Magnífico insultador

30 de junio de 2017


A Gonzalo Humberto Mata (1904-1988) le preguntaron si a él le gustaría ser calificado como un “magnífico insultador”. Respondió:

“Ya me han chantado eso, dizque elogiándome. No me juzgo ni puedo filiarme con esa… inconveniencia. Yo no insulto a nadie, sino que mis verdades y sentencias parecen injurias: por lo inusitadas en medio de la acomodaticia santurronería y fingimiento de una sociedad imbécilmente embobada”.

Un magnífico insultador, indeed.

(1) Oquendo, Diego, ‘Frente a frente’, Círculo de Lectores S.A., Bogotá, 1979, p. 85 (en la entrevista titulada: ‘G. Humberto Mata dice cosas terribles’).

Asdrúbal de la Torre (Naipe Centralista)

29 de junio de 2017


 
Se lo acusa de regionalista, pues como director de CIESPAL: “Estratégicamente nunca la CIESPAL propicio [sic] becas para periodistas no interandinos”.

Este era un reclamo común en Guayaquil. En el pensamiento de muchos guayacos, había (y todavía hay) algunos espacios de poder que son administrados preferencialmente por y para las personas de la sierra (1): la Cancillería, las Fuerzas Armadas, las becas que otorga el Estado central…

El naipe de Asdrúbal de la Torre hace eco de esta última idea, enfocada a una institución específica (CIESPAL). Sería de interés hacer un estudio histórico sobre la asignación de becas (de la CIESPAL, y en general) por el origen del becario, para verificar si la imputación hecha en este naipe se sostiene.

(1) Como evidencia de esta idea compartida, recuerdo que en la campaña presidencial del año 2002 el candidato del extinto PRE, Jacobo Bucaram Ortiz, pasaba unas cuñas radiales en las que ofertaba la paridad de la sierra y la costa en el acceso a las Fuerzas Armadas.

González Suárez como pelmazo


Esta anécdota trata de dos historiadores ecuatorianos: Federico González Suárez y Pablo Herrera González. El primero, un sacerdote nacido en Ibarra en 1844 y muerto en Quito en 1917; el segundo, un político nacido en Pujllí en 1820 y muerto en Quito en 1896, con la particularidad de ser el hijo de un sacerdote de su pueblo natal.

González Suárez es el historiador par excellence del Ecuador. El pujilense Herrera González también fue historiador notable: publicó libros sobre la historia de Quito, la historia de la literatura ecuatoriana, la biografía de García Moreno, entre otros. Su biblioteca privada era reputada como una de las más grandes de la capital. Y pasó que en el año de N. S. de 1894, Herrera González publicó (a nombre interpuesto) una refutación al Tomo IV de la “Historia General” de González Suárez, que se había publicado ese mismo año (1).

¿Cómo respondió González Suárez? Pues con una falacia ad-hominem a manera de jab al mentón. Consideró, según lo cuenta Pérez Pimentel, que “el menos llamado a hablar sobre el relajamiento del clero era el Dr. Herrera (por su condición de hijo de cura) y lo dejó callado” (2).

De esta manera, un posible debate entre los dos historiadores quedó reducido a una descalificación por el origen, perpetrada por el que se supone que era el más brillante de los dos (o al menos, el más recordado, aunque sea en su versión de calle aniñada de la capital).

Y, en todo caso, quedó un dato random: González Suárez podía ser un pelmazo, tanto como cualquiera.

El hijo del cura de Pujilí

27 de junio de 2017


Ecuador es un país de tan generosa* vida política, que la improbable frase “este país lo ha presidido hasta el hijo de un cura de Pujilí” resulta rigurosamente cierta.

El pujilense Pablo Herrera González (1820-1896), hijo del cura de Pujilí Manuel Herrera Salcedo, formó parte de las ramas Legislativa, Judicial y Ejecutiva del Estado ecuatoriano durante un período de aproximadamente 40 años, hasta el advenimiento de la Revolución Liberal.

