¿Cynthia bye bye?

26 de abril de 2021

Hay que pensar a Cynthia Viteri en relación con Lenin Moreno. Ambos tienen en común ser personajes en función de sus mentores (sobre esa condición, v. ‘Viteri y Nebot (1997-2019)’ y ‘¿Por qué Moreno? (I)’) y a ellos se supone que responderían en su cargo. Correa lo creó a Moreno como candidato y lo colocó a Glas como su ojoseco. Nebot se decidió por Viteri para candidata y le colocó a su administración un montón de ojosecos (v. ‘Si Cynthia fuera Lenin…’. N.B.: de estos ojosecos no hablan ni Tania Tinoco, ni Teresita Arboleda).

 



 

Ahora, ocurrió que la movida de Correa con Moreno fue una desgracia. Moreno, de volea, lo traicionó, metió preso al ojoseco y persiguió con saña conmovedora al ‘correísmo’ al que antes perteneció. Y Correa no pudo evitar esto, sólo padecerlo. Su estrategia de sólida piedra estaba edificada en maleable arena, pues su suelo era el sujeto más abyecto y despreciable de los últimos tiempos.

 

Viteri no haría algo como eso, porque sabe que tastás. Pero sí que parece querer crecer por su cuenta y ello implica el cambio de ciertos presupuestos, asignaciones y acuerdos. Esto, para un Nebot cargado de ojosecos, es traición. Y, a diferencia de Correa, él sí podría atajarla.

 

Así, es probable que el inédito escenario de crítica a la Alcaldía que vemos ahora se explique como un inside job. Para salvar su proyecto de Alcaldía PSC, Nebot activa a sus muñecos de la prensa (N.B.: ahora sí hablan Tania Tinoco y Teresita Arboleda) y se le empieza a caer en cargamontón a una Alcaldesa con muchos problemas, para bajársela y colocar a uno que no cuestiona quién es el líder de la manada y el sifoneo (ese puede, ese debería ser, Josué S.). Si este es el propósito de Nebot, debería actuar rápido para que el daño a la maquinaria electoral del PSC sea el menor posible.

 

¿Cynthia bye bye? Si tal es el plan, la plena no creo que la Alcaldesa Viteri tendría la fuerza para resistirlo. Moreno tuvo nuevos aliados, por eso pudo concretar su traición. Pero la Alcaldesa no tiene a nadie, solo a su mentor cabreado con ella. Y esa soledad podría ser la antesala de su pronta chapeta.

La incorregible Guayaquil (since 1992)

24 de abril de 2021

Son muchos años de dominación socialcristiana y hay gente en Guayaquil que simplemente no puede concebir otra forma de dominio político y hay algunos otros que se benefician del status quo, porque si algo ha sabido hacer bien el Municipio es repartir. Repartir a los amigos, claro, porque Guayaquil es un caso hardcore de Capitalismo de Amigos.

 

Por eso es sencillo entender la facilidad con la que el Municipio de Guayaquil pudo resolver el problema de observarse techos y terrazas en pésimo estado desde la Aerovía, en su camino al centro. Para embellecer la ciudad privatizó los espacios públicos a fin de colocar en catorce vallas unas pegatinas con motivos artísticos por un costo aproximado al millón de dólares, obra de catorce personas, diez de ellas, extranjeras (‘Aeroarte, una ‘novelería’ que se planificó en julio de 2020’). 

 

Ms. Wilson looking at easy art [easy money].

La vía difícil (imposible para la dominación socialcristiana, porque requiere planificación e inclusión social) era rehabilitar los techos y terrazas de las áreas de la ruta que sigue la Aerovía. Arreglar esos espacios, convertirlos en espacios de arte, o de negocios, mejorando la calidad de vida de quienes los habitan y ampliando la oferta de servicios del sector. Todos habrían ganado: la Aerovía y los habitantes de las áreas que ella atraviesa, en definitiva, la ciudad.

