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Nació la República del Ecuador

18 de marzo de 2022


            Publicado en diario Expreso el 18 de marzo de 2022

 

El pensamiento de Simón Bolívar sobre el naciente Estado del Ecuador quedó expresado en una carta fechada 9 de noviembre de 1830 y dirigida a su fiel amigo Juan José Flores, quien desde septiembre de 1830 se desempeñaba como Presidente del ‘Estado del Ecuador’. Bolívar le advirtió que, en ese territorio por él conocido como el Sur, los hombres eran ‘unos orgullosos, otros déspotas y no falta quien sea también ladrón; todos ignorantes, sin capacidad alguna para administrar’.

 

Y anduvo certero el Libertador, porque administrar no pudieron ese remedo de Estado que se lo suponía, en su primera Constitución, como confederado en la República de Colombia. En su artículo 3, la Constitución disponía el camino a seguir: ‘El Estado del Ecuador concurrirá con igual representación a la formación de un Colegio de Plenipotenciarios de todos los Estados, cuyo objeto sea establecer el Gobierno general de la Nación y sus atribuciones, y fijar por una ley fundamental los límites, mutuas obligaciones, derechos y relaciones nacionales de todos los Estados de la Unión.’

 

Este artículo presuponía que los otros dos ‘Estados de la Unión’, Colombia y Venezuela, iban a estar interesados en conformar un Colegio de Plenipotenciarios en igualdad de representación con el Ecuador. Este presupuesto fue un craso error. Jamás se reunió un Colegio de Plenipotenciarios para fijar los límites del Estado del Ecuador. En su parte norte, esos límites fueron fijados tras una breve guerra.

 

En lo que se conoce en Colombia como ‘La guerra del Cauca’, el ejército del Estado del Ecuador cruzó el Río Carchi y entró en territorio colombiano, hasta ocupar la ciudad de Popayán (capital de una Gobernación que había integrado la Audiencia de Quito en tiempos de la administración española). Pero Colombia se recompuso y terminó por ganar la guerra y por obligar al Estado del Ecuador a reconocer que su límite por el Norte era el río Carchi, que era el mismo límite que se había fijado en una ley grancolombiana de 1824. El Ecuador fue a por el territorio que supuso suyo por una tradición de siglos, pero Colombia arrebató este territorio por lo dispuesto en una ley republicana. El Tratado de Pasto, firmado el 8 de diciembre de 1832, es el testimonio de su triunfo.

 

En 1834, Flores le entregó el poder a Rocafuerte, que lo asumió en calidad de Jefe Supremo para enfrentarse con otro Jefe Supremo en la primera guerra civil ecuatoriana, que se saldó con el triunfo del ejército financiado por Rocafuerte y comandado por Flores en la batalla de Miñarica. En estos tiempos convulsos, se reunieron los representantes de los Estados para decidir acerca de los pagos a los ingleses por la deuda de las guerras de independencia. El Ecuador, ocupado en su guerra civil, no pudo mandar a nadie. Colombia y Venezuela le clavaron un injusto 21.5% del total.

 

Tras el triunfo en Miñarica se reunió una Convención Nacional para redactar una nueva Constitución que ya no insistió en confederar el Ecuador con nadie. Fue con la entrada en vigor de esta Constitución, el 13 de agosto de 1835, que nació la República del Ecuador. Así, despojada de su territorio histórico al Norte y endeudada hasta el cogote, así nació la República del Ecuador.

El toque de queda (parte II)

2 de enero de 2021

Ocurrió lo esperable (v. El toque de queda (parte I)), esto es, que a la gente no le importó la prohibición de la quema de años viejos. No iba a ser lo mismo de otros años pero se veía claramente que íbamos a estar muy lejos del efecto deseado del toque de queda, esto es, que nadie esté en las calles pasadas las 10 de la noche (v. El toque de queda y la prohibición de quema de monigotes se cumplieron a medias en Guayaquil).