En la rama legislativa, Pablo Herrera fue diputado por Pichincha en 1861 y diputado a la Asamblea Constituyente de 1869; en la rama judicial, fue designado Presidente de la Corte Suprema de Justicia en 1867 y 1875, y fue Ministro de ella por varios años; en la Función Ejecutiva fue designado Ministro de lo Interior y de Relaciones Exteriores en 1864 durante la primera presidencia de García Moreno, Ministro de Gobierno en 1869 durante la segunda presidencia de García Moreno, miembro del Pentavirato que se formó en Quito en 1883 a raíz del desconocimiento a Ignacio de Veintimilla (conformado además por Rafael Pérez, Agustín Guerrero, Pedro Lizarzaburu y Luis Cordero) y que gobernó los destinos de la serranía ecuatoriana entre el 14 de enero y el 15 de octubre de ese año, Plenipotenciario en Lima para arreglar el problema limítrofe con el Perú durante el gobierno de Antonio Flores Jijón (en ese encargo, firmó el Tratado Herrera-García el 2 de mayo de 1890), Vicepresidente de la República entre 1892 y 1894 (tras el deceso del Vicepresidente elegido, Pedro Fermín Cevallos) y Ministro del Interior y de Relaciones Exteriores entre 1894 y 1895 durante la Presidencia de Luis Cordero, su antiguo compañero durante el Pentavirato que gobernó una parte del país durante la mayor parte del año 1883. Renunció a este cargo cuando cayó Cordero (abril de 1895) para pasar a ocupar el último cargo de su dilatada carrera política: la presidencia del Consejo de Estado durante el breve y tumultuoso período de gobierno de Vicente Lucio Salazar.

Cuando la Revolución Liberal tomó el poder, lo mandó a caleta.

Murió poco después, el 19 de febrero de 1896 (1).

Le decían "ratón con corbata".
 
Este ha sido un brevísimo resumen de una agitada vida en las tradicionales tres ramas del poder público del hijo de un cura de Pujilí en el Ecuador del siglo XIX.

* Por generosa, entiéndase inestable y vuelta verga.

Brutal diatriba contra Veintemilla

26 de junio de 2017


La segunda catilinaria de Juan Montalvo es brutal. En ella, el ambateño se dio gusto insultando al Presidente de la República, al punto de atribuirle los siete pecados capitales:

“Ignacio Veintemilla no ha sido ni será jamás tirano: la mengua de su cerebro es tal, que no va gran trecho de él à un bruto. Su corazón no bate; se revuelca en un montón de cieno. Sus pasiones son las bajas, las insanas; sus ímpetus, los de la materia corrompida, é impulsada por el demonio. El primero soberbia, el segundo avaricia, el tercero lujuria, el cuarto ira, el quinto gula, el sexto envidia, el sétimo pereza; esa es la caparazón de esa carne que se llama Ignacio Veintemilla” (1).

Montalvo describió a continuación, por varias páginas, los siete pecados capitales que atribuyó a Veintemilla (2). Y concluyó que éste “no se contenta con la bolsa; le quita a la camisa á al República, la deja en cueros, y allá se lo haya con su desnudez la pobre tonta […] la santa Hermandad tiene el deber de colgar á los ladrones en dondequiera que les echa mano al coleto. Los ojos para las gallinazas, la asadura para los perros, hé aquí tu merecido, Ignacio de Veintemilla” (3).

Acerada saña, la del zambo.

(1) Juan Montalvo, ‘Segunda Catilinaria’, Imprenta de ‘La estrella de Panamá’, Ciudad de Panamá, 5 de abril de 1880, pp. 3-4.
(2) Ignacio Veintemilla (1828-1908) es el gobernante ecuatoriano que más tiempo ha ejercido de continuo el poder, después de Rafael Correa. Pero a diferencia de Correa, Veintemilla llegó al poder por un golpe de Estado el 8 de septiembre de 1876 y, a su vez, fue depuesto por otro golpe de Estado que se consolidó en el territorio nacional el 9 de julio de 1883. Ese día, Ignacio Veintemilla zarpó desde Guayaquil al exilio. Volvió al país en 1907, se radicó en Quito y murió al año siguiente.
(3) Ibíd, p. 15. “Echar mano al coleto” equivale a “aprehenderlo” (el “coleto” es un chaleco). La “Santa Hermandad” es la corporación que castigaba a los malhechores en el campo.

Éramos tan pobres...

25 de junio de 2017


En los archivos del Palacio Legislativo debe reposar el original de este documento, que data de diciembre de 1999:

Por esta causa acaban de condenarlo a Menem
 
En él, se ataja la crítica sobre las carencias armamentísticas del Ecuador el año 1995 de forma conmovedora:


Págs. 4-5. Un honesto “No jodan, somos pobres”. Snif.        

