El Estado nació-mal

11 de mayo de 2016

Ésta fue una convicción que tuve cuando un taxista en Guayaquil (a fines del gobierno de Gutiérrez) me contó que vivió unos años en Nueva York pero que nunca se presentó como ecuatoriano, porque se avergonzaba de serlo. Le atribuía a su nacionalidad el ser inútil y pendenciera. Uno de los primeros días en NYC alguien lo confundió con un venezolano y él dio la confusión por buena. Desde ese día en adelante, ese ‘pana’ seguía siendo ‘pana’, pero con biografía venezolana. En vez de amargarse por su ecuatorianidad, se transformó en otro. No padeció a su país, lo cambió por uno distinto y conveniente.

El tipo me pareció un buen tipo, con una idea no nacionalista y feliz de la vida. Me reflejó, de todas maneras, la derrota de la historia nació-mal (1). Mucho no podía esperarse cuando en nombre de la “libertad” se fundó un país en que un grupo de reducidos propietarios (de raza blanca, principalmente) eran los únicos con derecho a elegir y ser elegidos, los negros eran esclavos y los indios, además de ser sometidos a tratos crueles, inhumanos y degradantes de variada índole, eran quienes pagaban la ‘Contribución Personal de Indígenas’ con el que se sufragaron la mayor parte de los gastos del naciente Estado ecuatoriano. Un país anti-democrático, racista y explotador. 

Ese es el telón de fondo.

Desde la vuelta a la democracia en 1979, Ecuador venía dando claros mensajes de hastío a la clase política. Elegirlos a Bucaram (1996) y a Gutiérrez (2002) fue muestra clara de ese hastío; cuando se observan las cifras del país en materia de desconfianza para con las instituciones políticas y con el sistema democrático, uno se explica el porqué pudo una propuesta radical obtener la mayoría de votos en una elección popular el año 2006 (2). En otra época de este mismo Ecuador, el candidato Rafael Correa habría sido un cadáver o un ‘charlatán’ o un eterno perdedor. Pero en el año 2006, era el único tipo que estaba lo suficientemente loco como parecerle sensato a un electorado que odiaba lo que había.

Eso, y el voto decisivo de Elsita Bucaram en el Tribunal Supremo Electoral, pusieron a andar este tranvía llamado ‘Revolución Ciudadana’, que pateó el tablero político del paisito. Se puede estar o no de acuerdo con los sucesivos gobiernos de Rafael Correa (o mejor y más inteligente: se puede estar de acuerdo en algunas cosas y no en otras, como sucede en la vida misma salvo que se tenga un ánimo totalitario) pero lo que no cabe es extrañarse por su aparición.

(1) El terminó “nació-mal” como parodia de “nacional” lo utilizó Charly García para referirse al rock argentino en una exquisita crónica que publicó Daniel Riera sobre la participación de García en el Cosquín Rock, v. ‘De gira con Charly’, Revista Soho.
(2)Retrato de un país roto’, Xavier Flores Aguirre, 27 de enero de 2015.

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