Publicado en diario Expreso el viernes 17 de noviembre de 2023.
El 12 de febrero de 1832, el Estado del Ecuador tomó posesión del archipiélago de Colón, hoy conocido como las islas Galápagos. En aquel entonces, la anexión por el Ecuador de un archipiélago de 8.010 kilómetros cuadrados a casi 1.000 kilómetros de distancia del continente no molestó a ninguno de los países americanos (ni al Reino Unido, que a inicios del año siguiente se anexó las islas Malvinas), pues se lo reputaba de nulo valor. El primer Gobernador del nuevo territorio fue José Villamil, luisianés afincado por muchos años en Guayaquil. A instancias de su entusiasmo e intereses comerciales es que se procedió a la anexión del archipiélago en 1832.
Entre el 15 de septiembre y el 20 de octubre de 1835 el archipiélago ecuatoriano recibió la visita de un barco justamente famoso: el bergantín “HMS Beagle”, cuyo capitán era Robert Fitz-Roy y cuyo naturalista era Charles Darwin, quien se haría mundialmente famoso el año 1859 por la publicación de un libro titulado “El origen de las especies”. No los pudo recibir el Gobernador Villamil, por estar ausente; se ocupó de su recepción el Vicegobernador, el noruego Nicholas Oliver Lawson (nacido en 1790 en la isla de Sekken como Nicolai Olaus Lossius)
Cuando visitó el archipiélago, Darwin contaba 26 años y el viaje en el Beagle era su primer viaje (que también fue su único: Darwin nunca más volvió a salir de Inglaterra). Por su parte, Lawson tenía 44 años y era un marino experimentado, gran viajero y muy conocedor de las islas en las que actuaba como el reemplazo del Gobernador.
El 25 de septiembre de 1835, Lawson invitó a cenar al capitán Fitz-Roy y al naturalista Darwin. Fue en la conversación durante esta cena, que Lawson refirió a Darwin que él “podía distinguir la isla a la que pertenecía una tortuga apenas se la presentaban”, pues sus formas variaban de una isla a otra. En aquel entonces, Darwin no le prestó atención a esta afirmación.
Ello, porque en aquel entonces Darwin todavía era un creacionista y las distintas especies de tortugas podían explicarse por haber llegado transportadas por bucaneros desde el océano Índico. Sin embargo, la afirmación del burócrata ecuatoriano Lawson le haría mucho sentido a Darwin años después. Así lo consignó en la segunda edición de su “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, publicada en 1845:
“Hasta ahora no he indicado el rasgo más notable de la Historia Natural de este archipiélago, y es que las diferentes islas, en una extensión considerable, están habitadas por conjuntos diferentes de seres. El vicegobernador, Lawson, me llamó la atención sobre este hecho, manifestándome que había notables diferencias entre las tortugas de las diversas islas, y que podía discernir con toda seguridad la isla de donde procedía cada una. Por algún tiempo no presté gran atención a este aserto…”.
De esta forma, Nicholas Oliver Lawson, funcionario público del naciente Estado ecuatoriano y atento observador, contribuyó a construir la teoría de la evolución en la cabeza de Charles Darwin. Esta debe ser la mayor contribución de un burócrata ecuatoriano a la historia de las ideas.
Nicholas Lawson (Nicolai Lossius) murió en Valparaíso el 1 de mayo de 1851, a la edad de 60 años.
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