 

Por supuesto, también ocurrió otra cosa esperable: ningún medio de comunicación masiva de Guayaquil criticó esta ineficacia en el control de la quema porque como es usual desde 1992, es mejor no hablar de ciertas cosas. Esta ineficacia se observa en varios aspectos de la gestión municipal, como es el caso de los controles a la contaminación ambiental (v. ‘A ver, Balsasud’ y ‘El Salado, sin control municipal’) y de los controles a las construcciones en la urbe (v. ‘Mejor no hablar de ciertas cosas, diario El Universo’ y ‘Mejor no hablar de ciertas cosas, diario Expreso’)

 

No es capaz de controlar el ambiente, la urbe y a los ciudadanos… Pero sí tiene la Alcaldía capacidad para controlar lo que se difunde en los medios de comunicación social, esto es, lo que se discute sobre la gestión municipal en la esfera pública. 

 

Y esto es lo que explica que, a tanta ineficacia de su gestión, se la haya podido disfrazar de éxito.   

Si Cynthia fuera Lenín...

9 de enero de 2020


… en cierto modo, sería cosa buena, porque Guayaquil se ahorraría $6 millones al año en sueldos.

Pero Cynthia no es Lenín, porque Cynthia no traiciona a Nebot como Lenín sí lo hizo con Correa. Una vez que Nebot terminó su período como alcalde, ella lo ha prolongado. Si bien ella ha tomado la figura de mando, todavía es él quien manda. Se notó mucho en las fiestas de octubre/protestas, se acaba de revelar en el rol de pagos, por la investigación de diario Expreso.

Que Cynthia Viteri permita que el exalcalde Jaime Nebot mantenga su presencia en el Municipio depende de que sus muchachos consten en la nómina del Municipio. Por supuesto, la alcaldesa Viteri puede poner a su gente, pero lo que ella no puede hacer (en deferencia al exalcalde) es quitarle a sus muchachos. Por ello, la alcaldesa Viteri debió sacrificar la eficacia a la política: duplicó puestos, o los creó, únicamente para satisfacer apetencias políticas de su mentor, sin que ello nos reporte un beneficio a los ciudadanos.

¡Lo que nos cuestan los ojoseco del exalcalde! Por lo menos ahora Teleamazonas y Expreso se animan a criticarlo.

Cinco reflexiones a partir de una caricatura de Bonil

12 de junio de 2019


Una rareza: Bonil criticó a la administración de la Alcaldía de Guayaquil. Hoy, miércoles 12 de junio de 2019, Bonil dibujó a este muñeco de Monopolio (en clara alusión a la codicia) en plan de querer esquilmar a unos niños. 

Fuente
 
Primera reflexión: Bien, Bonil. Finalmente, sales del clóset.

Segunda reflexión: Es llamativo que esta crítica de Bonil a la gestión de la Alcaldía de Guayaquil (primera en mucho, mucho tiempo) se la haga una vez que se ha ido Jaime Nebot. Contribuye a reforzar la idea de que el cambio de autoridad en Guayaquil provoca fisuras en el casi unánime “con$en$o” que cultivó el régimen anterior.

Tercera reflexión: Es curioso que Bonil ponga de fuente al otro diario de Guayaquil. Es como decir que él ha necesitado acudir a esa otra fuente para informarse y criticar lo que está pasando en la ciudad (o como implícitamente admitir: “Este diario es una perra de la Alcaldía. Aquí no leerán nada en su contra, salvo esta licencia de artista”).

Cuarta reflexión: La Aerovía se la ofreció como promesa de campaña en el 2014, pero tardamos todo el quinquenio del último período de Nebot (2014-2019) y el inicio de la administración actual para empezar a discutir su opaco modelo de negocios, aunque este modelo no resulta ninguna novedad en la forma de administración de la ciudad. Y aunque incluso (como acertadamente lo señala Bonil) hasta unos niños se darían cuenta de que ese modelo es un timo, el Alcalde anterior usó y abusó de ese modelo sin rubor ni contención y, lo que es peor aún, casi sin crítica ni oposición, por 18 años y pico. Y es recién ahora, que ese adefesio aéreo está por operar, que tenemos dos artículos críticos y una caricatura de Bonil. Más lentos que una tortuga parapléjica y con tacos.

