El diario El Universo
informó ayer sobre el combate del Municipio al consumo de drogas en Guayaquil.
La primera noticia es sobre la legislación que el Municipio ha adoptado
para su combate: una ordenanza del 2 de mayo del 2017 por la que dispuso la
prohibición del consumo “de sustancias estupefacientes y sicotrópicas en
lugares y eventos públicos, tales como parques, centros comerciales, edificios
públicos, salas de cine, salas de teatro, eventos deportivos”. El título de la
noticia es ya decidor: “Ordenanza contra
drogas, una ‘mera declaración’ en Guayaquil”, e incluye unas declaraciones
graciosísimas del alcalde Nebot: según dice él, esta ordenanza contribuye “a la
condena de quien consume drogas en sectores públicos” pero que la sanción le
corresponde al gobierno. Y que si no llega la tal sanción, “nos vamos a quedar
en la mera declaración” (?). Es
decir, la medida que ha adoptado el Municipio es ineficaz, meramente declarativa,
pero la culpa siempre será de otro. Un capítulo más en ese abultado libro “¿Cómo vender humo?”, de autoría de Jaime
Nebot.
La segunda noticia
es sobre las políticas públicas que el Municipio ha adoptado para combatir las
drogas. En el 2017, sus gastos se descomponen así: USD 58.790 para un
contratista llamado Diego Pazmiño, USD 8.499 para la Fundación Acción en
Desarrollo Social “para charlas a padres y docentes” y USD 40.000 para una
contratista llamada Cinthia García, “delegada de la Universidad de Guayaquil
(2017), para shows y charlas preventivas, como el que se realizó el mes pasado
en la ciudadela FAE y que contó con la presencia de la candidata a la Alcaldía,
Cynthia Viteri”.
El de Diego Pazmiño es el
caso más grave (además del monto más abultado). Pazmiño tiene dos problemas: 1) Ser el hermano “de un empleado de Comunicación
del Municipio de Guayaquil”; 2)
Hacer una campaña que se llama “Drogas, ¿por qué no?”, que suena más a
incentivo para consumirlas. (Pero el primero es el realmente grave.)
Y en general, ¿qué tan
efectivas han resultado estas medidas para el combate a las drogas en
Guayaquil? A juzgar por las noticias de todos los días, su efecto ha sido nulo.
En realidad, las medidas parecen resultar mucho más útiles como plataforma
política para la candidata Viteri y, dato no menor, como mecanismo para
repartir el billete a los que están en el ajo.
Por legislación y por
políticas públicas, el combate del Municipio al consumo las drogas es ineficaz,
una total farsa: debes estar muy drogado para creértelo.
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