Velasco y la corrupción (‘Todo es pobreza en el país’)

23 de agosto de 2021

Corrían los tiempos de su cuarta presidencia (1 de septiembre de 1960 - 7 de noviembre de 1961), cuando al Presidente José María Velasco Ibarra le preguntaron por la corrupción en su gobierno. Su respuesta fue elocuente y lapidaria:

 

no se puede negar que al país le ha invadido la corrupción. Yo no puedo corregir el mal; porque el empleado que reemplaza al empleado ladrón resulta también ladrón o por lo menos groseramente indelicado. Todo es pobreza en el país’. (1)

 

A mayor abundamiento, en una entrevista de 1966, Velasco ejemplificó sobre el período de su cuarta presidencia con una persona en concreto: su ministro Jaime Nebot Velasco. Sobre él dijo:

 

si yo hubiera sacado a Nebot, nueve posibilidades de diez, el reemplazo habría sido ladrón, y era mejor tener un Ministro ladrón que hacía buen trabajo, que un Ministro ladrón que no(2)

 

Las respuestas de Velasco cuentan dos historias que conducen a un mismo fin. Por una parte, en su primera respuesta, Velasco pinta a la corrupción en el Ecuador como una serpiente policéfala, una hidra de diez mil cabezas, a la que si le llegas a cortar una, le crecen otras dos (3). La constatación de este hecho y su permanencia en el tiempo hace que, en el Ecuador, aquel que lucha contra la corrupción sea el equivalente cívico de un Alvarito enfrentándose al huracán. (4)

 

 

ALVARICOSAS

La respuesta de Velasco que involucra al ministro Nebot ilustra un tópico de la corrupción: el corrupto que hace. Esto es, realmente, una consecuencia de la hidra de diez mil cabezas. Así, no importa si el político es corrupto (igual todos lo son), importa que sea eficaz y que haga un ‘buen trabajo’. (5)

 

Las dos historias conducen a un mismo fin, a la constatación infeliz de que el Presidente Velasco lleva razón: ‘Todo es pobreza en el país’. De ahí su desesperante subdesarrollo.

 

~*~

 

(1) Norris, Robert, ‘El gran ausente. Biografía de Velasco Ibarra’, Tomo II, Ediciones Libri Mundi, 2004, Quito, p. 290.

(2) Norris, Robert, ‘El gran ausente. Biografía de Velasco Ibarra’, Tomo II, Ediciones Libri Mundi, 2004, Quito, p. 290-291.

(3) La Hidra de Lerna.

(4) La corrupción se aceita en el sistema político-electoral, v. ‘Una revolución contra la idiotez’. Un país así constituido es inviable, un manicomio de Rosas Cerdas.

(5) En la praxis, esta es la fórmula socialcristiana. Así, en Guayaquil se sufre el peor tipo de subdesarrollo: aquel que festeja sus miserias.

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