Quinta reflexión: Aunque la reflexión anterior es lo que es, si así empieza a llover, que no escampe jamás. Lo que más necesita Guayaquil es ponerse a pensar sobre lo que se ha hecho con ella (porque muchas, demasiadas cosas, se las ha hecho muy mal) y las que se van a hacer para corregir esto que se ha hecho mal. Para este propósito necesitaremos a Moncada y a Bonil, a diario Expreso y a diario El Universo, a las autoridades municipales y a la Academia, y en fin, a todos los que quieran sumar esfuerzos para componer una ciudad mal hecha, rumbo a inundarse.

Por lo demás, es esta una gran caricatura de Bonil, salvo porque al pequeño Nebot a la derecha le falta un globo que diga: “Yo de esto llevaré tajada”. Allí estaba completa.

El Municipio del Verano del '92: "crear conciencia"

18 de mayo de 2019


El 3 de agosto de 1992, días antes de que el expresidente León Febres-Cordero asuma la Alcaldía de Guayaquil, Expreso mostró su respaldo a esta futura autoridad en una causa que dicho diario (llamado “de la vida nacional”) juzgaba como fundamental: “crear una conciencia guayaquileña”.

Editorial del 3 de agosto de 1992.

El problema es que el ciudadano que aquella “conciencia” debía superar con un nuevo y “consciente” ciudadano sirve como una descripción del ciudadano del Guayaquil del año 2019:

“Los habitantes de Guayaquil nos singularizamos por arrojar papeles, cortezas de frutas, envases ya usados, etc., porque todo lo dejamos para que el ‘servicio de limpieza’ se encargue de recoger los desperdicios. No hay conciencia cívica, amor a nuestra urbe, cuidado elemental por la ciudad en la cual vivimos”.

La Alcaldía de Guayaquil mal podría negar que esto sigue así, pues ha sido su recurrente excusa para justificar las inundaciones en la ciudad (“la gente es sucia, por eso se taponan las alcantarillas”).

Pasaron ocho años con León Febres-Cordero, diecinueve años con Jaime Nebot, pero la conducta del guayaquileño se mantiene casi invariable después de 27 años socialcristianos.

El rapto jipi fue muy breve. “Crear conciencia” fue apenas el anuncio de un fracaso por venir (uno de tantos). 

Crónica a partir de un cronista (Caso Espín)

9 de noviembre de 2018


O, de “Espín al borde la destitución” a “Espín al borde de no ser destituida”: La mirada de un cronista sobre un proceso espurio.

En “Espín al borde dela destitución”, publicado el 5 de octubre de 2018, Roberto Aguilar empezó su artículo con la frase: “Sofía Espín ya no sonríe”. En una parte, Aguilar escribió:

Como un brazo de mar salió Espín al vestíbulo a rendir declaraciones […] vomitó su frustración y volvió a entrar”*.

El artículo de Aguilar recogió la votación de 73 votos para la resolución que observó como “cuestionable” la conducta de Espín. Aguilar concluyó: “Con 73 votos en su contra, el fantasma de la destitución se cierne sobre la otrora sonriente asambleísta”.

A principios de octubre, la destitución de Sofía Espín, a Aguilar, le parecía inminente.

Pasó un mes y un poco más: el 9 de noviembre de 2018 Aguilar publicó un artículo que tituló “Caso Sofía Espín: María José Carrión salvó los muebles”, pero que bien pudo titular “Espín al borde de no ser destituida”. Así lo empezó: “Noche de infarto en la Asamblea Nacional: la correísta Sofía Espín estuvo a un tris de salvarse de la destitución”. Esto pasó porque desde ayer, por resolución del Pleno de la Asamblea Nacional, rige la sensata disposición de que para destituir a un Asambleísta se debe obtener una mayoría calificada de dos tercios de los asambleístas (es decir, 91 de 137). Y porque los alegatos de Espín y sus co-idearios surtieron efecto. Así cerró Aguilar este escrito de noviembre: “Cundía la desesperación en la bancada de CREO. Entonces tomó la palabra María José Carrión, con una boya en la mano. Bondadosamente, acogió la queja de Espín: ¿no tuvo derecho a la defensa? Pues téngala. […] A último momento, la Asamblea Nacional ganó la oportunidad de no quedar, otra vez, como el perro”.

