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Los goles de Bazurko

24 de mayo de 2018


Teñido su recuerdo de leyenda, uno pensaría que el cura vasco Juan Manuel Bazurko anotó un número mayor a dos goles. Pero en los ocho partidos que disputó con la camiseta oro y grana, Bazurko anotó dos: uno, el célebre gol en el partido contra Estudiantes de la Plata que “tuvo la virtud de consolidar la idolatría de Barcelona” (1). El otro, el segundo gol en un Clásico del Astillero histórico: aquel en el que Barcelona eliminó a Emelec para clasificar a la siguiente ronda de la Copa Libertadores de 1971.

Barcelona y Emelec ocuparon los dos primeros puestos de su grupo en la primera ronda de la Copa Libertadores de 1971 (su duodécima edición), por encima de los colombianos Deportivo Cali y Junior. En esa época, un único equipo pasaba a la siguiente ronda. Los clubes del Astillero terminaron empatados en puntos y en gol diferencia (6 + 2) y el reglamento indicaba que tales situaciones debían dirimirse en un partido de desempate. Ese partido se jugó el 31 de marzo de 1971, en el Modelo.

El ganador de ese partido pasaba a integrar el grupo 2 con Unión Española y Estudiantes de la Plata, tricampeón de la Copa Libertadores. Es decir, estuvo en manos de Emelec detener a Barcelona en su camino a La Hazaña de la Plata. Pero ese día Barcelona le pasó por encima a Emelec: le clavó tres, obras de Jet Álvarez, Bazurko y Washington Muñoz, y se fue a su cita con la historia. Ese 31 de marzo, además, el padre Bazurko anotó el primero de los dos goles que hizo con la camiseta de Barcelona. Entró al cambio por Coronel, y “a partir de ahí”, recordaba, “no volví a salir del campo” (2)

Nada mal el récord de 2 goles del padrecito: un gol es en un clásico histórico (3) y el otro, es el gol de la Hazaña de la Plata, que cimentó una pasión colectiva.

(1) Barraza, Jorge, ‘Alfredito, Alfredito’, s/e, 2017, p. 36.
(2) Ibíd., p. 39.
(3) Una eliminación directa entre Barcelona y Emelec en Copa Libertadores no volvió a suceder hasta el año 1990, en unos cuartos de final que se definieron en el Monumental, en los que Barcelona triunfó sobre Emelec con gol de Manuel Uquillas. En 1971 y 1990 han sido los únicos enfrentamientos directos en los que se ha jugado la clasificación a la siguiente ronda de los rivales de barrio en la Copa Libertadores y los dos han sido saldados con triunfos amarillos.

Vivos rojos

22 de mayo de 2018


Tradicionalmente, Barcelona Sporting Club fue un equipo de casaca amarilla con “vivos rojos”. Originalmente, en 1925, año de su fundación, la camiseta del club fue fúnebre, de negro entero. Pero de inmediato cambió y adoptó una camiseta amarilla con rojo (“oro y grana”) con la que hizo historia por décadas. En los últimos años, sin embargo, el distintivo color rojo se ha ido perdiendo (1).

Tomemos el ejemplo de un día histórico para Barcelona: el 29 de abril de 1971, el día que “tuvo la virtud de consolidar la idolatría de Barcelona” (2), cuando el sacerdote vasco Juan Manuel Bazurko anotó el gol que le dio el triunfo por sobre el tricampeón vigente de la Copa Libertadores, Estudiantes de la Plata, invicto en su cancha hasta ese día, en una gesta que se recuerda como “La Hazaña de La Plata”. Ese día, el curita Bazurko vestía una casaca amarilla con vivos rojos. Y era tanta la identificación con estos colores, que la hinchada los enarboló apenas sellado el triunfo en La Plata,

“… de modo espontáneo, la gente, armada de banderas amarillo y rojo, empezaba un desfile en la principal arteria guayaquileña. […] En diez minutos, aproximadamente, miles de seguidores del Barcelona habían cortado el tránsito.
Aquel 29 de abril entró justamente en la historia por el triunfo y por lo que este generó, esa autoconvocatoria espontánea de un pueblo, cuando aún ni soñaba con teléfonos celulares ni redes sociales.” (3)

(1) Desde 1992, que fue la primera temporada (desde el lejano 1926) en la que el club no tenía una parte de su vestimenta de color rojo, en varias temporadas BSC ha prescindido de este color. En los últimos años (v. aquí), el color rojo ha sido reducido a una mínima expresión.
(2) Esa es la opinión de Ricardo Vasconcellos, en: Barraza, Jorge, ‘Alfredito, Alfredito’, s/e, 2017, p. 36. Este periodista sostiene allí mismo que: “Después de eso ya nadie discutió qué equipo era el ídolo de nuestro fútbol”.
(3) Ibíd., p. 34.

Adiós, Coqueta

18 de mayo de 2018

 
Nassib Neme casi no encuentra palabras para explicar la eliminación de su equipo de esta Copa Libertadores con un mísero punto y cuatro partidos perdidos al hilo y un pizzero que se va.

El directivo azul apenas atina a decir: “Sorpresa”.

