Mostrando entradas con la etiqueta Brasil. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Brasil. Mostrar todas las entradas

De enero de 1842 a enero de 1942

11 de abril de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 11 de abril de 2025.

En enero de 1842, el expresidente Vicente Rocafuerte, que en ese tiempo era el Gobernador de la Provincia de Guayaquil, acaso podía pensar en un futuro brillante para la República del Ecuador que él contribuyó a fundar en agosto de 1835 y de la que fue su primer presidente constitucional entre agosto de 1835 y enero de 1839.

Tras vencer en una guerra civil entre los ejércitos de las jefaturas supremas de la Costa y de la Sierra, Vicente Rocafuerte, jefe supremo de la Costa, convocó a una convención nacional, que se reunió en Ambato entre junio y agosto de 1835. Dicha convención nacional aprobó la primera Constitución de la República del Ecuador y designó a Rocafuerte su presidente. Él gobernó su período presidencial completo y le entregó el poder a su sucesor, el general venezolano Juan José Flores, en la forma dispuesta por la Constitución. A enero de 1842, Flores seguía gobernando de forma regular.

Entonces: el mes de enero de 1842 el Estado del Ecuador tenía una Constitución moderna, gobiernos que parecían ser estables y un territorio de alrededor de un millón doscientos mil kilómetros cuadrados que era limítrofe con el Imperio del Brasil. A Vicente Rocafuerte pudo parecerle que el Ecuador era una tierra promisoria para la prosperidad.

Si el Gobernador Rocafuerte abrigó aquel pensamiento, la realidad no tardó en imponerse. Primero, la fiebre amarilla asoló a Guayaquil desde septiembre de 1842. A mes seguido, en octubre, el presidente en funciones, Juan José Flores, dio el primer autogolpe de Estado y devino en dictador. En 1843, una nueva convención nacional aprobó una Constitución y designó presidente a Flores para que gobierne por un período de ocho años. Rocafuerte motejó a esta Constitución como la “Carta de la Esclavitud”. 

En 1845 triunfó una revolución, desconoció a la “Carta de la Esclavitud” y mandó al exilio al presidente Flores. En 1847 murió Rocafuerte en Lima. Tras estos agitados primeros años, la situación auguraba que la ilusión de la República del Ecuador como tierra promisoria para la prosperidad no sería más que una quimera.

La historia de la República del Ecuador lo confirmó. Se sucedieron constituciones y golpes de Estado, una errática política diplomática y la derrota en una guerra con el Perú que empezó en julio de 1941. Unos meses después, en enero de 1942, en la conferencia de Río de Janeiro, el representante ecuatoriano, Julio Tobar Donoso, firmó el Protocolo que redujo el territorio de la República del Ecuador a los aproximadamente 280.000 kilómetros cuadrados que actualmente tiene. 

Así, entre enero de 1842 y enero de 1942, la República del Ecuador perdió alrededor de un millón de kilómetros cuadrados de territorio y resignó su vecindad con el Brasil (único país en haberla tenido y haberla perdido). Perdió toda guerra en la que participó y tuvo igual número de Constituciones (11) que períodos presidenciales concluidos (11). Se dice que en la conferencia de Río de Janeiro el representante del Brasil, Oswaldo de Aranha, le espetó a Tobar Donoso: “aprendan a ser país, y luego reclamen sus derechos”.   

Entre enero de 1842 y enero de 1942 pasaron cien años, una ilusión se convirtió en quimera y nunca aprendimos a ser país. 

1832

14 de febrero de 2025

            Publicado en diario Expreso el viernes 14 de febrero de 2025.

Aquel año 1832 el naciente Estado del Ecuador sufrió una pérdida territorial muy importante a manos de Colombia. El 8 de diciembre de 1832 ocurrió la firma del Tratado de Pasto, que el gobierno del presidente venezolano del Estado ecuatoriano, el general Juan José Flores, fue orillado a firmar tras su derrota en el campo de batalla. Desde la perspectiva de Colombia (Estado que por aquel entonces se llamaba “Nueva Granada”), la suscripción del Tratado de Pasto significó el respeto irrestricto a los límites establecidos entre los distritos que conformaron la República de Colombia por la Ley de División Territorial del 25 de junio de 1824.