A través de los ojos del “cronista” de diario Expreso se puede observar cómo cambiaron las cosas: a principios de octubre a Sofía Espín la perseguía el fantasma de la destitución, a principios del mes siguiente era la Asamblea Nacional la que ganaba la oportunidad de no quedar “como el perro” por no poder destituirla. Y la Asamblea Nacional compró tiempo con una “boya” chapucera, a través de conceder a Espín la chance de tener un debido proceso (¡dándole 24 horas!) cuando tener un debido proceso era la obligación durante el proceso que desembocó en la sesión del Pleno que se suspendió ayer para dar la chance del debido proceso a Espín. Es decir: es una movida tan, pero tan torpe, que lo que ofrece ahora es el reconocimiento tácito de lo que antes negó. Y para peor, una infracción en sí misma, porque este nuevo procedimiento ni sirve para garantizar el debido proceso, ni existe siquiera en la Ley que regula el proceso de destitución. Esto ya tiene aires de vodevil. Y la Presidenta de la Asamblea Nacional, la señora Cabezas, la actitud de una de sus primeras actrices, antes que la de una funcionaria pública.

En lo que resulta muy fácil diferir con el “cronista” de diario Expreso es en la atribución de la “agonía”. Dice Roberto Aguilar: “una propuesta de última hora presentada por la oficialista María José Carrión salvó el proceso y prolongó la agonía de la acusada hasta la próxima semana”. En realidad, la agonía que se ha prolongado es la del proceso que se inició en contra de ella, el que terminará por ser fallido el próximo martes.

Pero sobre eso escribirá Aguilar el próximo miércoles.

* La composición “Como un brazo de mar salió…” es delirante, hilarante, psico-activa.

Las ciclovías y el elefante

16 de mayo de 2018



La primera nota: “Guayaquil renuncia a las ciclovías” (11/abril/2018)

La nota pinta una realidad triste: la Alcaldía de Guayaquil proyectó 8 ciclovías, pero solo ejecutaron dos, una de ellas en el centro que “nunca fue respetada”. La nota describe que en la ciclovía de la calle Junín, en el centro, ahora se iba a construir una jardinera “que es como se lo ha aprobado por parte del alcalde”. Finalmente, se publica la opinión lapidaria del vocero de la Alcaldía: “en el centro de Guayaquil, por las condiciones de las calles y el clima no funciona una ciclovía”.

La segunda nota: “Ciclistas y alcaldes forman un solo equipo por las ciclovías” (10/mayo/2018)

Todo el escenario de desastre de la nota anterior, es decir, el incumplimiento de su propia planificación, la ineficacia de hacer cumplir lo ejecutado e incluso su regresión (la ciclovía de la calle Junín), además de la negativa de construir ciclovías en el centro, las conjuró la sola expresión del alcalde: “No hay problemas con el tema ciclovías”, para a continuación señalar que “por el momento debemos tener restricciones, no prohibiciones, en el centro”.

Desde los ciclistas, el problema es cualquier restricción a la circulación, en el centro o en cualquier otra parte. No porque no pueda haber restricciones a la circulación. Pero porque tienen que estar plenamente justificadas.

Y veamos esta justificación: según el redactor de esta nota, el alcalde ofreció lo que él llamó “razones técnicas”, que se reducían a esto:

“Evitar aportar al colapso del tránsito que ya se presenta en esta parte de la ciudad”.

