 de enero
de 1978. El Embajador Bloomfield terminó su misión en nuestro país apenas unos
días después, el 21 de enero. Enseguida se encaminó a su siguiente destino, en
Portugal.
(2) Las
últimas elecciones en el Ecuador habían sido las legislativas de 1970, pero los
diputados electos jamás llegaron a posesionarse por el autogolpe de Velasco
Ibarra. Las últimas elecciones que habían sido efectivas en posesionar a los
electos fueron las elecciones presidenciales de junio de 1968, en las que el
pueblo eligió por cuarta vez (la quinta y última en la que ejerció la
Presidencia de la República) a José María Velasco Ibarra.
(3) Con
un poco más de 2 millones de votantes inscritos y una participación del 86.73%
de la población, triunfó con 778.000 votos (43%) la nueva Constitución. La
Constitución de 1945 reformada tuvo 583.000 votos (32%) y los votos nulos
422.000 votos (23%).
(4) El
rol de Assad Bucaram en la política ecuatoriana tras el retorno a la democracia
fue breve, pues falleció el 5 de noviembre de 1981, apenas unos meses después
de su sobrino (por relación política) el presidente Jaime Roldós. Por sus
vínculos políticos, durante la campaña de Jaime Roldós a la Presidencia se
afirmaba que Roldós iría a la presidencia y que su tío Assad Bucaram iría al
poder, pero una vez que Roldós llegó a la Presidencia no fue así y se
enfrentaron como cabezas de dos Funciones del Estado, Roldós por el Ejecutivo y
Bucaram por el Legislativo. De esta manera, se inauguró la pugna de poderes
como marca distintiva de la democracia ecuatoriana, desde este entonces hasta
el año 2007. Esta pugna en particular duró poco: ambos actores principales,
Roldós y Bucaram, fallecieron en 1981. Esto abrió la posibilidad de consolidar
espacios de poder que quedaron en disputa tras el deceso de estos líderes, lo
que fue aprovechado por León Febres-Cordero y el PSC, que triunfaron en las
siguientes elecciones. En eso tuvo mucho que ver la TV.
(5)
Un ejemplo reciente de esto es el caso de Sofía Espín.
(6)
En un informe del año 2005, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
constató “la incapacidad de sus clases
dirigentes de formar consensos amplios y perdurables que permitan identificar e
implementar políticas públicas inclusivas necesarias para el respeto y goce
efectivo de todos los derechos humanos, particularmente aquellos
relacionados con el ejercicio igualitario del derecho a la participación
política (artículo 23 de la Convención), acceso a la justicia independiente,
imparcial y gozar de un recurso efectivo (artículo 25 de la Convención),
libertad de expresión, asociación y reunión (artículos 13 y 15 de la
Convención), igual protección ante la ley (artículo 24 de la Convención), y de
los derechos económicos, sociales y culturales reconocidos en el Protocolo de
San Salvador que Ecuador ratificó en 1993”. Es decir, un país sin utilidad
visible, v. ‘Retrato de un país roto’.
3 comentarios:
Chuta,grave la cosa.
Osea, el diagnostico se reduce a un regionalismo, una falta de identidad como ecuatorianos, no?
Causado inicialmente, como dijo en su entrevista en Palabra Suelta, por impedancias geograficas.
Aun en el presente toma diez horas movilizarse en bus de Cuenca a Quito, por ejemplo.
Sera un posible prognostico aun hoy en dia mejorar las vias materiales como virtuales entre sus regiones?
"Febres-Cordero le inyecta billete a la campaña contra el referéndum"
Esto debería servir para desenmascarar al viejo León. Pero bueno, nos libró del "comunismo" así que para muchos basta y sobra.
Publicar un comentario