Publicado en diario Expreso el viernes 8 de septiembre de 2023.
En la historia política del delirante Ecuador, el general quiteño Ignacio de Veintemilla era el que había ejercido la máxima autoridad del Poder Ejecutivo durante el mayor tiempo consecutivo (1876-1883), hasta que el economista guayaquileño Rafael Correa le rompió el récord (2007-2017). Su historia al mando del Poder Ejecutivo merece contarse: incluyó un golpe de Estado, un autogolpe de Estado y la guerra civil de 1882-1883, y concluyó con el robo a un banco y su partida al exilio.
Empezó sus andanzas el general Veintemilla cuando, siendo el Comandante General de la Plaza de Guayaquil, él lideró un golpe de Estado y se declaró “Jefe Supremo de la República” en un abierto desafío al gobierno constitucional del cuencano Antonio Borrero. Esta Jefatura Suprema fue proclamada por el Cabildo de Guayaquil el 8 de septiembre de 1876 para que el general Ignacio de Veintemilla gobierne “bajo los verdaderos principios de la causa liberal”.
Triunfante su golpe de Estado, el general Veintemilla siguió el procedimiento usual y convocó a una Asamblea Constitucional que se reunió en Ambato y que lo designó primero Presidente constitucional interino (42 votos) y después Presidente constitucional definitivo (48 votos). El Presidente Veintemilla no concluyó su período constitucional de gobierno, pues nuevamente se declaró Jefe Supremo tras el auto-golpe de Estado del 26 de marzo de 1882.
El cambiante y violento gobierno del general Veintemilla concluyó el 9 de julio de 1883 cuando, perdedor en la guerra civil que siguió a su auto-golpe de Estado, debió abandonar el Ecuador abordo del vapor Santa Lucía. Entre 1876 y 1883 él gobernó, en total, por seis años, diez meses y un día.
Pero antes de abandonar el Ecuador, el general se aseguró de obtener el dinero de un banco guayaquileño... Por la fuerza.
En mayo de 1883, el general Veintemilla solicitó al Banco del Ecuador que le conceda un préstamo de 200.000 pesos. Ante la negativa de los gerentes, el general dispuso que se le otorguen los 200.000 pesos en calidad de “empréstito forzoso”. Y mandó a que la Fuerza Pública satisfaga su disposición.
El 8 de mayo de 1883, en presencia de los gerentes del banco, de los cónsules de varios países y de los perpetradores del “empréstito forzoso”, el escribano público Juan Rivas levantó un acta del expolio que sufrió el Banco del Ecuador. Allí constató que el coronel Manuel Castro “como comisionado de S.E. el General don Ignacio de Veintemilla, iba a proceder a la ruptura de la puerta de la bóveda del Banco del Ecuador, a lo que se opusieron y protestaron los señores cónsules”, pero que el coronel Castro insistió porque “tenía orden de hacer sacar doscientos mil pesos de dicha bóveda”. Procedió a romper el candado que la aseguraba con un cincel y un martillo.
El coronel Castro cumplió su cometido, y todavía más: sacó otros 120.000 pesos con la excusa de un dinero que el Banco de la Unión (donde el general poseía una cuenta) tenía depositado en una cuenta corriente del Banco del Ecuador. De todo este dinero (en total, 320.000 pesos) jamás se volvió a saber.
Ignacio de Veintemilla salió al exilio en 1883 y volvió al Ecuador en 1907. Murió en Quito, al año siguiente.
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