¿Razones técnicas? JAJAJA. Reformulemos: el tráfico colapsa y se piensa “evitar” que se aporte a ese colapso a través de una restricción a la circulación de aquellos que podrían contribuir a evitar el colapso del tráfico: los ciclistas (claro, para ello se requiere planificación y otro modelo de desarrollo que priorice el interés general por encima del particular: ciencia ficción para el gobierno local). Estas “razones técnicas” del alcalde ven como problema a una posible solución, no ofrecen ni un dato, ni un estudio, ni nada, únicamente una restricción, propuesta frente a quienes serían sus destinatarios, que allí sentados debieron ser de cera porque no dijeron ni mú. Se ofrendó ante ellos una de las “razones técnicas” más pobres que una autoridad ha propuesto en el orbe occidental, pero la muchachada hurgó en el silencio.

Seamos claros: la medida que quiere imponer la Alcaldía es una vulneración a los derechos de los ciclistas, que pagan los platos rotos de la incompetencia de la Alcaldía en la planificación y en la ejecución de lo planificado.

No hay que ser ingenuos: esta reunión con los ciclistas fue un lavado de imagen, en un área en la que se han hecho las cosas muy mal, no de ahora, desde siempre, porque se avecinan tiempos electorales. Eso es todo. Y Mr. Hyde fue el cronista de este simulacro.

Conclusión: El elefante en la habitación.

El elefante en la habitación es que al alcalde le importa un pepino las ciclovías. No de ahora, desde siempre. Lo suyo son los vehículos a motor: ahí, en ello y alrededor de ello (calles, puentes, cemento) está el biyuyo. Cuando ha tenido oportunidades (financiamiento internacional, por ejemplo) para desarrollarlas, las ha desperdiciado. Cuando ha asumido la competencia del tránsito, no las ha vinculado a una planificación integral. Incluso cuando (aunque de manera deficiente) las ha implementado, luego ha dado marcha atrás (como lo mostró Expreso en la primera nota, cuando estaba Dr. Jekyll). Y la cereza de este pastel anti-ciclístico es la restricción que pretende ahora imponer a la circulación en el centro. 

Así es Ciudad Sainete, donde te pasan este elefante en la habitación como “un solo equipo por las ciclovías”. Y la verdad, no sé qué es peor: o los ciclistas que se han dejado, o el periodista que redactó ese adefesio.  

El presidente y los ratones

7 de mayo de 2018


Ah, las drogas: unas sustancias que si legalizadas, se abarataría su precio de forma sustancial pero también se perderían las “oportunidades de negocio” en las sombras que es lo que mueve miles de millones de dólares, con precios artificialmente altos. El negocio entonces es no legalizarla y mantener los precios altos, que es lo que permite que florezca un lucrativo y muy violento negocio. Los otros días, Óscar del Brutto lo explicó en nuestra prensa pituca (toda una rareza).

En Ecuador, so pretexto de ahorrar, se ha tomado una decisión anti-técnica en el combate a las drogas. A través del Decreto No 376 que adoptó este 23 de abril el presidente Lenin Moreno, esta autoridad eliminó la Secretaría Técnica de Drogas, que era la encargada (entre otras cosas) de la destrucción de la droga que se incauta, para pasarle esta responsabilidad al Ministerio del Interior, que de esta manera se convierte en juez y parte de la destrucción de la droga que él incauta. Esta situación es preocupante, advierte un experto en seguridad que entrevistó diario Expreso, porque:

“Lo que se recomienda internacionalmente para evitar cualquier caso de corrupción o cualquier irregularidad, es que no sea el mismo ente el que incauta y el que la analiza y destruye. Más aún en Ecuador, donde las cifras de captura no han coincidido nunca con las de destrucción de droga” (1).

En pocas palabras, con esta reforma anti-técnica el gobierno del presidente Moreno está creando una “oportunidad de negocio” para que a la droga incautada se la “coman los ratones”, o alguna otra variante de la corrupción, nada extraña en un país sustancialmente corrupto en el que “nunca” ha coincidido la cantidad de droga incautada con la cantidad de droga destruida. Nunca: es decir, se trata de un país con muchos ratones. 

