Publicado en diario Expreso el 18 de agosto de 2023.
Para Santiago de Guayaquil, los pleitos entre europeos durante la conquista del territorio americano fueron la causa para su fundación en 1534 y su ubicación definitiva en 1547.
En 1534, el adelantado Pedro de Alvarado y sus huestes llegaron a las costas occidentales de Sudamérica, específicamente a la bahía de Caráquez. Desde allí se adentraron para subir la cordillera.
Ocurrió que el adelantado Francisco Pizarro y sus huestes ya estaban conquistando ese espacio sudamericano. Ellos supieron que los de Alvarado venían a disputar el territorio y Pizarro lo despachó a Diego de Almagro para enfrentarlos. Estos europeos se encontraron en agosto de 1534 y en condiciones muy distintas.
Los de Almagro venían equipados y bien dispuestos a la batalla, mientras que Alvarado y su gente eran una multinacional de harapientos. Despeñaderos, clima hostil y la ceniza del Tungurahua; hambre, sed y un cansancio sin fin. La subida de la cordillera les costó cientos de hombres y bestias, y cuando los de Alvarado se encontraron con la gente de Almagro ya no estaban en condiciones de guerrear.
Más aún, para sostener frente a Alvarado un mejor título para la conquista del territorio, Almagro había fundado el 15 de agosto de 1534 una ciudad con el nombre de Santiago de Quito. El 26 de agosto Almagro y Alvarado convinieron que este último recibiría 100.000 pesos de oro y se iría por donde vino, dejando en libertad a su gente para acompañarlo en su vuelta o quedarse. Entre otros, se quedó Pedro de Puelles.
A Almagro lo ajusticiaron los pizarristas en 1538, a Pizarro lo asesinaron los almagristas en 1541. Alvarado también murió ese año, luchando contra un levantamiento de los indígenas. Y en cuanto a Santiago de Quito, con el tiempo se mudó a la Costa, perdió su “de Quito” (pues ya no se situaba en ese territorio) y se convirtió en Santiago de Guayaquil, por el nombre de un cacique chono.
En 1547, Santiago de Guayaquil, que siempre se había situado en la ribera oriental del río, se mudó a la orilla occidental del río para hallar su asentamiento definitivo. Su traslado se debió al pleito entre la Corona de Castilla y unos europeos rebeldes capitaneados por Gonzalo Pizarro. Él y otros conquistadores se rebelaron para explotar a los indígenas a su gusto y a perpetuidad. En respuesta, la Corona de Castilla envió a Sudamérica a un pacificador, el obispo Pedro de la Gasca. Esto lo cambió todo.
El rebelde Pizarro había nombrado a Pedro de Puelles como Gobernador de Quito. Francisco de Olmos era el Teniente del Gobernador en Portoviejo y Manuel Estacio era el Teniente del Gobernador en Guayaquil. Cuando Olmos se enteró de la venida del obispo de la Gasca, Portoviejo volvió a la Corona. Enseguida Olmos se fue a Guayaquil acompañado de otros europeos, a conseguir que ella también regrese a la Corona. Y para conseguirlo, mataron al Teniente Estacio y otras personas.
Temerosos de la venganza del gobernador rebelde Puelles por esta traición y crimen, un día indeterminado de 1547 Guayaquil fue trasladada a la orilla occidental del río. Puelles nunca pudo ejecutar su venganza, pues lo mataron el 29 de mayo de 1547.
Y fue después de tanta sangre, que Guayaquil finalmente encontró su casa.
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