Para la Nueva Granada, el Estado del Ecuador era un desprendimiento de la Gran Colombia (así la conoce la posteridad) y, tras la independencia del Estado del Ecuador en 1830 (en tanto fue el Distrito del Sur de Colombia, desde su anexión en 1822 hasta su secesión en 1830), el nuevo Estado debía someterse a los límites establecidos por la ley de Colombia mientras el Ecuador había sido parte de ella. 

Pero desde la perspectiva del Estado del Ecuador, la suscripción del Tratado de Pasto en 1832 cortó de una manera definitiva los vínculos de Quito, la capital del naciente Estado, principalmente con los territorios de Pasto y Popayán con los que ella había mantenido importantes vínculos económicos, administrativos y familiares por siglos, durante los tiempos de la monarquía española.

Aquel año 1832 se perdió mucho territorio frente a Colombia. Y unos 110 años después, en enero de 1942, se perdió mucho territorio frente al Perú, tras la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Pero esa es otra historia.

Por estas pérdidas por doquier es que decía el presidente Carlos Arroyo del Río en su libro “La pendiente del sacrificio”, escrito para justificar su actuación en la pérdida de territorio de 1942, que el único punto cardinal con el que el Estado del Ecuador podría afirmar que no había perdido territorio era al Oeste, con el Océano Pacífico. Y ni siquiera esto es cierto, porque el mar gana territorio a las playas del Ecuador, año a año. 

Pero en el fondo lleva la razón Carlos Arroyo del Río: las pérdidas al Oeste son negligibles frente a las pérdidas territoriales producto de las guerras contra los vecinos del Norte y del Sur, que han mermado millones de kilómetros de territorio al Ecuador y que lo terminaron por privar de su vecindad con el Brasil.

Pero aquel 1832 también trajo una buena noticia: ocurrió la única anexión territorial que ha tenido el Estado del Ecuador en su historia. En 1832, el militar ecuatoriano Ignacio Hernández viajó a las Galápagos para tomar posesión del archipiélago a nombre del gobierno (por aquel entonces se lo denominó “Archipiélago de Colón”). Ocurrió el 12 de febrero y se hizo a instancias de José de Villamil, que se convirtió en el primer gobernador de este nuevo territorio. 

En aquella época, al archipiélago se lo reputaba de casi nulo valor, por lo que el resto de países lo dejaron al Ecuador en paz con su expansión. Fueron anexados 8.010 kilómetros cuadrados, que pasados los años demostraron ser un paraíso.

Ocurrió en 1832, y es la única anexión territorial de un Estado que ha perdido tanto. 

Edú preso

29 de octubre de 2019


Los años 1994 y 1995, el brasileño Edú Manga jugó en el C. S. Emelec*. Había estado en la selección brasileña, venía de jugar en el América de México y dejó aquí algunas pinceladas de su talento. Sin embargo, al final de la temporada ‘95, Edú fue detenido. Por orden del Intendente del Guayas, lo guardaron en la Penitenciaría del Litoral.

Tal parece que el tal Edú Manga quiso patear al Emelec, llevándose un teléfono celular de propiedad del club y dejando impagas unas planillas de teléfono y unas tarjetas de crédito. Y ya estaba Edú en el entonces Simón Bolívar para tomar su avión al Brasil, cuando fue detenido por la Policía de Migración. Lo llevaron, primero, al Cuartel Modelo, y luego a la Penitenciaría del Litoral.


Ocurre que a finales de 1995, Gobierno de Sixto Durán-Ballén, el Intendente de Policía del Guayas era Roberto Ponce, a la sazón, el Vicepresidente de Emelec. Como lo recuerda el diario Extra, Ponce ordenó la prisión del futbolista Edú, pues contra él “pesa una acusación del gerente del Emelec, Jorge Guzmán, de tener pendientes deudas”. Emelec y la Policía versus Edú.

A sabiendas de que su pateo le había salido mal y que estaba ya jodido, al brazuca le convino pagar (era eso, o quedarse guardado). Desembolsó “alrededor de diez millones de sucres” y, después de Emelec, se largó a jugar a un impronunciable club japonés. 

* Recuerdo el cántico: “Pico, Edú y Almada / son una huevada”, correspondiente al año 1994.

Idea de Brasil

2 de junio de 2019


Este mosaico, sito en la intersección de las guayaquileñas calles Brasil y Eloy Alfaro, recuerda una grave pérdida territorial: cuando nació a la vida como Estado independiente, en septiembre de 1.830, el Estado ecuatoriano limitaba con Colombia al Norte, Perú al Sur, Brasil al Este y el Océano Pacífico al Oeste. Arroyo del Río recordaba en un libro en el que buscó mitigar la responsabilidad por sus acciones durante los años ‘41 y ‘42, que “el único con el cual no hemos perdido territorio, lo repetimos, ha sido el último, quizás por ser ‘pacífico’”*. Chan.


