Desde la Alcaldía de
Guayaquil se dice que la inseguridad en la ciudad no es su problema. Pero para ella
sí es problemático que unos colegios abran sus puertas para que VOLUNTARIAMENTE
acudan algunos niños a sus instalaciones. Es decisión de las familias si los
niños van al colegio, pero la Alcaldía decidió interferir con esas voluntades,
clausurando los colegios que recibieron a los niños. Dice la Alcaldía que se
corre un riesgo innecesario, por lo que impone la clausura (¡ah, pero no hay
riesgos en los buses y en la Metrovía! –allí hay plata). En Guayaquil, desde
la perspectiva de su Alcaldía, el problema es que niños acudan al colegio.
El resto que haga lo que le da la gana, incluidos los pillos.
El problema de
Guayaquil es que desde la Alcaldía no hay un plan para administrar la ciudad.
Si se reduce a la mitad el número de vehículos del transporte público, el plan
de la Alcaldía es no hacer nada, mirar a otra parte, buscar culpables en las
montañas (es la vieja y confiable para un electorado provinciano y bobalicón:
el gobierno central). Si la gente muere a borbotones por la desbordada
inseguridad en Guayaquil, desde la Alcaldía no hay plan, porque eso no es de su
competencia. Tampoco era de su competencia la clausura de los colegios, pero es
mucho más fácil someter a dóciles instituciones educativas que a peligrosas
bandas criminales.
Creo que se viven los
peores momentos de Guayaquil, ciudad insegura, violenta, en modo sálvese quien
pueda. Son tiempos de empezar a pagar (con obvio deterioro en la calidad de
vida) el costo social y ambiental de haber sido administrados por décadas por un
gobierno socialcristiano, es decir, un gobierno que ha sido devoto de la acumulación
económica (en el marco del ‘Capitalismo de Amigos’) a costa de altísimos perjuicios
sociales y ambientales. Y que, en la que ya es para el gobierno del PSC su fase
decadente, su autoridad en la Alcaldía es una estrellita pop, una mujer sin
otro proyecto de Alcaldía que lucir bien y proyectar una imagen empoderada en
tiempos del Tik-Tok. Ella es inútil pero bella, sea en su look de Punky Brewster o de Gatúbela o de Alcaldesa desorientada,
que es su habitual.
Sure shot: en Guayaquil, lo peor está por venir.
1 comentarios:
y así todas las ciudades.
Pero en Guayaquil se nota más por el dominio (no digo cacicazgo porque se vayan a ofender vuesas mercedes socialcristianas) de un partido y por ser destino de oleadas migratorias.
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