Bucaram vs. Nebot: La Pelea del Siglo (pasado)

24 de junio de 2017


Un desubicado

Abdalá Bucaram Ortiz (n. 1952) es un político que regresa después de un largo exilio (1). En la memoria colectiva de Guayaquil, Bucaram representa una época de nuestra ciudad: el desorden, la vocinglería y la corrupción de los años ochenta (2). Bucaram ha vuelto, pero en su conducta no ha superado la retórica y la actitud de esa época, que marca su estilo político (3). Bucaram ha vuelto, pero con los ochentas todavía insertos. Los Iracundos lo testimonian.

Abdalá Bucaram ya no electriza a su público como lo hizo en sus buenas épocas (hasta la segunda vuelta de la elección presidencial de 1996). Hoy apenas lo entretiene. No es un líder de masas, es folklore. Su rol político es marginal, pero puede resultar importante en la historia de Guayaquil como un removedor de caca.

Porque Abdalá Bucaram es el Loco que ama… que ama odiar. Y el odio requiere siempre de un enemigo.

Otro desubicado

Jaime Nebot Saadi (n. 1946) ha consolidado su dominio hegemónico de la ciudad de Guayaquil. En esta ciudad, desde 1992 los alcaldes socialcristianos (Febres-Cordero y Nebot) han capitalizado la superación del roldosismo y se han erigido como sus salvadores.

El modelo de desarrollo socialcristiano, ni supera el roldosismo, ni significa una alternativa viable para Guayaquil. El liderazgo autoritario, el capitalismo de amigos, el crecimiento urbano que privilegia el bien privado por encima del bien público, sin planificación ni cuidado ambiental: toda la orquestación del PSC es típicamente ochentera.

Por lo anterior, Jaime Nebot registra muchos aspectos vulnerables en su administración de la ciudad. La vocinglería de Bucaram podría ocuparse de ellos.

El escenario

En 1985, el alcalde de Guayaquil Abdalá Bucaram Ortiz tenía unos pocos años en política (empezó como Intendente de la provincia del Guayas durante la administración de su cuñado Jaime Roldós en 1979) y el gobernador de la provincia del Guayas Jaime Nebot Saadi tenía aún menos (se inició en política con ese cargo, durante la administración de su mentor León Febres-Cordero, en 1984). Esas dos autoridades con asiento en Guayaquil se enfrentaron los años 1984 y 1985, y hubo detenidos, heridos y muertos en ambos bandos. En junio de 1985, Bucaram opinó que las Fuerzas Armadas “solo sirven para desfilar en octubre y se llevan la mitad del presupuesto nacional” y Nebot lo demandó por injurias calumniosas para meterlo en cana. Todo orquestado, Vieja Guardia style. Ante la inminencia de la prisión y lo que en ella le podría suceder, Abdalá Bucaram se avocó a su primer exilio en Panamá.

En 1996, Bucaram y Nebot se enfrentaron en la segunda vuelta para elegir Presidente de la República del Ecuador. Triunfó Bucaram, pero no duró mucho. En 1997, a instancias de una orquestación del PSC et al. (con el PSC capo di tutti capi) se orilló a Bucaram a un nuevo exilio en Panamá (su tercero).

En 2017, Nebot es el alcalde de Guayaquil y Bucaram ha vuelto. Bucaram es un político que necesita un enemigo para existir. Nebot tiene algunos aspectos débiles que pueden ser aprovechados por Bucaram. Nebot, conceptualmente, representa el ethos ochentero, el greed is good de Gordon Gekko; en la práctica, es un representante del “capitalismo de amigos”, de un crecimiento urbano perverso y de las mañas de la Vieja Guardia política; como pieza de un juego estratégico, es un antiguo enemigo y alguien a quien ya Bucaram ha vencido en lo que más les importaba a ambos. Es, por ende, un candidato ideal para renovar su enemistad.

Fight!

Es prematuro saber cómo se desenvolverán las cosas, pero el hecho cierto es que grosso modo se enfrentarán dos estilos políticos en Guayaquil: el caos corrupto bucaramista versus el orden tramposo socialcristiano. Dos estilos esencialmente ochenteros, vuelven entonces a enfrentarse. Guayaquil es una ciudad atrapada en el pasado (4).

Abdalá Bucaram buscará remover la caca y salpicar con ello a la administración del PSC, en especial, al alcalde Nebot. Payback time. Y puede que su época haya ya pasado, pero Bucaram todavía puede ser útil para la superación de su viejo enemigo.