Con el Brasil dejamos de tener frontera hace más de 100 años, cuando la firma del tratado “Muñoz Vernaza-Suárez” en Santa Fe de Bogotá el 15 de julio de 1.916, entre el representante ecuatoriano, el cuencano Alberto Muñoz Vernaza (1.860-1.941) y el representante colombiano, el antioqueño Marco Fidel Suárez (1.855-1.927), quien luego fuera Presidente de su país entre 1918 y 1921.

Culpas compartidas: el Congreso ecuatoriano ratificó este tratado “Muñoz Vernaza-Suárez” en septiembre de 1916, con el respaldo de la Junta Patriótica Nacional y de la Junta Consultiva de Relaciones Exteriores. Suscrito durante la Presidencia de Leonidas Plaza Gutiérrez, se lo canjeó en Bogotá el 26 de enero de 1917 ya durante la Presidencia de Alfredo Baquerizo Moreno. Por este tratado internacional, el Ecuador le cedió a Colombia unos buenos 186.600 kilómetros cuadrados de su territorio, a cambio de… nada. Luego, Colombia usó este nuevo y gratuito territorio en sus negociaciones con el Perú, de resultas de lo cual tras la firma del tratado “Salomón-Lozano” entre estos dos países el 24 de marzo de 1.922, terminó el Ecuador limitando al Sur, al Este, e incluso por el Norte con el Perú, en una frontera envolvente que reemplazó del todo a nuestra antigua vecindad con el Brasil. Un cuarto de siglo después, perderíamos otros buenos 278.000 kilómetros cuadrados tras la firma del Protocolo de Río de Janeiro en enero de 1942, que no es otra cosa sino el avance hacia el Oeste por el Perú de la frontera fijada en el tratado “Salomón-Lozano”.

Así las cosas, fuimos unos torpes demiurgos de nuestro propio desastre. O dicho de otra manera, más llana: en la geopolítica de la región, fuimos unos vulgares pelotudos.

La fantasía comienza aquí [1563].

La cesión territorial a Colombia [1916].

El reparto entre Colombia y Perú [1922].


Por cierto que resultan también chistosas, por su enorme dosis de randomness, las alusiones raciales hechas en este mosaico: “Un 11% de negros. Verdadera ‘democracia racial’, pues hay también indios. Eso podría ser autárquica” (?).

* Arroyo del Río, Carlos Alberto, ‘Por la pendiente del sacrificio’, Banco Central del Ecuador, Quito, 1999, p. 139. Los mapas son de esta obra.

Satori

18 de junio de 2017

He contado en una entrada anterior la vez que decidí ser carnívoro el resto de mi vida. Sucedió en la Argentina, país propicio a la buena carne, en un campo en las afueras de Mendoza. Todo era ideal: la carne, el vino, el ambiente. Fue un momento digno de justificar el eterno retorno.

Ese fue el día en el que abandoné el prejuicio urbano (debo decir, de algunos urbanitas) de la sacralidad de la naturaleza. Los animales son hermosos, también en mi plato.

Y acepté en mi corazón, todavía sin conocerla, la frase atribuida a Fran Lebowitz que leí años después en Brasil: “Mi animal preferido es el bife” (1).

(1) de Lara, José Francisco (comp.), ‘Ironia. Frases soltas que deveriam ser presas’, Cócegas Editora, Curitiba, 2005, p. 79. 

El lamento de Crespo Toral

14 de abril de 2017

En un artículo publicado el año 1902 sobre la cuestión limítrofe con el Perú, Crespo Toral hace un recuento de los grandes fracasos del Ecuador:

