La revolución de hojarasca

2 de septiembre de 2022

 

Publicado en diario Expreso el 2 de septiembre de 2022.

 

Una consigna de la revolución ‘Gloriosa’ de 1944 fue ‘Todo el poder a Velasco’. (La devoción a un caudillo es una de las señas particulares de la política ecuatoriana.) El resultado de la ‘Gloriosa’ fue un continuo ejercicio del poder por José María Velasco Ibarra que empezó por aclamación, continuó con su designación de Presidente por una Asamblea Constitucional y devino en una dictadura, hasta que lo volvió a designar Presidente otra Asamblea Constitucional para concluir en un golpe de Estado. Todo esto, entre 1944 y 1947. Y en el medio, dos Constituciones.

 

Tras la revolución se organizó una Asamblea Constitucional, que entró en funciones el 10 de agosto de 1944. Velasco venía ejerciendo, desde el 31 de mayo y por aclamación popular, un gobierno de facto. La Asamblea Constitucional, el mismo día que entró en funciones, lo convirtió a Velasco en Presidente de la República para el período 1944-1948. Esa misma Asamblea trabajó por una Constitución liberal, que entró en vigor el 6 de marzo de 1945 (fue la décimo tercera de la República). Un digno fruto jurídico de la revolución ‘Gloriosa’, al que Velasco descalificó por producir una ‘pesadillesca institucionalidad’.

 

José María Velasco Ibarra, el aclamado en consigna por los gestores de la revolución ‘Gloriosa’, fue el encargado de destruir la obra jurídica de la revolución. Desde su promulgación el 6 de marzo de 1945 hasta que el Presidente Velasco se declaró dictador el 30 de marzo de 1946, la Constitución estuvo en vigencia apenas por 389 días. En seguida, Velasco convocó a una Asamblea Constitucional que se compuso, en su mayoría, por representantes de cuño conservador. Esta Asamblea lo designó Presidente a Velasco el 10 de agosto de 1946 y produjo una Constitución conservadora y a gusto de Velasco (era tan a su medida, que introdujo el voto obligatorio). Esta Constitución entró en vigor el 31 de diciembre de 1946.   

 

Entre los cambios que introdujo la Constitución de 1946 estuvo el retorno de la figura del Vicepresidente de la República. La Asamblea Constitucional designó para este cargo al otavaleño Mariano Suárez Veintimilla, miembro del Partido Conservador. Cuando el 23 de agosto de 1947 ocurrió el golpe de Estado que lo tumbó a Velasco (el ‘Manchenazo’), el Vicepresidente Suárez no renunció a su cargo. Él era quien, constitucionalmente, debía reemplazar a Velasco.

 

El golpe que organizó el coronel Mancheno fracasó en tomar el poder, pero sirvió como cierre del momento que a Velasco le abrió la revolución ‘Gloriosa’ para ejercer el poder. (Volvería a ejercer la Presidencia en 1952 y otras dos veces más, todas por elección popular.)

 

Tras el fracaso del ‘Manchenazo’, Suárez asumió la Presidencia de la República el 3 de septiembre de 1947. Era la primera vez, desde el triunfo de la revolución liberal en 1895, que un conservador la ejercía. Duró poco, apenas 13 días, porque se reunió un Congreso Extraordinario y, como parte de un acuerdo y tras la designación por este Congreso de un nuevo Vicepresidente, Suárez renunció para que el nuevo Vicepresidente lo reemplace en el ejercicio de la Presidencia.

 

A esta hora, la política ecuatoriana abría una nueva etapa. De la revolución ‘Gloriosa’ quedaba ya hojarasca.  

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