Más que un gol

4 de junio de 2017


El mítico Diego Lucero (Luis Alfredo Sciutto, 1901-1995) escribió lo siguiente:

“Y fue… más que gol, un himno, una plegaria, una elegía, un romance, un canto épico, una hazaña, una divina locura, un rapto heroico, un chispazo genial, el que paró el reloj, el que apretó el tomate en la kermese, el que se acabó el jabón. Fue un gol como para el poema: “Alcanzame la lira, la de fierro, la más pesada y negra…”. Fue como la “Sinfonía Inconclusa”, pero concluida; fue como la marcha de “Aída” con todos sus forzudos cantando “Il ritorna vincitore”: fue como si Claudita Cardinali te dijera: “Sí”; fue como Onassis firmando un cheque; fue como el asalto al Banco de Boedo, bello y perfecto; fue como si a la hora cuando sentís que estás lo que se dice cocinando pedís el milagro y el milagro se produce; fue como Leguí definiendo sobre el disco y por la mitá de un hocico, un mano a mano; fue como Gardel cantando “Siga el corso”; fue Espaguetti De Vicenzo, haciendo el hoyo entre golfos y golfas y apuntando bien en la libreta; fue como cuando le ponés el último sope moneda nacional a un pleno y se te da el numeracho salvador que te saca de la zanja; fue el monumento a la bandera; el triunfo de lo que siempre dice la Ciriaca: “mientray vida, hay esperanza”; fue… la victoria del hombre en sí mismo; el arrebato del héroe que pide para sí la ocasión de intentar salvar lo que parece perdido; es el soldado de Maratón llevando el parte de la victoria, es Chichilo cuando te viene a anunciar que acertaste a la quiniela: es… fue… lo más grande que hizo Dios después del arroz con leche. Ese fue el gol de Verón” (1).

Es su descripción del gol de empate de ‘La bruja’ Verón, en la final de la Copa Libertadores de 1968, que enfrentó a Estudiantes de la Plata con Palmeiras de Brasil. El partido terminó 2 a 1, anotó ‘Bocha’ Flores a falta de tres minutos para la victoria Pincha. Estudiantes terminó por ser campeón de la Libertadores y después de la copa Intercontinental, disputada al Manchester United.

De esta jugada no hay registro en video. Apenas fotos y crónicas.

Guía del gol. Fuente  .
El artículo del yorugua se tituló “Verón, Verón, qué grande sos” (JAJA). Me lo imagino a Diego Lucero a las carcajadas, mientras lo escribía.

(1) Lucero, Diego, ‘Siento ruido de pelota… Crónicas de medio siglo’, Editorial Freeland, Buenos Aires, 1975, pp. 77-78.

El Nacional (cosas de equipo chico)

15 de febrero de 2017

La eliminación de El Nacional de la Copa Libertadores le pasó por ser un equipo de país chico. En el mundo del fútbol, Ecuador ha recorrido el camino opuesto a la gloria: el único representativo de relevancia a nivel internacional ha sido Liga Deportiva Universitaria (Q), equipo que en el trienio 2008-2010 obtuvo cuatro títulos internacionales (una Copa Libertadores, una Copa Sudamericana y dos Recopas). Nuestra selección nacional de fútbol tiene un récord espantoso en sus participaciones internacionales y, como lo ha advertido uno de los dirigentes de L.D.U.(Q), Esteban Paz, “se siente el peso de los países que tienen más equipos en la competencia” (1).

A El Nacional lo presionaron para jugar por un hecho que no era su culpa: un vuelo chárter contratado por los directivos de Atlético Tucumán que aparentemente estaba “flojo de papeles” (2). Recibió así, una doble derrota: perdió en la cancha lo que ya había perdido (pudiéndolo ganar, con razón) antes de saltar a ella. Resultó un equipo sin personalidad, tanto en la mesa como en el campo de juego.

A El Nacional no le ha ido bien en la Copa Libertadores en los últimos años (3). Tampoco le ha ido bien en el campeonato nacional, en el que no sale campeón desde el 2006 (ese año empató en títulos con Barcelona S.C., a 13 coronas, que todavía conserva) (4). Actuaciones como esta última son propias de un equipo imbuido de la mentalidad de país chico y solo pueden augurarle a El Nacional un magro porvenir.

(1)Defendió al cuadro militar: Esteban Paz le dijo de todo a la Conmebol y mirade lo que la acusa’, ElFutbolero. Esos países son Brasil con siete equipos y Argentina con seis.
(2) Alberto Cantore, ‘Las perlas en la noche épica y extravagante de AtléticoTucumán’, Diario La nación (Argentina), 9 de febrero de 2017.
(3) Bah, nunca les ha ido realmente bien. Nunca han pasado de octavos (con excepción hecha del año 1985, en el que alcanzaron las semifinales, bajo la dirección de Leonel Montoya).
(4) Esta sequía de títulos de El Nacional resulta, en buena medida, contemporánea a la pérdida de la obligatoriedad de las aportaciones de los militares a la institución, efectiva desde el año 2010. Así, una cosa es jugar con ventaja económica, otra distinta es jugar en igualdad de condiciones. Lo mismo vale para el Espoli, equipo que de haber sido incluso sub-campeón en 1995, el campeonato 2016 ha terminado por descender a la segunda categoría de la mano del inefable Sixto Vizuete.