Publicado en diario Expreso el viernes 8 de marzo de 2024.
El cariamanguense Jerónimo Carrión debió ocupar la presidencia de la República entre 1865 y 1869. Tal responsabilidad era agravada pues, tras la entrada en vigor de la séptima Constitución del Estado en 1861, se eliminó el voto censitario para la elección de las autoridades y es así que Carrión fue el primer presidente elegido por (aunque sea una ínfima porción de) la voluntad popular. Empezó su período de gobierno en septiembre de 1865.
Pero Carrión ocupó la presidencia poco más de la mitad de su período de gobierno, pues en noviembre de 1867 fue también el primer presidente que decidió renunciar a su cargo. Tras un breve interinazgo y la celebración de elecciones en enero de 1868, a Carrión lo reemplazó para el resto de su período presidencial el quiteño Javier Espinosa. Él empezó a gobernar en enero de 1868, pero duró menos que el anterior: a Espinosa lo tumbó un golpe de Estado perpetrado en enero de 1869, antes de cumplir un año en el ejercicio del cargo.
Para entender la suerte de Carrión y Espinosa, se debe considerar la guerra civil de 1859-1860 y la emergencia en ella de la figura señera del guayaquileño Gabriel García Moreno, quien dominó la escena política desde entonces hasta su muerte en 1875. La suerte sufrida por los presidentes Carrión y Espinosa ocurrió en los años del período “garciano” en los que García no fue la máxima autoridad. Allí se perdieron.
En mayo de 1859, García apareció como el presidente de la Junta de Notables constituida en Quito para tumbar al gobierno constitucional del guayaquileño Francisco Robles, compuesta también por Jerónimo Carrión y Pacífico Chiriboga. Robles debió gobernar entre 1856 y 1860, pero cometió el error de trasladar la capital de Quito a Guayaquil. Ardió Troya.
Tras la caída de Robles y el triunfo del bando de García en la guerra civil, se reunió en Quito una convención nacional que dictó la Constitución de 1861 y eligió a García como presidente de la República para el período 1861-1865.
García cumplió su período de gobierno, pero siempre consideró que la Constitución de 1861 y las leyes vigentes eran “insuficientes para impedir el mal y para hacer el bien”. Cuando concluyó su período en 1865, García procuró el triunfo del candidato del oficialismo, es decir, de Jerónimo Carrión, su compañero en la Junta de Notables y vicepresidente de Robles hasta que saltó a la Junta. Cuando el presidente Carrión se hartó de las presiones de García y sus conmilitones, puso su renuncia.
Se convocó a elecciones en enero de 1868 y nuevamente una ínfima porción del electorado designó al presidente. Resultó elegido Javier Espinosa, que empezó a gobernar en enero de 1868 y duró hasta el enero siguiente, cuando García se decidió por un golpe de Estado para evitar el triunfo del liberalismo (con la candidatura de Aguirre Abad) y para conducir al Ecuador por los caminos de su delirio conservador.
García organizó una convención nacional en Quito, que dictó la Constitución de 1869 y lo eligió presidente de la República para el período 1869-1875. Entre las presidencias de García, Carrión y Espinoza gobernaron supeditados a él. Al período de gobierno “garciano” sólo lo podía, y sólo lo pudo acabar, la muerte de su demiurgo.
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