Publicado en diario Expreso el viernes 31 de enero de 2025.
El concepto “Leviatán de papel” fue desarrollado por dos economistas, el turco Daron Acemoglu y el británico James A. Robinson, en el capítulo 11 de su libro El pasillo estrecho. Estados, sociedades y cómo alcanzar la libertad, publicado el año 2019. (Acemoglu, Robinson, y un tercer economista, Simon H. Johnson, fueron galardonados el año 2024 con el premio Nobel de Economía). Este concepto, Leviatán de papel, describe a un Estado que es, a un tiempo, incapaz y despótico. Es decir, es un concepto que sirve para describir de manera precisa al Estado del Ecuador.
En la formulación de los economistas Acemoglu y Robinson en El pasillo estrecho, un Estado devenido en un Leviatán de Papel se caracteriza por poseer estos dos elementos: 1) Ser incapaz de hacer cumplir la ley, de proveer los servicios públicos básicos para el desarrollo y de controlar la violencia en su territorio (el Leviatán de papel comparte este atributo con otra categoría estudiada por Acemoglu y Robinson en su libro, el Leviatán ausente); 2) Tener la capacidad y vocación para reprimir a su población, con el propósito de impedir su participación y movilización social, en particular cuando ella pueda poner en riesgo el poder y los privilegios de la élite (el Leviatán de Papel, en este caso, comparte este atributo con el Leviatán despótico).
Con sobrada razón, Acemoglu y Robinson subrayan en la conclusión del capítulo 11 de su libro que ser un Leviatán de papel es el peor de los escenarios posibles para un Estado, porque “tiene algunas de las peores características del Leviatán ausente y del Leviatán despótico”. Es decir, tiene lo peor de los dos mundos.
Lo que significa que el Estado del Ecuador tiene lo peor de los dos mundos. Sobre el primer atributo mencionado, el Estado ecuatoriano ha sido invariable y notoriamente incapaz de cumplir lo que promete en su Constitución (en ésta del 2008 vigente, y en todas las que vinieron antes). Los derechos que dice el Estado garantizar en su Constitución, en la práctica, se convierten en burlas a la población (los derechos a la salud y la educación son un constante jajaja).
Pero en los últimos años esta incapacidad del Estado del Ecuador ha alcanzado niveles muy preocupantes, porque es incapaz de cumplir su función básica de proteger a sus ciudadanos y ha dejado en manos de grupos de delincuencia organizada amplios sectores de su territorio, cuyas poblaciones son sometidas al imperio de estos grupos.
Así, el Estado del Ecuador es incapaz de combatir la violencia que se ejerce contra sus ciudadanos, pero sí que es capaz de ejercer la violencia (como un Leviatán despótico) contra sus ciudadanos, si su organización podría poner en riesgo el poder y los privilegios de la élite.
La explicación de Acemoglu y Robinson es que ello ocurre “porque al Leviatán de papel no le importa el bienestar de sus ciudadanos ni tampoco le importa su libertad”. Es un Estado organizado para proteger el poder y los privilegios de la élite.
Con un Estado así constituido, ¿de qué nacionalidad, de qué sentido de pertenencia se les puede hablar a los derrotados por un sistema perverso que beneficia a pocos en perjuicio de las mayorías? La endeble ecuatorianidad entra en bancarrota.
0 comentarios:
Publicar un comentario