Publicado en diario Expreso el viernes 10 de noviembre de 2023.
El 9 de octubre de 1820 fue el día de la independencia de Guayaquil, pero ese día 9 no fue el día de su libertad. Al menos, tal era la opinión de la Junta que la gobernaba, compuesta por José Joaquín Olmedo, Rafael Ximena y Francisco María Roca. Ellos tenían razón para celebrar el 8 de noviembre de 1820 como el día de la libertad de Guayaquil.
El 8 de noviembre de 1820 se reunieron en esta ciudad 57 representantes de un total de 27 pueblos de la provincia de Guayaquil, territorio de alrededor de 50.000 kilómetros cuadrados que abarcaba un espacio que hoy corresponde a cinco provincias: Guayas, Manabí, Los Ríos, El Oro y Santa Elena (16 representantes concurrieron por la ciudad de Guayaquil).
El propósito de la reunión de estos representantes fue aprobar un “reglamento provisorio de gobierno”, instrumento que debe ser reconocido como la primera Constitución que se otorgó un territorio independiente de España en lo que hoy es la República del Ecuador. Su artículo primero empezaba así: “La provincia de Guayaquil es libre e independiente…”. Y su artículo siguiente declaraba a la provincia “en entera libertad para unirse a la grande asociación que le convenga de las que se han de formar en la América del Sur”. Esta Constitución se aprobó el sábado 11 de noviembre de 1820 y es fama que la redactó Olmedo.
El 26 de octubre de 1821 la Junta de Gobierno de Guayaquil decretó que se debía recordar y conmemorar el 8 de noviembre de 1820 como el día de la libertad de Guayaquil porque, tal como se indicaba en el decreto: “Después de proclamada nuestra independencia no podíamos llamarnos libres, hasta aquel día en que vencidos dignamente los escollos que presentan siempre las revoluciones en su principio, pudo reunirse la representación de la Provincia, que es el más precioso de los derechos sociales, y el privilegio más noble de los pueblos libres. Este memorable día fue el 8 de Noviembre de 1820…”.
Ese memorable día, destacó el decreto, fue cuando “por primera vez pronunció libremente su voluntad el pueblo de Guayaquil, y puso los cimientos de su voluntad política”, por lo que la Junta de Gobierno presidida por Olmedo ordenó que el 8 de noviembre sea “celebrado en la Capital y en todos los pueblos de la provincia” con “una misa de acción de gracias al Ser Supremo”, con “salva general, repique, e iluminación”, y con la siguiente inscripción que debió constar en la Sala Capitular del Cabildo, escrita en grandes caracteres:
“GUAYAQUIL INDEPENDIENTE EN 9 DE OCTUBRE
GUAYAQUIL LIBRE EN 8 DE NOVIEMBRE DE 1820”
Por este decreto se puede aquilatar la importancia que los hacedores de la independencia le otorgaron al 8 de noviembre de 1820. Mientras que el 9 de octubre era una manifestación de fuerza de un pequeño grupo de valientes, el 8 de noviembre representaba el vigor de la ley, una expresión de la voluntad general, un ejercicio de la razón.
Dentro de este marco jurídico, la Junta de Gobierno funcionó por 609 días hasta que en julio de 1822 llegó Simón Bolívar en compañía de 1.300 soldados colombianos y decidió (manu militari) cesar a la Junta, poner fin a la autonomía guayaquileña y convertir a la provincia en el extremo meridional de la República de Colombia.
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