Publicado
en GkillCity el 2 de septiembre de 2011.
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Mostacho
El Facho es un personaje conocido en las redes sociales, que tiene su propio
canal de TV (mostachoteve) y cuya imagen (similar a la del abogadito Nebot) ha
engalanado algunas paredes de la ciudad, para evidente disgusto de varios
funcionarios del municipio local. No tengo ni puta idea de quién es Mostacho
El Facho, pero mi hipótesis es que no es uno, sino legión.
Debe
ser muy sencillo hacer a Mostacho El Facho (el
stencil de Mostacho
El Facho está disponible en la web) y cualquiera lo puede bajar
y podrían capturar a uno y otro tomará la posta. En todo caso, lo realmente
asombroso de todo este asunto del que Mostacho El Facho es parte es que
una ciudad en la que los garabatos y las obscenidades (un amplio catálogo de
vergas, por ejemplo) nunca han motivado a las autoridades municipales lo
suficiente como para borrarlos, la existencia de colores en lo que antes eran
muros grises (con garabatos y obscenidades, además) los motive tanto e
inviertan de nuestro billete para borrarlos. Parecerían encantados con las
vergas que adornan la ciudad (o al menos eso parece indicarnos su inalterable
presencia) y muy molestos por los colores (al tiempo de amar el gris por sobre
todas las cosas). Si entran en terapia sexual, yo apostaría que el psicólogo de
turno pondría una notita al pie de su informe: "caso difícil".
Ahora,
puede entenderse que el municipio ame el color gris: es un color monótono,
neutro y sombrío, tal como son sus políticas para el espacio público. O sea, es
un color congruente. Pero lo que debería resultarnos difícil de entender es
cómo el municipio puede actuar, nuevamente, en abierta contradicción a la ley,
en este caso, contra su propia ordenanza, la que establece para el caso de que
se afecte con "dibujos o gráficos indebidos" u "otras formas
inapropiadas" el "ornato, embellecimiento, estética, aseo y
sanidad" una sanción de multas y de hasta siete días de prisión. Nadie
sensato consideraría esos dibujos de colores como indebidos o inapropiados, ni
que puedan afectar todas esas cosas que el municipio sostiene en su ordenanza
que le interesa proteger. Nadie sensato podría considerarlo así, menos después
de observar una de esas comparaciones antes y después (tan queridas por
Novedades TV y por las autoridades del municipio para todavía vacilar, casi
veinte años después, el cuco de Bucaram), como ésta:
Menos
todavía puede justificarse la represión penal que establece la ordenanza por
expresarse de una manera que disguste a la autoridad (aunque la disguste mucho,
como los stencils de Mostacho El Facho). Si tanto indigna a la gente
(incluidos a los políticos de Madera de Guerrero) que Correa haya
utilizado el tipo penal de desacato para sancionar a quienes se expresaron de
una manera que lo cabreó (una indignación justificada de la gente, por
supuesto, que para quienes creemos que a las palabras -porque eso de ser whining
bitches es aburrido tirando a patético- las deben acompañar los actos, nos
motivó a presentar una acción de inconstitucionalidad del delito de desacato,
que firmamos los abogados Ramiro Ávila, Agustín Grijalva, Rafael Lugo y quien
esto escribe, y que puede encontrarse en el siguiente enlace, esa misma
indignación debe provocarle a la gente el que exista una ordenanza que sancione
con prisión a quienes pinten colores o graffitis que no sean del gusto de la
autoridad. Esto, porque la prisión es, de manera evidente, una sanción desproporcionada,
por un acto que podría repararse (llegado el caso) sin ninguna afectación a la
libertad personal. Pero no sólo es una sanción desproporcionada, sino que
también el establecer en una ordenanza una sanción de privación de libertad es
ilegal e inconstitucional: hacerlo está en abierta contradicción con el
artículo 2 del Código de Procedimiento Penal y con el artículo 76 numeral 3 de
la Constitución, que establecen el principio de legalidad para las sanciones
penales, lo que implica que solamente la Asamblea Nacional puede dictar normas
que sancionen con la privación de libertad: no puede nunca hacerlo una
corporación municipal. La ordenanza es desproporcionada, ilegal e
inconstitucional: yo digo que debería resultarnos difícil de entender que
exista, pero a condición de que fuera ésta una sociedad liberal y democrática.
Porque, a decir verdad, está claro que todo esto puede entenderse que suceda en
el territorio del abogadito Nebot.
Pero
es incluso peor. Las gentes del municipio (el abogadito Nebot, el primero) se
llenan la boca hablando de libertades, pero no las respetan en la práctica. La
casa que alquila Daniel Adum sobre la calle Higueras en Urdesa, en la cual él
pintó las paredes de colores, el municipio se las pintó de gris. Llegaron de
madrugada y mancharon de sombrío lo que antes era de color: no es esa pared de
la calle Higueras una pared de propiedad pública, no es una pared que se haya
pintado contra la voluntad de su propietario o de su administrador. En este
caso, tanto el propietario (una persona que vive fuera del país) como su
administrador (el propio Adum) querían que la pared esté pintada como estaba,
pero el municipio decidió pintarla, por sí y ante sí, sin consultar a nadie, en
clara afectación a la libertad de una persona de decidir sobre su propiedad (la
pared no tenía ninguna pintura ofensiva, ni había molestado a ninguno de los
vecinos, quienes más bien se han sentido incómodos con este hegemónico y
patético gris). Y así se llena la boca esta pobre gente, tan llena de
imposiciones, prohibiciones y arbitrariedades, hablando de libertades: pura
mentira. Bullshit.
Y
no se detiene allí el asunto. Mostacho el Facho publicó en su canal
de TV un didáctico video en el que el abogadito Nebot no duda en defender
la libertad de expresión y en proclamar que "discrepar no es delito, ni
aquí, ni en ninguna parte del mundo". Si el abogadito se tomara en serio
lo que dice, ¿a cuenta de qué la orden de meter presa a una persona por
discrepar con las acciones represivas (e ilegales, además) que borran colores
de la ciudad? Tenga la valentía de la coherencia, abogadito. Pilas ahí.
En
resumen, las pintadas de "gris municipal" carecen de sustento legal,
la posible represión penal es desproporcionada, ilegal e inconstitucional, la
pintada de una propiedad privada contra el consentimiento de sus legítimos
administrador y propietario una violación a la libertad de estos y a su derecho
a la propiedad privada y el abogadito Nebot a punto de cometer un evidente acto
de alta hipocresía (una vez más). Pero de esto último y de sus anteriores
errores queremos rescatar al municipio. En esta edición de GkillCity
presentamos una propuesta de ordenanza que respeta el espacio público y el
derecho a la propiedad privada, que elimina la desproporcionada represión penal
y la abominable práctica de la delación (instituida por ordenanza el jueves 18
de agosto, otro desatino) y que promueve la participación ciudadana en la gestión
de los espacios comunes. Hay chance para que el abogadito Nebot se reivindique
y no nos permita confirmar que tiene de Mostacho todo lo que tiene de Facho.
Como ese stencil que tanto le disgusta.
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