Publicado en diario Expreso el viernes 16 de diciembre de 2022.
El hombre que inventó a la máxima expresión del capitalismo, el Santa Claus obeso y rojo y sonriente que simboliza el paso de una fiesta cristiana a una vorágine de consumo, murió en Guayaquil. Se llamó Thomas Nast, fue cónsul de los Estados Unidos de América en esta ciudad y fue víctima de la fiebre amarilla en diciembre de 1902.
Nacido en Alemania (Landau, Baviera, 26 de septiembre de 1840) y emigrado a los Estados Unidos de América a los seis años, Thomas Nast se convirtió en el caricaturista más influyente de la segunda mitad del siglo XIX en su país de adopción. Contribuyó con sus caricaturas en varias publicaciones, principalmente en Harper’s Weekly; peleó contra la corrupción en Nueva York y apoyó la candidatura presidencial (finalmente vencedora) del general Ulysses Grant. Nast fue el autor de símbolos de la política estadounidense tan notables como el elefante que identifica al Partido Republicano y el burro que identifica al Partido Demócrata.
En 1886 Nast abandonó Harper’s Weekly e intentó con su propia revista. Fracasó. Por un tiempo se dedicó a la pintura, pero cayó en honduras. En la acuciante necesidad de obtener un puesto estable, acudió a los amigos que tenía en el gobierno demócrata del presidente Theodore Roosevelt. Entonces a Nast le fueron ofrecidos algunos puestos diplomáticos, ninguno de gran valor. Finalmente escogió el puesto de cónsul en Guayaquil, pues de los ofrecidos era el más cercano a Nueva York.
Thomas Nast partió de Nueva York rumbo a Guayaquil el 1 de julio de 1902. Se vino de avanzada, dejando a su familia atrás. Asumió su cargo de cónsul en Guayaquil el 19 de julio de 1902 y lo ejerció hasta su muerte, 4 meses y 16 días después, víctima de una fiebre amarilla que lo tumbó desde los inicios de diciembre. En esos días guayaquileños, Nast se forjó una idea de la ciudad en la que vino a hallar la muerte. Y no fue una idea feliz.
En los días que vivió en Guayaquil (en sus últimos días), el cónsul Nast experimentó una profunda amargura. Era su opinión que la vida en Guayaquil se complicaba porque “el fuego, la fiebre amarilla y el polvo no ayudan a aclarar la mente”. Lo incomodaba la naturaleza chismosa de la sociedad guayaquileña y la suciedad (“oh, qué lugar es este para el chisme. Corre salvaje, como las ratas”). Su mayor felicidad en Guayaquil fue que su esposa Sallie no lo haya acompañado al desempeño de este puesto diplomático, pues así ella no padecía lo que él estaba padeciendo.
Todavía nadie se ha preocupado de estudiar las opiniones de Nast para obtener su mirada crítica del Guayaquil de principios del siglo XX, siendo que Nast ejerció un cargo de relevancia y tenía una exquisita capacidad de observación. Un historiador interesado podría acudir a la Rutherford B. Hayes Presidential Center en la ciudad de Fremont, Ohio, pues esa institución compró el año 1959 la Thomas Nast Collection, en la que se encuentran las cartas y dibujos del “período de servicio consular de Nast en el Ecuador durante 1902”, según informa su página web.
Thomas Nast murió el 7 de diciembre de 1902. Sus restos fueron trasladados por su viuda Sallie a los Estados Unidos y hoy reposan en el cementerio Woodlawn, en el Bronx, Nueva York.
1 comentarios:
Puede ser desconocimiento de la existencia de tal archivo. Aunque cabe la posibilidad de que no les guste reproducir relatos "poco halagadores" para con la ciudad a orillas del manso Guayas. Por eso es que invirtieron un presupuesto considerable para reescribir la historia guayaca a gusto a piacere del poder de libaneses y anexos.
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