En una sociedad tan homogénea como la guayaquileña, Bucaram puede jugar el papel de un disruptor. El Loco no tiene nada que perder. Y no importa tanto el emisor, porque lo importante es nombrar las cosas, que de a poco a poco estas empezarán a discutirse (5).

Así, Abdalá Bucaram vs. Jaime Nebot en el trienio 2017-2019 es la pelea del siglo. Pero del siglo que ya pasó. Y eso significa dos cosas.

Primero: el que una pelea del siglo pasado sea la modernidad política de Guayaquil, habla horrores de la debilidad cívica de nuestra ciudad.

Segundo, que lo que quede de esta pelea, debe ser un punto de partida para pensar de manera distinta a Guayaquil. Principalmente, para pensarla a la contra de este par de políticos desubicados y caducos.

(1) En rigor, son cuatro “exilios”. El primero, en 1985, con retorno en 1987; el segundo, en 1988, con retorno en 1990; el tercero, en 1997, con breve retorno el 2005; el cuarto, en 2005 hasta su retorno definitivo el 2017. En un lapso que abarca 32 años, Bucaram ha pasado un 25% (alrededor de ocho años) en el Ecuador. El resto, en sus sucesivos asilos en Panamá.
(4) En Guayaquil, uno puede tener la sensación de que una canción de Vilma Palma podría ser un hit del verano: una ciudad carcomida por su pasado.
(5) Esta intuición la abrigó un diputado ecuatoriano a la Asamblea Constituyente del año 1883 la primera vez que se discutieron los derechos de la mujer al voto (en los primeros 53 años del Estado ecuatoriano el tema no se había hablado jamás: era a fact of life). El diputado expresó una honda preocupación por lo acontecido en la Asamblea: “[n]osotros no debíamos haber discutido este punto porque hay el peligro que las mujeres abran los ojos y crean que pueden ser ciudadanas”. (‘El sufragio femenino en el Ecuador’). Ese es el riesgo que corre la Alcaldía de Guayaquil: que el nombrar y discutir nuestros problemas urbanos termine por empoderar a una ciudadanía, hoy dormida.

¿Libertarios? (10 años después)

23 de junio de 2017


Hace diez exactos años, escribí el artículo ¿Libertarios?, publicado en diario El Universo.

En ese artículo del 2007 preguntaba si los libertarios estarían a la altura de defender “los ideales de la libertad hasta sus últimas y radicales (no económicas) consecuencias”. Diez años después, han demostrado que no. Como lo decía Jorge Hannibal Zavala, a quien cité en ese artículo, “son un movimiento de derecha neoliberal para los cuales la libertad individual es sagrada excepto contra la opinión de la Conferencia Episcopal, en nada diferentes del PSC, por ejemplo y deberían tener el valor de admitirlo” (1).

Pero es incluso peor: los “libertarios” son tan turros en el Ecuador que ni siquiera pueden hacer la defensa de la vertiente económica de su doctrina. El terremoto del 16 de abril de 2016 era una oportunidad de oro para ello.

En Manabí, a raíz del terremoto, algunos comerciantes intentaron aprovecharse de la situación y elevar los precios de venta de sus productos. Varias personas protestaron de manera airada contra ellos en las redes sociales. Jamás vi a ningún “libertario” salir en defensa de la libertad de esos comerciantes manabitas de vender su producto al precio que fije el mercado.

El libro de Michael J. Sandel Justice. What’s the right thing to do? empieza con un caso análogo (la elevación de los precios tras los efectos del huracán Charley en la Florida) para discutir sobre la justicia (2). Para un libertario, es simple: es un tema de libertades. A un libertario no le cabría ninguna duda: “Ni verga, ese man es libre de vender sus productos como mejor le aproveche”. Esto es así, porque la doctrina libertaria funciona a plenitud en la medida en que tritura empatías.

Pero en lo que atiende a los “libertarios” en el Ecuador: un libertario (AKA “Don Verga”) aquí, por lo general, es un tipo inconsistente en la esfera pública con las ideas económicas y morales que dice defender.

Ser “libertario”, en Ecuador, es abusar de una etiqueta.

(1)¿Libertarios?’. Una vez anunciaron en las elecciones del 2013 un primer “candidato libertario”. De primeras, le preguntaron por el aborto y el “libertario” en cuestión se declaró en contra (¡?). Sería libertario, tiro: “Soy libertario, en todo lo que no ofenda a la Madre Dolorosa”.
(2) Sandel, Michael J., ‘Justice. What’s the right thing to do?, Farrar, Straus and Giroux, New York, 2009, pp. 3-5. Una aproximación a las ideas de Michael Sandel sobre moral y mercados en ‘Market and morals’.