 

Pero esa alternativa en Guayaquil casi nadie la piensa, y menos se discute en la esfera pública. En eso radica el triunfo del socialcristianismo: en anular la capacidad de imaginar de sus administrados, a fin de hacer pasar sus soluciones como la única alternativa posible… Cuando realmente es la alternativa que beneficia al Capitalismo de Amigos.

 

Ese engaño está en la esencia de la administración PSC, established since 1992.

¿Ecuador con suerte?

16 de abril de 2021

 No lo creo. Más parece un castigo divino.

 

Cuando era chico, en casa de mi abuela escuché a uno de mis parientes contar un chiste sobre ecuatorianos. Iba más o menos así: Dios (o el Barbas, o Joe Pesci con un bate, as you like it) había dotado al territorio del Ecuador con tantas bondades y maravillas, que el resto de la gente, indignada, le inquirió a Dios que qué onda con premiarlo tanto a este territorio. Dios calmó a los indignados: ‘tranqui, muchachos, que allí voy a poner a los ecuatorianos’. Así, poner a los ecuatorianos compensaba el exceso de bondades: el entendido es que el colectivo ‘ecuatorianos’ es un vergajo, o un gajo de a verga, como ustedes lo prefieran.

 

Desafortunado como es, creo que el Ecuador ha llegado tarde a un gobierno formal de la derecha. Primero Correa retrasó el fenómeno el 2013, para vivir los cuatro peores años de su gobierno (v. ‘Timing (‘nunca falta un período que sobra’)), y luego una vez más lo retrasó en el 2017, para vivir los peores cuatro años de la historia del país, gracias al desgobierno de un pelele escogido por Correa pero que se convirtió en el pelele de la derecha contraria a Correa. Ocho años de sobra (1).

 

Llegó el 2021 y la derecha ganó pero no es que sea muy querida. En primera vuelta, el voto fue de manera mayoritaria a opciones identificadas con la izquierda. En la segunda vuelta, el voto popular para Lasso fue incluso menor a la votación que obtuvo en la segunda vuelta del 2017, cuando perdió frente a Moreno. Su gran fortaleza en esta ocasión fue tener el escenario institucional a su favor y pelear contra un candidato que, nuevamente, era más un símbolo que un ente [v. ‘Lasso con suerte’]. Y lo logró: se merece su oportunidad para participar del Estado como un botín, es su turno para rapiñar. Porque yo no me hago ilusiones: esta vez no será distinto.

 

 

Este pajarraco nos representa

Porque el Ecuador es un país tan desafortunado, que no es una cuestión de tendencias políticas, es cuestión de la perversa relación que el colectivo ‘ecuatorianos’ ha establecido con el Estado, sea que gane la derecha o la izquierda, o el populismo, o lo que sea (Moreno como lo que sea). Rapiñar, rapiñar, rapiñar, y una vez más, rapiñar, tal es su mantra. Nos merecemos al cóndor de nuestro escudo: es un ave de rapiña, nuestro símbolo. 

 

Y tal parece que Dios así lo ha querido, porque visto lo visto casi no se ha hecho otra cosa en casi 200 años de malvivir en los límites del territorio donde Dios desparramó tantas bondades y maravillas (2). O así decía el chiste, en un país que es un chiste.

 

Uno muy malo.

 

(1) Si Correa se retiraba el 2013, se retiraba con una legitimidad que inhabilitaba a la derecha la persecución en su contra. Y en esta ucronía, Moreno ya no existe, porque el 2017 volvía Correa a ser Presidente, en tobogán y con un daiquirí con sombrilla en la mano. ¡Ah, las ucronías, suelen ser tan felices! (v. ‘Ucronía de un Quito español’)

(2) Meh, Dios nuay, todo es culpa nuestra. Este es el primer artículo de este blog, del año 2005: ‘A nosotros, los culpables’. Sustancialmente, nada ha cambiado.