Todos los desastres de las revoluciones

29 de mayo de 2025

Mi artículo del viernes 23 de los corrientes en el Expreso, “Libertador vulgar”, provocó un comentario del expresidente Rafael Correa en su cuenta de X. 

Correa leyó mal mi artículo: decidió que la crítica a Bolívar por haber sido un “Libertador vulgar” se debía a su condición de guerrero por la independencia (de allí que él empiece diciendo que Bolívar fue “el ser humano que más naciones ha liberado en la historia de la humanidad”) pero, en realidad, la crítica del artículo se refiere a los efectos de la liberación en los países que Bolívar libertó. De allí la cita de Olmedo, constante en una carta de 1847, en la que se refiere a Bolívar como alguien que a pesar de habernos librado del “yugo español (…) nos dejó todos los desastres de las revoluciones”. Es decir, mi crítica (de corte olmediano) no es a los años de lucha de Bolívar. Es a los efectos que tuvieron estos años de lucha en los pueblos que liberó del yugo español*

Otro punto en que Correa yerra es cuando dice que mi análisis es un juicio a Bolívar basado en “los estándares democráticos actuales”. Esto es un problema de comprensión lectora, porque está clarito en mi texto que mi juicio lo hago basado en cartas de la época, del propio Bolívar y de Olmedo, que lo trató a Bolívar.

Es el propio Bolívar quien, al borde de la muerte, escribe una carta en la que mira en retrospectiva lo hecho en sus años de lucha por la independencia y saca de ello unos “pocos resultados ciertos”, entre los que están que la América es ingobernable, que él aró en el mar, que el mejor camino es la emigración y que en el futuro el poder lo ejercerán “tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas”. Y en lo que respecta al futuro de América, Bolívar llevó razón (es decir, “dejó todos los desastres de las revoluciones, como decía Olmedo). Y por haber estado acertado en su predicción de 1830**, Bolívar lo contradice a Correa (de rebote, dándonos la razón a Olmedo y a mí).  

Tal vez sea más interesante el análisis opuesto al que intentó el expresidente Correa, es decir, un análisis de los hechos actuales a la luz de la experiencia de gobierno de Simón Bolívar. Es probable que ello arroje como resultado que Bruselas es la Santa Marta de este guerrero. Sólo el tiempo lo dirá. 

* Como guayaquileño, el núcleo de mi crítica a Simón Bolívar se debe a su anexión forzosa de Guayaquil a su proyecto político. Esto, porque a diferencia de otros territorios, Guayaquil no le debió su independencia a Colombia (ni a Perú, ni a nadie: se independizó por su cuenta el 9 de octubre de 1820). Y se independizó antes de la vigencia de la Constitución de Cúcuta, donde se dispuso (en 1821) que los pueblos todavía “bajo el yugo español, en cualquier tiempo en que se liberen, harán parte de la República” (Art. 7). Pero esta cláusula constitucional no podía aplicar a Guayaquil, primero, porque ya era libre desde 1820, y segundo, porque en la Constitución de Cúcuta no votó ningún guayaquileño (nadie de la Audiencia de Quito, en general) y, en consecuencia, no podía existir un justo título para la agregación de la provincia de Guayaquil a Colombia.

** Estuvo acertado, justamente porque Bolívar no reniega de sus años de lucha (no dice “no debí haber hecho eso”) sino de los efectos que tuvieron esas luchas en los pueblos que liberó.

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