Querido Calvin:

5 de mayo de 2011

Estás en el horno: sólo un tipo ignorante, paniaguado o idiota podría sostener la grosera e ilegal vulneración del derecho a la libertad de expresión que suponen tus declaraciones en Expresiones publicadas el domingo 1 de mayo. El que unas obras no se admitan al Salón de Julio por tratarse de “obras sexualmente explícitas” es un acto de censura previa, una evidente y grosera violación al derecho de un artista que desee participar en el Salón de Julio a expresar sus ideas artísticas a través de imágenes de “obras sexualmente explícitas” (como las que utilizó Gabriela Chérrez en el Salón de Julio de 2007 y con las que obtuvo el primer premio) así como una evidente y grosera violación del derecho de todas las personas a apreciarlas y discutirlas (ese es el propósito del arte, ¿no lo crees, Calvin?). Es probable que te preocupe que esas imágenes puedan ofender a algunas personas y es cierto, eso es probable. Pero querido Calvin, no seas bobito: para evitar que esas personas se ofendan, lo lógico es advertirles del contenido de las obras (lo que se llama, en materia de libertad de expresión, una regulación de “tiempo, lugar y modo”) y que quien quiera observarlas las observe y quien no quiera hacerlo, no lo haga, como corresponde en pleno uso de la libertad de cada uno: de esta forma se concilia el derecho del artista de expresarse y de los ciudadanos de conocer su expresión, así como el respeto a las personas que por su sensibilidad podrían ofenderse con “obras sexualmente explícitas”. ¿Tiene sentido, Calvin, no lo crees?

Es probable que lo creas, porque es probable que no seas idiota como para no entender las sencillas razones por las cuales tu opinión publicada en Expresiones constituye una evidente violación a la libertad de expresión. Pero es que no va de ti, Calvin. Son tus jefes los que te dan la orden y tú eres quien tienes que ponerla cara con chivita mosquetera (piquetera la chivita, eh) y ni modo: te tocó esa. Y da igual, los medios de comunicación, tú bien lo sabes, no dirán nada: su defensa de la libertad de expresión es muy turra, solamente funcional a sus intereses (y entre sus intereses está una devoción –oh, paradoja- casi de “sexualidad explícita” para callar lo que perjudique al Municipio de Guayaquil: ¿quieres ejemplos?: acá, acá y acá). Ningún editorialista lo criticará; la información que se dé, si alguna se da, será insustancial. Tú censuras, en grosera violación a la libertad de expresión, y los medios de comunicación callan, o dicen pendejadas: el ciclo de la “omertá” (el código mafioso del silencio, porsiaca) se cierra bonito. The show goes on.

Pero las cosas se le han puesto más difíciles al show conjunto de la Alcaldía de Guayaquil y los medios de comunicación locales. Las redes sociales rompen ese ciclo absurdo y embrutecedor, y se hace difícil sostener los silencios como antes se hacía, y cada vez es peor. Esta carta abierta dirigida a ti, querido Calvin, quiere contribuir a esa dificultad, o mejor dicho, contribuir a romper esos silencios. Si nos tomamos el derecho a la libertad de expresión en serio, ese debería ser el resultado. Veremos.

Por lo pronto, sólo dejarte constancia de cuán ignorante, paniagudo o idiota te hacen ver tus conservadores y patéticos jefes. Eso, y que te mejores. Saluditos,

Atte.,

xaflag

P.S.- Y ya que estamos, Calvincito, ¿el libro panegírico que escribiste sobre el ministro velasquista que supo ser el viejo de tu Jefe Mayor (con un título trucho que hace referencia a “El Tigre del Bulubulu”, que era el apodo de Pedro Montero –wtf?), era simple devoción particular y chupamedias a tu Jefe Mayor o lo pagamos todos los guayacos con nuestros impuestos? Porque fíjate que los mismos que suelen llorar por la libertad de expresión (a veces y por conveniencia) suelen llorar porque se despilfarran fondos públicos. Y si hay algo que, al menos es eso, es escribirle un libro al papá de tu Jefe Mayor con dineros de la institución que maneja el Jefe Mayor, ¿no lo crees?

* Calvin Huecos (AKA Melvin Hoyos) es Director de "Cultura" del Municipio de Guayaquil (aunque nos pese).