El stand-up de Bucaram [2017]

22 de junio de 2017


El primer discurso de Abdalá Bucaram (n. 1952) en Ecuador, después de su fallido retorno en abril del 2005, se llevó a cabo en las calles Francisco Segura y la 24 de esta ciudad de Guayaquil, el sábado que pasó. Su manantial de guatdefoquismos se puede ejemplificar con los siguientes 10 puntos, en un creciente “WTF?

Bucaram en tarima. Fuente

10) “Yo necesito que nadie se mueva. Estoy hablando con mi pueblo, pues”. Esta frase fue un síntoma porque, en general, Bucaram estuvo incómodo en la tarima. Y como es un incontinente verbal, lo hizo notar [25:55-26:10].

9) Le envió un mensaje “cifrado” a Jaime Nebot: le va a extender la mano “aunque se me lleve las huellas digitales” [46:49-46:55] (1).

8) “Yo tuve varios traidores, y deben saber la verdad. La primera, una señora [Rosalía Arteaga], que fatigaba su cuerpo con mis enemigos, para dar un golpe de Estado. Un traidor, testaferro, llamado Fabián Alarcón. Y unas Fuerzas Armadas oligárquicas, que se entregaron a un general que me traicionó [Paco Moncayo]”. Su “confesión” sobre el golpe de Estado es de una simpleza conmovedora [23:29-24:00] (2).

7) Su cuento sobre el político argentino Juan Domingo Perón, “ladrón, cabrón y maricón”: un larguísimo divague para llegar a la conclusión de que “el pueblo quiere a Abdalá” [20:18-22:32].

6) “El Loco no es de esos políticos que cuando bailan, bailan para atrás. Yo bailo para adelante” (gesto lascivo incluido). Bucaram es un adulto mayor, que piensa y vive como un adolescente perpetuo [19:58-20:07].

5) Se atrevió a sugerir que había sido un excelente alcalde de Guayaquil (“Alcalde insuperable”) [43:30-43:40].

4) “Este partido se llama pueblo contra oligarquías ecuatorianas, compatriotas”. This is good ol’ populism [36:38-36:48]

3) Abdalá está en una misión divina: “Porque Dios, Dios, a sus elegidos, les deja tinta en el tintero. Y acá llego yo, lleno de tinta, por arriba, por abajo y por todos lados, pura tinta, para cobrármelas a las oligarquías nacionales. Un aplauso para El Loco” [41:17-41-40].

2) “Cuando nos limpiamos el trasero, nos limpiamos con papel blanco, compatriotas”. Una exaltación anal de la lucha contra el racismo, al servicio de la ultra-demagogia [28:55-29:55].

1) “Yo he visto llorar a Dios, yo he sentido llorar a Dios”: en su delirio de ser un Elegido de Dios (v. punto 3), Bucaram no es que le haya visto las nalgas en la zarza como Moisés... es que lo ha visto a Dios mismo, y además, ¡lo ha visto llorar, lo ha “sentido” llorar! [26:38-27:50]

Troesma.

La verdad de la milanesa: Abdalá Bucaram ya no electriza a su público, apenas lo entretiene. En este país, ya distinto al país que había 20 años atrás y que lo eligió presidente en vez de elegir a su enemigo Jaime Nebot, Bucaram está condenado a desempeñar un rol más o menos marginal.

Pero una cosa es cierta: Bucaram buscará recuperar su espacio en Guayaquil, a costa de su viejo enemigo. Y tiene un ventilador y un montón de mierda para tirarle.

(1) Es moneda común que El Loco lo raye a Nebot de ladrón con este chiste, v., ‘Usted escucha a Correa y es una mala copia de Bucaram’. En general, como le ganó en la elección más importante de su vida política, Bucaram lo tiene a Nebot para el chuleteo, pues “Nebot jamás superó su derrota electoral”, en razón de lo cual Bucaram afirma que “él vive lleno de odio y yo lo entiendo, porque la gente le hacía bromas, desde el día antes de la elección (segunda vuelta electoral). La gente decía en las calles que Nebot le había dicho a su mujer: “Mijita, desde mañana te acostarás con el Presidente de la República”, y la mujer había dicho: “¡No, por favor, con Abdalá no!”, Ibíd.
(2) El cuento de El Loco es que Rosalía Arteaga vacilaba con Paco Moncayo y su hermana, Claudia, con el embajador de la Yoni, Leslie Alexander, v. Ángel Beccassino, ‘¿Quién le teme a Abdalá Bucaram?’, Editorial Nuevamerica, Bogotá, D.C., 2006, p. 125.

