Publicado
en GkillCity el 9 de julio de 2012.
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Los
hechos fatales sucedieron alrededor de las 13:40 del 2 de julio en la torre A
del edificio Las Cámaras y su versión más autorizada es que fueron provocados
por un cortocircuito del tablero eléctrico en el sótano 2. La llama se propagó
a pisos superiores, lo que provocó que se quemaran los cables de la acometida
eléctrica en el piso cuarto.
Un
ingeniero de sistemas descubrió el fuego cuando, tras quedarse el piso sin
energía eléctrica, abrió la puerta del cuarto eléctrico para encontrar la causa
del corte de energía. Una gran humareda salió del cuarto y cubrió el pasillo
que conducía a la puerta de emergencia. El humo que surgió de ello, negro y
denso, “se apoderó de todas las áreas” según contaría el bombero voluntario
Oswaldo Rivadeneira. El incendio puso en evidencia la
falta de sistemas de ventilación adecuados para permitir el desfogue inmediato
del humo. Las personas atrapadas en los pisos afectados tuvieron que romper los
ventanales en busca de aire. Más de 70 huecos en la fachada del edificio son
testimonio de ello.
Hubo
personas que intentaron bajar por las escaleras de emergencia, pero estaban
bloqueadas por el humo. Subieron a la azotea y finalmente fueron rescatadas por
helicópteros del Ala de Combate 22 de la FAE. La gente atrapada en los pisos afectados por el humo,
según contó el policía Ronald Silva, “estaba queriéndose lanzar por la
ventana”. Una de las personas que había intentado descender por los exteriores
del edificio fue Jacqueline Alvarado, quien sería una de las víctimas fatales. El
mensajero Julio Mackay presenció su fallido intento: “Fue horrible ver a la
señora que por escapar del incendio se agarró de una soga, resbaló, cayó y hoy
está muerta”. Jacqueline tenía 52 años y se desempeñaba como asistente administrativa comercial de la Cámara de
Industrias.
Paola Flores, trabajadora de Cervecería Nacional, de 31 años y embarazada,
también intentó descender por exteriores. Según su hermano, Juan Flores, ella
“intentó bajar por una soga, pero resbaló. Aunque un policía amortiguó su caída
con su cuerpo, tuvo daños graves”: perdió un nonato de cerca de 8 meses de
gestación, se fracturó la cadera y tiene un trauma en el abdomen. La tercera
víctima fatal fue Stefanie Cepeda, de 25 años, recepcionista, compañera de
trabajo de Jacqueline Alvarado en la Cámara de Industrias, quien no alcanzó a
salir siquiera en busca de aire. Se encontró su cuerpo sin vida en el cuarto
piso. Sus vías respiratorias, quemadas. Muerta por asfixia.
Del
edificio construido hace 12 años y administrado por la empresa Corpo Cámaras se
rescataron 97 personas de los pisos afectados y 8 personas de la azotea.
Intervinieron en su rescate 450 bomberos, 54 unidades motorizadas, 17
ambulancias, 70 policías y 4 helicópteros. 19 de los rescatados fueron
hospitalizados, 4 de ellos se encontraban en terapia intensiva. El saldo fatal
fueron 3 muertos, dos personas y un nonato de cerca de 8 meses de gestación.
Unos días después de estos lamentables hechos, en un recorrido de reporteros por el cuarto piso del
edificio “se evidenció que las paredes estaban llenas de huellas de manos, que,
según un trabajador del edificio (quien prefirió no identificarse), fueron
marcadas por las víctimas que desesperadas trataban de buscar una vía de
escape”. Una evidencia de la desesperación y confusión que se vivió en esos
momentos en los cuales, según Eddie González, trabajador de
Cervecería Nacional que recibía capacitación en la Cámara de Industrias, “no
sonaron las alarmas”. Karen Ochoa, quien trabaja en la torre B, lo confirma y
dice que las personas no tenían idea de lo que ocurría. Ella declaró haber
llamado a compañeros que estaban en la torre A y “de ese lado nadie sabía, solo
pensaban que se había ido la luz”.
La
Cámara de Industrias cubrió los gastos de hospitalización y funerarios de
Jacqueline Alvarado y Stefanie Cepeda, sus empleadas fallecidas, así como el
traslado de dos hermanos de Stefanie desde España y la hospitalización de sus
colaboradores. El caso de Paola Flores es diferente. Ella es trabajadora de
Cervecería Nacional y estaba en la Cámara de Industrias por una capacitación.
Su hermano espera “no tener que tomar acciones legales”.
Lo
dispuesto en las leyes: la prevención de incendios.
La
Constitución establece en su artículo 264 la
competencia exclusiva de los municipios para “gestionar los servicios de
prevención, protección, socorro y extinción de incendios”. El Código
Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización
(COOTAD) reitera esta obligación municipal en su artículo 55 literal m) y añade
en su artículo 140 que los servicios en materia de incendios “se ejercerá con
sujeción a la ley que regule la materia”.
