Publicado el 09 de diciembre de 2022 en diario Expreso
El conquistador Diego de Almagro fue el fundador de una ciudad y una villa en una agitada quincena del mes de agosto de 1534, fundaciones hechas en la llanura de Liribamba, en las cercanías de la laguna de Colta. La ciudad se convertiría en Santiago de Guayaquil y la villa (ascendida a ciudad en marzo de 1541 por el rey Carlos I de Castilla) se convertiría en San Francisco de Quito. Esto significa que Guayaquil y Quito comparten un mismo fundador y un mismo lugar de fundación, siendo Guayaquil anterior a Quito por trece días.
Diego de Almagro fundó la ciudad de Santiago el 15 de agosto de 1534 y la fundó para oponerla a las pretensiones de otro conquistador, Pedro de Alvarado, como evidencia de una anticipada posesión de la tierra por los españoles comandados por Francisco Pizarro, de quien Almagro era su representante. Este hecho lo disuadió a Alvarado de continuar con su empresa de conquista: negociaron entre conquistadores el 26 de agosto y Alvarado aceptó el pago de 100.000 pesos de oro y volverse por donde vino. Esta ciudad de Santiago fundada el 15 de agosto se la trasladó a la Costa y se la terminó asentando en un cerro el año 1547, tomando el apellido “de Guayaquil” por el nombre de un cacique del sector.
La villa de San Francisco, por su parte, Diego de Almagro la fundó después de este arreglo entre conquistadores, el 28 de agosto de 1534. Y la fundó con el específico propósito de ocupar el espacio que entonces ocupaba un pueblo indígena. Lo decía claramente su acta de fundación del 28 de agosto, en la que se autorizaba el traslado de la villa de San Francisco “al sitio e asiento donde está el pueblo que en lengua de indios se llama Quito, que estará treynta leguas más o menos de esta ciudad de Santiago”.
La villa de San Francisco, apellidada “de Quito” por el nombre indígena de la zona que se estaba conquistando, cumplió este traslado indicado en su acta de fundación el 6 de diciembre de 1534. Ese día, entonces, empezó la ocupación y total destrucción por los españoles del pueblo indígena llamado Quito, para erigir una villa española a su entero gusto. En un libro laudatorio de Quito (“La Real Audiencia de Quito. Claustro en los Andes”), su autor, Ricardo Descalzi, cita a Luciano Andrade Marín para resaltar que de la Quito indígena los españoles lo destruyeron todo “sin dejar una piedra sobre piedra en todo lo que había sido palacio real, almacenes, templos, fortalezas y sepulcros de los antiguos Reyes […] Una vez demolida la Quito Inca, los conquistadores se amoldaron a levantar sus viviendas”.
Entonces, sobre la fundación de Quito: Primero, no ocurrió el 6 de diciembre de 1534, pues ese fue el día en que se cumplió el traslado de la villa, pero su fundación (en cuya acta se prefiguraba el postrer traslado) ocurrió el 28 de agosto de 1534, trece días después de fundada la ciudad de Santiago. Segundo: lo que finalmente se conmemora, cuando se recuerda el 6 de diciembre en Quito, es la ocupación y total destrucción de un pueblo indígena. Y salvo por un profundo desprecio hacia el mundo indígena, las autoridades de la franciscana ciudad deberían revisar la fecha que cada año conmemoran.
Porque esa fecha, además de falsa, es malosa.
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