“En Ecuador, desde 1830, viene arrastrando los desastres de una luctuosa historia. Sobre un territorio conmovido por odios de regionalismo; en medio de la vieja oposición de razas; con el más soberbio militarismo como protagonista; con las comparsas de caracteres versátiles o menguados; la fiebre de ensayos constitucionales de todos los días; siendo los gobiernos civiles rápidos destellos –ensueños de fugitivo bienestar- echados abajo con la punta de la espada; con paréntesis de grandeza, señalada principalmente por el genio único de García Moreno; la República preparada o improvisada por el General Flores, que supeditó al desagraciado Lamar en su empresa; ni en el terreno de la diplomacia, ni en el de la imposición o justicia armadas, se ha podido mantener, para el objeto de sacar, limpia y esplendorosa, la herencia de Quito, la de 1809. La reseña de nuestro pleito con el Perú traduce las desventuras de toda nuestra historia. Unidos, honrados y caballeros, pudimos echar en la balanza –junto con la justicia- el hierro y tal vez el oro, que valen mucho cuando se vindica el derecho; y fuimos y somos todavía… un pueblo pobre, sin vínculos de nacionalidad…
Por la ruindad de nuestro patriotismo, es por lo que el Perú pretende dejarnos en peor situación que en vísperas de Tarqui. No heredamos la gloria: ¿la sangre de los hijos del Sur se fue en balde, por las aguas del Tarqui, hacia el distante mar Atlántico…? ¿Quizá el océano del olvido?” (1).

Lapidario.

El poeta curunado. Fuente: 'Obras completas, t. XI'.

Y para peor: no aprendimos hasta 1942, cuando perdimos la mitad de nuestro territorio con el Protocolo de Río de Janeiro y llegamos a ser menos de lo que éramos “en vísperas de Tarqui”. En aquella ocasión, el Embajador de Brasil, Osvaldo Aranha, nos conminó a portarnos serios: “Aprendan a ser país, y luego reclamen sus derechos”.

En eso de “aprender a ser país”, pues todavía seguimos en el intento. Y con más pena que gloria.

(1) ‘Pleito secular: el estado del asunto’ [1902], en: Crespo Toral, Remigio, ‘Obras completas, t. XI [Pleito secular]’, Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinoza Pólit, Quito, 1992, p. 36.

Jairzinho en el Súper Nueve

31 de octubre de 2016


Ayer se publicó en las páginas deportivas de diario El universo una columna de opinión del periodista argentino Jorge Barraza, uno de los dos periodistas de fútbol a quien resulta realmente placentero leer en la prensa ecuatoriana (el otro es Ricardo Vasconcellos, también de los registros de El universo [1]). El artículo que se publicó ayer versaba sobre otro periodista de fútbol, el brasileño Tostao, a quien Barraza rinde total admiración (llama a su prosa de “concisión borgeana”, vaya).

Tostao tuvo, además, el privilegio de jugar en el mejor Brasil de la historia, los Reyes del ‘70. Y de participar en la jugada del único gol con el que Brasil venció al campeón mundial reinante, Inglaterra. Barraza refiere en su artículo cómo recordó ese gol el propio Tostao, en un libro que él escribió y publicó en 1997:

“Miré al banco y vi a Roberto calentando para entrar. Era por mí, seguro. Tenía que hacer algo. La pelota estuvo mucho por la izquierda y siempre entendí que cuando la bola está mucho en un lado queda alguien libre en el otro. Sin mirar, de media vuelta hice un cambio de frente y le cayó en los pies a Pelé, tocó a Jair y gol, ganamos 1-0. ¿Cómo hice…? No sé, hice. Las grandes jugadas no se elaboran, acontecen. Luego me sacaron, pero ya había hecho algo”.

Ese “ya había hecho algo” es esto:
 
 
El gol lo anotó Jairzinho. En ese mundial, Jairzinho hizo lo que ningún otro, ni antes ni después, ha hecho: anotó un gol en todos los partidos de un mundial (7 goles en 6 partidos), con el team de Pelé y los Reyes del 70’, incluido un gol en esa final que vio mi papá en el Azteca, el 4-1 frente a Italia (Jairzinho anotó el tercero). En total, anotó 9 goles para la Canarinha (dos más en el mundial de Alemania ’74).
 
 
Doce años después de su hazaña impar, en 1982, Jairzinho vino a retirarse al Ecuador en el antiguo equipo guayaquileño 9 de Octubre (fundado en 1926), que se encontraba en un subidón por la inyección de dinero del señor Omar Quintana. En un antecedente de la tradición de fútbol alegre de la que Ronaldinho ha sido el símbolo universal en los últimos años, las palabras de Jairzinho cuando arribó a Ecuador fueron: “Espero que mi presencia sea motivo de fiesta” (2). Si Ronaldinho es Dios, Jairzinho es su profeta.