Presidentes constitucionales con menos de un año en funciones

21 de junio de 2017


Esta lista corresponde a una oncena de fulanos que en la República del Ecuador fueron elegidos (por distintas vías, pero todas ellas arregladas a la Constitución vigente en el momento de su elección) Presidentes Constitucionales y duraron menos de un año en funciones. Por distintas razones:

1) Diego Noboa Arteta (1789-1870).- Noboa fue elegido por una Asamblea Constitucional el 25 de febrero de 1851. Gobernó desde el 26 de febrero de 1851 hasta el 13 de septiembre de ese mismo año, cuando fue destituido por el golpe de Estado de José María Urbina.
2) Javier Espinosa Espinosa (1815-1870).- Espinosa fue elegido por el Congreso Nacional. Gobernó desde el 20 de enero de 1868 hasta el 19 de enero de 1869, cuando fue destituido por el golpe de Estado de Gabriel García Moreno.
3) Antonio Borrero Cortázar (1827-1911).- Borrero fue elegido por voluntad popular. Gobernó desde el 9 de diciembre de 1875 hasta el 8 de septiembre de 1876, cuando fue destituido por el golpe de Estado de Ignacio de Veintimilla.
4) Lizardo García Sorroza (1844-1927).- García fue elegido por voluntad popular. Gobernó desde el 1 de septiembre de 1905 hasta el 15 de enero de 1906, cuando fue destituido por el golpe de Estado de Eloy Alfaro.
5) Emilio Estrada Carmona (1855-1911).- Estrada fue elegido por voluntad popular. Gobernó desde el 1 de septiembre de 1911 hasta el 21 de diciembre de 1911. Falleció de muerte natural.
6) Gonzalo Córdova Rivera (1863-1928).- Córdova fue elegido por voluntad popular. Gobernó desde 1 de septiembre de 1924 hasta el 9 de julio de 1925, cuando fue destituido por la Revolución Juliana.
7) Juan de Dios Martínez Mera (1875-1955).- Martínez fue elegido por voluntad popular. Gobernó desde el 5 de diciembre de 1932 hasta el 19 de octubre de 1933, cuando fue destituido por el Congreso Nacional.
8) José María Velasco Ibarra (1893-1979). Velasco fue elegido por voluntad popular en cuatro de sus cinco presidencias. Así fue en su primera, en la que gobernó desde el 1 de septiembre de 1934 hasta el 21 de agosto de 1935, cuando fue destituido por el Ejército.
9) Mariano Suárez Veintimilla (1897-1980).- Suárez sucedió al coronel Carlos Mancheno Cajas, un fugaz golpista que destituyó a José María Velasco Ibarra en su segunda presidencia. Gobernó desde el 3 de septiembre hasta el 16 de septiembre de 1947, cuando renunció ante una Asamblea Constitucional.
10) Carlos Julio Arosemena Tola (1888-1952).- Arosemena fue elegido por la Asamblea Constitucional, tras la renuncia de Suárez. Gobernó desde el 16 de septiembre de 1947 hasta el 31 de agosto de 1948. Lo sucedió Galo Plazo Lasso, elegido por voluntad popular.
11) Abdalá Bucaram Ortiz (1952).- Bucaram fue elegido por voluntad popular. Gobernó desde el 10 de agosto de 1996 hasta el 7 de febrero de 1997, cuando salió del país con rumbo a Ciudad de Panamá. Lo reemplazó el presidente del Congreso Nacional, Fabián Alarcón Rivera.

En total: Una gestión cumplida (Carlos Julio Arosemena Tola), una renuncia voluntaria (Mariano Suárez Veintimilla), una destitución por el Congreso Nacional (Juan de Dios Martínez Mera), una muerte natural (Emilio Estrada Carmona) y siete golpes de Estado (Diego Noboa, Javier Espinosa, Antonio Borrero, Lizardo García, Gonzalo Córdova, Velasco Ibarra y Abdalá Bucaram).