Esa
ley es la Ley de Defensa contra Incendios en vigor (con
varias reformas) desde 1979. Ella define como contravención a todo acto
“arbitrario, doloso o culposo, atentatorio a la protección de las personas y de
los bienes en los casos de desastre proveniente de incendio” (Art. 23) y como
una contravención específica sancionada con “multa de dos a tres salarios
mínimos vitales y prisión de dieciséis a treinta días, o con uno de estas penas
solamente” el que los administradores de edificios como Las Cámaras “no
tuvieren debidamente instalados servicios estacionarios de defensa contra
incendio” (Art. 26 num. 6). El reglamento a esta ley explicita cuáles son esos
servicios de prevención de incendios cuya debida instalación es obligación
legal mantener.
El
Reglamento de Prevención, Mitigación y Protección contra
Incendios establece que un edificio como la torre A de Las Cámaras
“debe contar con un sistema de detección, alarmas contra incendios, extintores
portátiles, sistemas contra incendios, y, de requerirse los accionados en forma
automática a través de fuentes alternas eléctricas de respaldo, sistemas de
ventilación, equipos necesarios para la prevención y el combate de incendios,
los cuales deben mantenerse en condiciones de ser operados en cualquier
momento, para lo cual deben ser revisados y autorizados anualmente por el
Cuerpo de Bomberos de cada jurisdicción” (Art. 114). De manera general, los
edificios tienen prohibida la implementación en las puertas de evacuación “de
cualquier dispositivo de cierre que impida el ingreso o egreso, de personas”
(Art. 18), deben contar “con personal capacitado para conducir a los ocupantes
desde el área de peligro inmediato hacia un lugar seguro en caso de incendio”
(Art. 20) y deben construir “una cisterna exclusiva para incendios” (Art. 42).
Para los edificios de oficinas (como Las Cámaras) existen algunas obligaciones
específicas reguladas en los artículos 168-184. Deben, por ejemplo, contar “con una central de detección y alarma que permita
la activación manual y automática de los sistemas de alarma, ubicado en un
lugar vigilado permanentemente”. Esta activación automática debe graduarse “de
forma tal que tenga lugar como máximo cinco minutos (5 min.) después de la
activación de un detector de humo o pulsador” (Art. 176). Deben también contar
“con un sistema de alerta que permita la transmisión audible de alarmas
locales, alarma general y de instrucciones verbales, y un sistema de alarma de
incendios fácilmente discernible de preferencia con sistema de detección de
humo y calor que se activa automáticamente” (Art. 177). El que el
edificio Las Cámaras haya sido construido antes de la vigencia de este reglamento
(abril del 2009) carece de relevancia, pues es obligación legal suplir las
medidas de seguridad insuficientes en las construcciones ya existentes (Art.
125).
El
incumplimiento de estas disposiciones es una contravención que el Primer Jefe
del Cuerpo de Bomberos de la jurisdicción (en el caso de Guayaquil, Martín
Cucalón) debe notificar a la autoridad competente para su correspondiente
sanción de conformidad con el artículo 34 del Reglamento General para la Aplicación de la Ley de Defensa
contra Incendios.
La opinión
de las autoridades responsables: “pero qué le vamos a hacer, así son las
tragedias”.
El
presidente de la Cámara de la Construcción, José Centeno, declaró que “el
edificio fue construido con todas las medidas de seguridad. Había puertas de
emergencia, pero no pudieron ser utilizadas por la gran cantidad de humo”.
Según él, el edificio recibía un mantenimiento adecuado, “pero qué le vamos a
hacer, así son las tragedias”. Él atribuyó la no aplicación de las medidas de
seguridad a que “en ese momento todos fueron presa del pánico”. El Primer Jefe
del Cuerpo Bomberos de Guayaquil, Martín Cucalón, coincidió con esta idea, pues
“lamentó que, en su desesperación, las personas que huían dejaban abiertas las
puertas de emergencia, lo que provocó que la mayoría de pisos se llenaran de
humo”. Ninguna referencia, por supuesto,
a fallas en la prevención. No van a dispararse en el pie.
Todavía no existen pronunciamientos
oficiales, ni de los responsables de la seguridad en el edificio Las Cámaras ni
de las autoridades encargadas de controlar el cumplimiento de las normas de
prevención de incendios, sobre estos hechos fatales.
La opinión
de los expertos en seguridad: “en la Cámara dijeron que eso requería de una
inversión muy fuerte”.
Según
cifras del experto en seguridad industrial y empresarial, Iván Ramos, el 90% de
las 500 empresas más grandes del Ecuador (187 de las cuales se encuentran en
Guayaquil) no cuentan con planes de emergencia. Ramos sostiene, por contraste
con un simulacro de evacuación en el edificio Centrum en el que él había
participado cuyo tiempo de evacuación fue de ocho minutos, que el tiempo para
evacuar un edificio como Las Cámaras debería ser de menos de ocho minutos. Él
afirma que el edificio Las Cámaras “contaba con los dispositivos de seguridad
contra incendios” pero lo que faltó fue “la falta de capacitación, lo que
incidió en el uso inadecuado de los implementos. […] Y es lo que pasó ayer, que nada funcionó en el momento. La
gente no estaba preparada para una emergencia de esta magnitud”.