Y un presidente que, inadvertidamente, les ofrece queso.

(1)Causa recelo que Interior sea juez y parte al custodiar droga’, Diario Expreso (Sara España), 7 de mayo de 2018.

La lucha por el patrimonio

9 de agosto de 2017


Hace un par de días, la periodista Blanca Moncada publicó un artículo en diario Expreso que tituló: “Coimas, cerveza, chuzos y orina”. En esa nota, denunciaba sustancialmente lo siguiente: a las 10 PM la protección pública (municipal) se retiraba del sector del cerro Santa Ana y dejaba su protección en manos de la seguridad privada. Entonces, a partir de las 10 PM, la seguridad privada (que ha sido corrupta: “Solo pasan a determinada hora y cobran”) tranza con algunos individuos para permitirles vender productos (“encebollado, jugos y hasta marihuana”) por fuera de la ley. La conclusión viene de una autoridad municipal: “Si los guardias hicieran su trabajo y no fueran corruptos, no habría informales allí” (1).

La Alcaldía de Guayaquil acusó recibo. Ayer publicó lo siguiente:

 

Lo que demuestra que si se la mosquea lo suficiente, la Alcaldía de Guayaquil reacciona. Miren lo que logró un artículo de prensa (2).

De importancia igual o mayor que el cuidado del cerro Santa Ana es cuidar los edificios patrimoniales del cantón Guayaquil. Esta obligación le corresponde a la Alcaldía de Guayaquil, pues desde el 3 de junio de 2015 esa es una de sus competencias.

Pero la Alcaldía de Guayaquil se ha probado no competente para asumir esta competencia. El caso de la caída de la cruz de la Catedral, a principios de año, fue un ejemplo de ello. La caída de una columna del edificio patrimonial de “La Casa del Cacao”, el día de ayer, es una voz de alerta sobre el estado deplorable de la conservación patrimonial a cargo de la Alcaldía.

Este desplome en “La Casa del Cacao” debería motivar una reacción en los guayaquileños a quienes sí nos preocupa el patrimonio de nuestra ciudad. Este artículo es un grano de arena que apunta a ese propósito. Hacen falta más opiniones, más plantones, más exigencias concretas a una Alcaldía que está en deuda, en este tema patrimonial y en tantos otros. Hay que exigirle las rectificaciones inmediatas de todas las maneras posibles y como lo dice la Alcaldía en su comunicado, “siempre conforme a la ley”.

Pero hay que hacerlo. Porque está demostrado que la Alcaldía de Guayaquil cuando se la mosquea lo suficiente, sí reacciona. Lo que hay que lograr, es que esta vez su respuesta sea para bien: para preocuparla e involucrarla en la conservación de nuestro patrimonio común.

(1) Lo dijo el vocero de la Policía Metropolitana, Roberto Viteri. Los guardias corruptos que permiten la venta de encebollado, cerveza y marihuana (trilogía muy, muy guayaca) en el cerro Santa Ana son los guardias contratados por la Fundación Siglo XXI para cuidarla. Con la Alcaldía, si no hace agua por un lado, la hace por el otro.
(2) Por supuesto, una reacción represiva está en el “ADN socialcristiano”. Si roban en el parque Centenario, ha llegado la hora de subir las rejas. En su lógica ochentera, esto es lo correcto (lo asombroso es que lo hagan pasar por un modelo de desarrollo).

Entrevista a una experta

3 de agosto de 2017


Blanca Moncada, periodista de diario Expreso, entrevistó a una doctora en arquitectura por la Escuela Técnica de Arquitectura de Sevilla y codirectora del Máster Laboratorio de la Vivienda del siglo XXI en la Universidad Politécnica de Cataluña, la argentina Zaida Muxí Martínez. Como todo persona que conoce de urbanismo y que no se deja vender gato por liebre, Muxí Martínez se dio cuenta enseguida que Guayaquil es un desastre.