Nam

20 de junio de 2017


Terminó la presidencia de Rafael Correa, pero este cruzado no logró derrotar a los “malvados” de las redes sociales. Correa, sin embargo, no se ha dado por vencido. Ya fuera de la presidencia, armado de su cuenta de Twitter, ha azuzado a sus “guerreros digitales” (?) al combate:

 
Su efecto en las redes sociales recuerda este video del Sr. Burns:


Hasta Facebook le borró su publicación. Correa sigue en Vietnam. Debería ya abortar su misión, como los estadounidenses hicieron en el Nam de a de veras, en abril de 1975.

Tarjeta "La Guayaquileña"

19 de junio de 2017


Esta fue la alternativa socialcristiana al bono solidario. De lo que son capaces.

Según el alcalde Jaime Nebot, invencible vendedor de humo, la tarjeta “La Guayaquileña” era la competencia del Bono de Desarrollo Humano:

“Ahora vamos a sacar una tarjeta de descuentos especiales, se llama La Guayaquileña. Es gratuita, personalizada, tiene como beneficiarios a cientos de miles de guayaquileños; el primer mes vamos a repartir 300 mil, el segundo mes, otras 300 mil y así seguiremos. Con ella,  casas empresariales de prestigio le darán descuentos especiales en comida, ropa, electrodomésticos y medicinas... Eso tiene un espectro superior al bono, que dan $ 35 para la gente pobre” (1).

De 300 mil en 300 mil, dice.

Por supuesto, la tarjeta fracasó.

(1) ‘Nebot: ‘¿No quieren hacer nada? No lo hagan. Guayaquil no pide favores’, Diario El universo, 9 de octubre de 2009.

Satori

18 de junio de 2017

He contado en una entrada anterior la vez que decidí ser carnívoro el resto de mi vida. Sucedió en la Argentina, país propicio a la buena carne, en un campo en las afueras de Mendoza. Todo era ideal: la carne, el vino, el ambiente. Fue un momento digno de justificar el eterno retorno.

Ese fue el día en el que abandoné el prejuicio urbano (debo decir, de algunos urbanitas) de la sacralidad de la naturaleza. Los animales son hermosos, también en mi plato.

Y acepté en mi corazón, todavía sin conocerla, la frase atribuida a Fran Lebowitz que leí años después en Brasil: “Mi animal preferido es el bife” (1).

(1) de Lara, José Francisco (comp.), ‘Ironia. Frases soltas que deveriam ser presas’, Cócegas Editora, Curitiba, 2005, p. 79. 

A favor de la eutanasia

17 de junio de 2017

1. El escenario

El artículo 14 del proyecto de Código Orgánico de la Salud presentado por el asambleísta William Garzón (aprobado su informe para primer debate por la Comisión del Derecho a la Salud de la Asamblea Nacional el 14 de marzo de 2017) dice lo siguiente con respecto a la eutanasia:

“Toda persona que presenta una enfermedad en fase terminal tiene derecho a recibir atención integral que incluya cuidados paliativos y a planificar decisiones anticipadas para el final de su vida incluyendo la decisión de no ser reanimado o reanimada o el rechazo de acciones para el alargamiento de la vida. El derecho a la planificación de decisiones anticipadas para el final de su vida, en casos de enfermedad en fase terminal, podrá ser ejercido únicamente por las personas que se encuentren en plena capacidad de discernimiento y en completo uso de sus facultades mentales, y en caso contrario por su representante legal o familiares, conforme las reglas establecidas en esta Ley para el otorgamiento del consentimiento informado. Se prohíbe la práctica de la eutanasia”.

Esta redacción es confusa. Se permite la práctica de un acto casi indistinguible del concepto de eutanasia, pero de manera expresa se prohíbe “la práctica de la eutanasia” (¡?). Una redacción así de confusa autoriza a pensar, como lo hizo la exlegisladora del PSC María Cristina Kronfle, que este artículo 14 “esconde conceptualmente la eutanasia” a pesar de prohibirla (1).

Yo creo que no tiene que esconderla. Todo lo contrario, debe mostrarla. Debe exhibírsela y redactársela con claridad, desde el título mismo del artículo, pues su regulación es la lógica consecuencia de la Constitución garantista que aprobamos el año 2008.

2. El argumento constitucional

La regulación de la eutanasia debe ser defendida por las personas de pensamiento liberal. Nuestro fundamento constitucional es sólido: se basa en un derecho de todas las personas (Art. 66 núm. 5) y en un principio fundamental del Estado ecuatoriano (Arts. 1 y 3 núm. 4).

2.1. El derecho al libre desarrollo de la personalidad.

La Constitución establece, entre los derechos de libertad, el siguiente:

Art. 66.- Se reconoce y garantizará a las personas:
[…]
5. El derecho al libre desarrollo de la personalidad, sin más limitaciones que los derechos de los demás.