Este video del año 1982, año que en mi memoria se asocia directamente con Naranjito, lo muestra a Jair Ventura (así lo llamó Manuel Kun, en este video del programa ‘Acción’) en un drible endemoniado hacia el primer gol, en un partido jugado contra Liga de Portoviejo, el 12 de diciembre, en la cancha de “Los Chirijos” de Milagro (pues allí jugaba el “Súper Nueve” de local). Jair Ventura Filho, Jairzinho para el mundo del fútbol, nació en Río de Janeiro el 25 de diciembre de 1944 y contaba esa tarde con 37 años. A días de cumplir sus 38.
 
 
En ese 1982 en que Jairzinho jugó para el equipo conocido como “Súper Nueve”, su equipo alcanzó la clasificación al cuadrangular final del campeonato, junto a Barcelona, El Nacional y Liga de Portoviejo. Quedó cuarto (las imágenes del partido pertenecen a la cuarta fecha de este cuadrangular final). Campeón fue El Nacional, Barcelona vicecampeón y la Liga (P) tuvo la mejor participación de su historia, tercera (3). El 9 de Octubre mejoró su registro en los campeonatos de 1983 y 1984, en los que quedó vicecampeón y clasificó para jugar la Copa Libertadores. En 1986, la inyección del dinero al “Súper Nueve” del señor Quintana se retiró, por lo que el equipo que viste con los colores de la ciudad se fue en caída libre a segunda categoría. Allí juega todavía. 

Pero en ese episodio en el que corrió billete, el “Súper Nueve” se dio el lujo de contar con Jairzinho, un jugador al que se suele considerar entre los mejores jugadores de la historia del fútbol de su país. Sin duda, el jugador de mayores pergaminos que alguna vez ha llegado a jugar en el fútbol ecuatoriano (4).

(1) Jorge Barraza, ‘Tostao, el gran líder de Brasil era Gerson’, Diario El universo, 30 de octubre de 2016. Lo de Barraza y Vasconcellos podría dar la impresión de una página deportiva de calidad en diario El universo. Nada más alejado de la verdad. La página es desastrosa, pero estas dos excepciones brillan como dos luceros.
(2)Jairzinho, crack que fue del club guayaquileño 9 de octubre’, Diario El universo, 8 de marzo de 2015.
(3) Liga(P), cerca de la Copa en 1982’, Diario El universo, 2 de marzo de 2014.
(4)Cuatro campeones del mundo jugaron en Ecuador’, Diario El comercio, 16 de agosto de 2012.

Master Willie, inventor de los penales

21 de agosto de 2016

Por la vía de los penales, Brasil obtuvo ayer el triunfo que saldaba su última deuda: el oro olímpico en fútbol. Lo hizo a través de un mecanismo de definición que imaginó el portero ‘Master Willie’ McCrum. La idea se le ocurrió a este millonario irlandés durante los partidos en que su equipo, el Milford Everton, enfrentaba a otros equipos del condado de Armagh, en Irlanda (1).

A esta historia llegué, porque una vez compré un libro llamado Going dutch in Beijing: The international guide to doing the right thing, de Mark McCrum y, en una búsqueda curiosa en Internet, encontré que este Mark McCrum era el bisnieto de aquel imaginativo irlandés que logró elevar su petición de incorporación de los penales a la International Football Board, que la incorporó (tras algunas resistencias iniciales) a las reglas del que se convertiría en el deporte más popular del mundo el 2 de junio de 1891 (2).

Hay un camino que recorre desde 1891 hasta ayer, de Irlanda a Brasil, de McCrum para Neymar: ese penal que definió el oro olímpico.

(1)Campeón al fin: Brasil gana el ansiado oro en el fútbol en Río 2016’, www.rio2016.com, 20 de agosto de 2016; Guillermo López, ‘Mr. McCrum, inventor del penalti’, Diario El país (España), 23 de abril de 2007.
(2) Nancy Wilson, ‘Going Dutch in Beijing by Mark McCrum’, The Riviera reporter; Robert McCrum, ‘Penalty shoot-outs? Blame my great-grandfather’, The Guardian, 4 de julio de 2004.

Entrevista en 'Pensamiento crítico' (con Paulina Recalde)

20 de enero de 2016


Transmitida por la señal de Ecuador TV el 15 de enero de 2016.


Ese informe sobre políticas públicas al que hago referencia al final lo pueden encontrar en este enlace (1). En el buscador escriban la palabra “Ecuador” y lo primero que aparecerá es Osvaldo Hurtado parafraseando a Churchill. Figúrense como será el resto, para que esto haya sido lo único serio del asunto (2).