1) Las críticas de Zaida Muxí Martínez a Guayaquil

* La gran extensión de la ciudad y su dispersión.

* La preeminencia absoluta del vehículo privado.

* La falta de planificación.

* La construcción de la ciudad orientada a la satisfacción del negocio inmobiliario.

* La autoridad municipal no cuida del espacio público.

* El malecón como un espacio recuperado para pasear a la manera de un centro comercial. “Guayaquil se ha abierto al río, pero de manera falsa”.

* La falsa sensación de seguridad por vivir en urbanizaciones cerradas.

* No hay calidad de vida en las aceras, no hay sombras, no hay pasos de peatones.

* La creación de urbanizaciones alrededor de una única vía de acceso (Samborondón, Vía a la Costa).

2) Las soluciones de Zaida Muxí Martínez para Guayaquil

* Controlar la expansión de la ciudad.

* Recuperar la planificación de la ciudad y tomar en cuenta la climatología y la participación los ciudadanos para llevarla a cabo.

* Trabajar en la igualdad social, la generación de oportunidades y la creación de variedad que haga atractiva a la ciudad.

* Comprar edificios vacíos en el centro, para habilitarlos y proponerlos para vivienda de estudiantes, a la manera de lo hecho por la Universidad de las Artes.

* El comercio debe volver a las calles.

* Potenciar el transporte público. Los peatones deben ser prioridad.

* Tener una buena relación con la ría.

3) El modelo de desarrollo de la Alcaldía de Guayaquil

El problema de fondo es el modelo de desarrollo de Guayaquil. La Alcaldía de Guayaquil sabe, porque encargó un informe a la Corporación Andina de Fomento (CAF), que el modelo de desarrollo impuesto en Guayaquil es un desastre: “lotes pequeños para la sviviendas, aceras y accesos estrechos, limitadas áreas verdes, y en general un aclara tendencia hacia la impermeabilización del suelo urbano”.

Pero eso no es lo peor. Lo peor, de acuerdo con los expertos de la CAF, es que el crecimiento de Guayaquil cuesta alrededor de US$7 millones por kilómetro cuadrado, mientras que si se utilizaran las iniciativas propias de una ciudad “verde, inclusiva y sustentable”, eso no solo que resultaría 6 veces más económico, sino que además resultaría una alternativa más eficaz para el control de las inundaciones que la alternativa de crecimiento que ha escogido la Alcaldía de Guayaquil.

El mensaje es claro: resulta contraproducente que la ciudad se expanda tanto, pero a su vez, esa expansión beneficia al sector inmobiliario y de la construcción. La ciudad invierte unas seis veces más de lo que invertiría para obtener un peor resultado que el que obtendría con la aplicación de unas políticas amigables con el ambiente y con los ciudadanos, como las que recomienda la CAF en su informe:

“Guayaquil ofrece condiciones inmejorables para desarrollar soluciones integradas en el diseño urbano que combine programas de vivienda, transporte, agua potable, alcantarillado, drenaje, residuos sólidos y medio ambiente [para] diseñar soluciones sustentables en el largo plazo”.

Pero que el PSC aplique este cambio es imposible. ¿La razón? Echaría a perder el negocio de las inmobiliarias y las constructoras (los socios naturales de un Alcalde que salió de entre sus filas).

En resumen: Guayaquil es una ciudad de unos pocos avivatos y unos muchos incautos (y ojo, escojo mis palabras).

4) Conclusión

El hiato entre esto que somos como ciudad y lo que debemos procurar hacer en Guayaquil es enorme. Y mientras más tiempo esté el PSC en el poder, más lejos estaremos de cambiar de rumbo. Porque el problema de fondo con el PSC es aquello (paradójicamente) de lo que más se vanagloria hasta ahora: su modelo de desarrollo.

Esto, porque el modelo de desarrollo aplicado por el PSC en Guayaquil te vende como una Disneylandia lo que realmente funciona como el Play Land Park. Y lo asombroso a estas alturas, realmente, es que haya tantos incautos que no puedan hacer la diferencia.