En este punto, defiero mi argumento a Carlos Gaviria Díaz (1937-2015). Él, como magistrado de la Corte Constitucional de Colombia, fue ponente en la sentencia de despenalización de la eutanasia en el vecino país, expuesta con claridad espantacuras:

“…la Constitución se inspira en la consideración de la persona como un sujeto moral, capaz de asumir en forma responsable y autónoma las decisiones sobre los asuntos que en primer término a él incumben, debiendo el Estado limitarse a imponerle deberes sólo en función de los otros sujetos morales con quienes está avocado a convivir y, por tanto, si la manera en que los individuos ven la muerte refleja sus propias convicciones, ellos no pueden ser forzados a continuar viviendo cuando no lo estiman deseable ni compatible con su propia dignidad, con el argumento inadmisible de que una mayoría lo juzga un imperativo religioso o moral” (2).

Dicho de otra manera: por aplicación del derecho al libre desarrollo de la personalidad, el Estado no puede imponerle deberes a un individuo sobre cómo juzga el final de su propia existencia, pues todo individuo es capaz de asumir “en forma responsable y autónoma las decisiones sobre los asuntos que en primer término a él incumben”.

Esto es liberalismo del bueno (3).

2.2. El principio de laicidad del Estado.

La Constitución establece, entre los principios fundamentales del Estado ecuatoriano, lo siguiente:

Art. 1.- El Ecuador es un Estado […] laico.

Art. 3.- Son deberes primordiales del Estado:
[…]
4. Garantizar la ética laica como sustento del quehacer público y el ordenamiento jurídico.

La claridad de esta redacción es aplastante. Como consecuencia, la legislación sobre todos los tópicos de la salud (incluida la eutanasia) debe ser laica. El concepto “laico” implica que las creencias religiosas únicamente obligan a sus creyentes y que no pueden imponerse a los demás miembros de la sociedad ecuatoriana. Que un Estado se defina como “laico” implica su firme compromiso de respetar la pluralidad en su territorio y de tratar a todos los cultos religiosos en pie de igualdad.

Hay muchos cultos religiosos en Ecuador (en el país existen alrededor de 2.000) y ninguno de ellos puede imponerle sus creencias a los demás miembros de la sociedad ecuatoriana a través de la legislación. Esa es la razón de ser de un Estado laico: servir de barrera frente a esas pretensiones. Si un Testigo de Jehová, por ejemplo, quisiera impedir las transfusiones de sangre en el país porque tal es su creencia, el Estado laico coloca una barrera frente a su pretensión. Le diría a esos religiosos: “Esa creencia únicamente lo obliga a usted” (4).

Pero esto es difícil, en particular con la grey católica. Muchos católicos sienten estos cambios legislativos como una pérdida de privilegios.

Porque hay que recordar que este fue un Estado confesional católico hasta 1906. Y todavía se le nota.

3. Conclusión

Los argumentos liberales a favor de la eutanasia se pueden reconducir a la defensa de dos valores fundamentales en una sociedad democrática: la libertad y la igualdad.

Libertad: La defensa del derecho al libre desarrollo de la personalidad es defender la libertad, en el sentido más cabal de la palabra.

Igualdad: La defensa del principio laico que debe regular el ordenamiento jurídico del Ecuador es defender la igualdad, pues implica tratar a todas las creencias religiosas como iguales: todas con la misma protección para ejercer su derecho a creer y ninguna con el derecho de imponerle sus creencias a nadie, como no sea a sus propios feligreses.

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(1) Diego Mosquera, Eutanasia: el Código de la Salud lo esconde conceptualmente’, Redacción Médica, 7 de marzo de 2017.
(2) Gaviria Díaz, Carlos, ‘Sentencias. Herejías constitucionales’, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 2002, p. 33. La sentencia en cuestión es la Sentencia de Constitucionalidad C-239 de 1997, por la cual la Corte Constitucional resolvió si el artículo 326 del Código Penal, que regulaba el “Homicidio por piedad”, era constitucional o no. Decidió que prohibir el homicidio por piedad era inconstitucional.
(3) Por oposición a las paparruchadas de Ayn Rand y su filosofía para selfish assholes.
(4) Julio M. Lázaro, ‘Los testigos de Jehová no podrán oponerse a las transfusiones de sus hijos’, Diario El país [España], 6 de octubre de 2012.