(1) Stein, Ernesto et al (coord..) 2006, ‘La política de las políticas públicas. Progreso económico y social en América Latina. Informe 2006’. Banco Interamericano de Desarrollo.
(2) En particular, es instructiva la comparación entre las políticas públicas de Brasil y de Ecuador que se pueden encontrar en las páginas 181-192. Pinta bastante bien (con evidencias e indicadores) el adefesio institucional que era el Ecuador el 2006, año de la publicación del informe.

¿Dónde viste el 7 a 1?

12 de julio de 2014

Como con el gol de Maradona a los ingleses, todo aquel que presenció el bukkake de goles que Alemania le puso a Brasil en semis, se acordará el resto de su vida el lugar donde lo vio. Si alguno me decía que Brasil iba a perder 7 a 1 un partido en un mundial, lo tomaba por loco; si me decía que iba a verlo en una embajada llena de brasileros, ídem y plus. Pero el destino es un cabrón demencial.

Por cosas de ver el futbol, conocí a un peruano que trabaja para su embajada en Australia. Para este partido, me dijo que tenia la invitación (cosa común en el mundo diplomático) para verlo en la embajada de Brasil, con desayuno incluido y en pantalla gigante. Sure shot.

Pantalla gigante. Bandera gigante. Decepción gigante.

Yo le iba a Alemania porque es un equipo, a secas y con todo lo que eso implica. Pero más le iba porque Brasil nunca me ha gustado mayor cosa. Y menos este Brasil, que fue una mentira desde Nishimura en adelante. Pero lo que pasó no se podía creer. Hubo quien decía “necesito un whisky” y, para el siguiente gol, ya lo reclamaba doble. Si seguía en ese tren, se convertía en la leyenda de Dylan Thomas y no por poeta, precisamente. El desánimo era generalizado. Brasileros y no, todos atónitos. Muchos se retiraron al medio tiempo.

Con un chipriota con el que hicimos migas viendo el fútbol, convinimos que más que a Neymar, Brasil extrañó en este partido a Thiago Silva: aquel que podía poner un cierto orden defensivo en lo que era un total descalabro. Por suerte, los alemanes tienen códigos (no como éstos) y decidieron no humillar a su rival. Porque muy bien pudieron hacerle un 10 a 1, como le aplicó Hungría a El Salvador en 1982 (hay un documental salvadoreño muy lindo sobre esto, oportunamente llamado “Uno”). Es más, si Özil no jugaba como Arroyo (es decir, la cagaba) y se la cedía a Schürrle, no solo que Alemania ganaba 8 a 0 (porque en esa contra se originó el descuento; de paso, colocaba a Brasil al nivel de Arabia Saudita) sino que Schürrle habría compartido el récord del húngaro László Kiss, la única persona hasta el día de hoy en anotar un hat-trick (en el partido contra El Salvador, precisamente) entrando como suplente. Pero son éstas, meras exquisiteces de un fanático futbolero. Ya la suerte estaba echada y el gang-bang consumado.

Para mayor inri, no sólo es la peor derrota de la historia de Brasil (el precedente era un 6 a 0 propinado por Uruguay en 1920) sino que el gordo Ronaldo perdió el récord que ostentó durante 8 años. Los muchachos de enunabaldosa.com (enorme página para seguir el mundial con humor) no perdieron ocasión para gastarlo.


Hay que reconocer, eso sí, la grandeza de Klose, quien ha dicho que Ronaldo es el jugador “más completo de la historia”. Y también el poderío del fútbol alemán, explicado en este artículo de Karla Morales (lo que hace Alemania está en las antípodas de lo que hace la FEF; y así nos va). Alemania es un equipo que no ha jugado todos los mundiales (el único equipo que lo ha hecho es Brasil; Alemania no fue a los de 1930 y 1950) pero es el equipo que más partidos ha disputado (106 con la final del domingo) y el que tiene más jugadores que han convertido 10 o más goles. Ese privilegio lo tienen 13 solamente, cinco de los cuales son alemanes. Uno de ellos (T. Müller) tiene solo 24 años. En un par de mundiales, casi sin duda, lo reemplazará a Klose en el tope. El siguiente país en la lista es Brasil, con dos: el gordo destronado con 15 y aquel que debutó con un pibe con 12.



Y sí, voy a recordar toda la vida ese lugar y ese momento. La derrota estuvo espectacular. El pão de queijo, también.