La
primera página del Expreso del jueves 4 de julio publicó como titular la
escalofriante estadística de que “solo el 1,2% de empresas cumple las normas de
seguridad”. La cifra se basaba en los datos proveídos por el Colegio Regional
de Ingenieros Industriales de que en Guayas sólo 300 empresas de 25.000 cumplen
con las normas de seguridad. Su presidente, Édgar Alcívar, “duda de que en el
edificio Las Cámaras hayan tenido un plan de evacuación o que se hayan
realizado simulacros periódicos, pues de ser así –asegura- no hubiesen sido
tantos los afectados”.
El
vicepresidente del Colegio Regional de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del
Litoral (CRIEEL), Arturo Clavijo, sostiene la hipótesis de que “los sistemas de
protección eléctrica no actuaron adecuadamente. […E]l breaker no actuó [y] continuó dañándose el conductor hasta que empezó a
ocasionar la llama”. Su gremio ha constatado que las empresas ponen (para
ahorrarse unos dólares, a costa de la seguridad de todos) poca atención al
sistema eléctrico. Según él, en esta cuestión “es en la que menos se invierte
en edificaciones grandes”.
Más
enfático es el ingeniero Dorian Mosquera, que realizó una inspección en el
cuarto y quinto piso del edificio Las Cámaras, a pedido de la Cámara de
Industrias. En esa inspección descubrió, por ejemplo, que si bien tenían
manguera contra incendios en cada piso, la manguera estaba conectado a un
reservorio de agua vacío “porque utilizaban esa agua para hacer limpieza”.
Descubrió también que,
“las paredes interiores del edificio son de un material con poca resistencia al fuego. No se contaba con sensores de humo, las puertas de evacuación funcionaban con un cerrojo magnético, los extintores no eran los más adecuados para áreas cerradas… Además, hice un encuesta rápida sobre los conocimientos de las personas en materia de seguridad y nadie sabía nada. Revisé el cuarto eléctrico. El conducto tenía un hueco, se veía el piso de abajo y el de arriba”.
Después
de esas graves observaciones en materia de seguridad, los administradores de
Las Cámaras implementaron algunos cambios: quitaron las tarjetas magnéticas
para acceder a las puertas de evacuación, cambiaron los extintores, colocaron
“una que otra señalización”, pero en lo fundamental:
“no
pusieron los sensores, no refrigeraron el cuarto eléctrico, no taparon los
huecos, no cambiaron las paredes interiores… En la Cámara dijeron que eso
requería de una inversión muy fuerte”.
La opinión
ciudadana: ¿qué instituciones otorgaron el certificado de seguridad a ese
edificio?
Los
antecedentes de este incendio en el edificio Las Cámaras, esto es, las
obligaciones legales vigentes para la prevención de incendios y las opiniones
de los expertos en seguridad de que éstas no fueron satisfechas por los
administradores del edificio Las Cámaras, permiten suponer graves deficiencias
de prevención atentatorias a la protección de las personas, las que han sido
materia de comentarios ciudadanos, expresados en medios digitales, medios
tradicionales y en redes sociales. De entre tantos comentarios, hago mías las
preguntas que formuló Xavier García en un carta dirigida a un periódico local:
“¿Por qué no funcionaron los detectores de
humo?, ¿por qué no funcionaron los aspersores?, ¿por qué no hubo reacción del
personal del edificio en accionar mangueras o extintores que debe tener el
edificio?”. Y la pregunta final, más importante: “¿qué instituciones otorgaron
el certificado de seguridad a ese edificio?”.
La evidencia parece demostrar que
los administradores de Las Cámaras privilegiaron su lucro institucional a la
seguridad de sus empleados y clientes. Parece también demostrar que las
autoridades quieren desentenderse, justificar los hechos fatales por el pánico
del momento y meter debajo de la alfombra las graves sospechas de
responsabilidad en fallas de prevención que recaen sobre los administradores
del edificio y sobre sus autoridades de control. Esta presunta intención de
justificarse en sus propios errores (pues el pánico y la desesperación a la que
Centeno y Cucalón aluden es consecuencia de la falta de “personal capacitado”
–Art. 20 del Reglamento) no debe aceptarse pasivamente, porque hay tres muertes
de por medio y no podemos como sociedad ser tan insensibles ante el sufrimiento
ocasionado y tan idiotas frente a nuestro propio futuro (pues podría volver a
suceder -¡solo el 1.2% de empresas cumplen con normas de seguridad!!! WTF?).
Nos merecemos respuestas: tenemos el derecho de exigirlas y las autoridades la
obligación de darlas y de explicarnos en detalle, en el caso del edificio Las
Cámaras, sobre los hechos que desembocaron en muertes, sobre los altos costos
de su fallida prevención.
Las
fuentes para la reconstrucción de los hechos son las siguientes notas de
prensa:
Diario El
Universo
3 de julio
4 de julio
5 de julio
6 de julio
Diario Expreso
3 de julio
4 de julio
5 de julio
El Telégrafo
3 de julio
4 de julio
5 de julio
El Comercio
4 de julio
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