Guayaquil es una ciudad
tan huérfana de referentes, que durante muchos años el punto de comparación de
su supuesto “éxito” era la ineficaz y corrupta administración municipal del PRE,
un argumento que se escucha cada vez menos porque ya no tiene cabida entre los
jóvenes: lo del PRE pasó hace casi cuarto de siglo.
En años recientes, la
Alcaldía ha tratado de cambiar sus referentes. Cuando inauguró una fuente de
agua en el Malecón del Salado, el alcalde Nebot afirmó que dicha fuente “pone a
esta ciudad a nivel de ciudades como Barcelona o Las Vegas” (1). Lo dijo con total impunidad, a
sabiendas de que nadie en Guayaquil se atrevería a contrariarlo, ni la sociedad
civil apática y excluida de todo mecanismo de participación, ni mucho menos el
periodismo que, sea por cobardía o por complicidad, es incapaz de una opinión
crítica o de alguna información problemática en relación con la Alcaldía de
Guayaquil.
El que una inversión de
cuatro millones de dólares en agua de colores ponga a Guayaquil al nivel de monstruos
del turismo como Barcelona, con 17.1 millones de pernoctaciones en hoteles de la ciudad (80% de ellas de turistas extranjeros) o Las Vegas, que recibe 41.1 millones de visitantes anuales (tan sólo el turismo mexicano representa 1.3 millones de visitantes) merecería al menos crítica en una sociedad
con una prensa activa y una ciudadanía informada y consciente de que a esta
ciudad la visitan alrededor de 550.000 extranjeros (2).
Porque, a decir verdad, el que se sostenga que unas fuentes de agua a las que poca gente se digna visitar (pasada una novelera efervescencia inicial) coloca a Guayaquil “al nivel de ciudades como Barcelona o Las Vegas” es simplemente ridículo. O el alcalde Jaime Nebot es muy despistado para no captar la diferencia (pero no, es un tipo astuto) o simple y llanamente, nos quiso tomar y nos tomó por tontos a los guayaquileños. Y esta prensa (ya cobarde, ya cómplice) que se lo permite.
Porque, a decir verdad, el que se sostenga que unas fuentes de agua a las que poca gente se digna visitar (pasada una novelera efervescencia inicial) coloca a Guayaquil “al nivel de ciudades como Barcelona o Las Vegas” es simplemente ridículo. O el alcalde Jaime Nebot es muy despistado para no captar la diferencia (pero no, es un tipo astuto) o simple y llanamente, nos quiso tomar y nos tomó por tontos a los guayaquileños. Y esta prensa (ya cobarde, ya cómplice) que se lo permite.
(1)
‘Luces, música y alegría en la inauguración de fuente’, Diario El universo, 31 de octubre de 2011.
(2) Para
los datos de Barcelona, v. Lluís Pellicer, 'El tirón extranjero aúpa a Barcelona como quinta ciudad turística europea', Diario El País (España), 30 de julio de 2015; para los datos de Las Vegas, v. 'Las Vegas apuesta por turismo mexicano', voexpress.mx, 9 de septiembre de 2015. Sobre Guayaquil, la Alcaldía recién empezó a recopilar datos para hacer una promoción eficaz de la ciudad, v. 'Municipio de Guayaquil levanta información estadística sobre la demanda turística nacional e internacional que visita la ciudad', guayaquil.gob.ec, 16 de marzo de 2015. Justo el día de hoy, diario Expreso públicó la cifra de 2.286.518 turistas (entre nacionales y extranjeros) y 546.856 turistas extranjeros, v. Ronald Soria, 'Esos sitios que seducen al turista', Diario Expreso, 15 de abril de 2016. Y es tan fácil para la prensa hacer un seguimiento
y preguntar cuánto ha contribuido esa fuente de agua a la llegada de turistas
extranjeros (¿cuántos la visitan y les gusta y volverían a verla, por
ejemplo?). Y si quisiera ser sarcástica, podría preguntarle a Nebot: “Oiga
Alcalde, ¿y cuántas fuentes más de esas es que nos faltan para alcanzar el número de turistas
de Barcelona y Las Vegas?”.
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