La muerte del juez Antonin
Scalia el 13 de febrero provocó una paradoja en la política estadounidense. Esto,
porque si si se respeta el ‘originalismo’ que propugnó Scalia durante su
período como juez de la Corte Suprema de su país (1986-2016), su reemplazo
debería ser un juez de orientación liberal (nombrado por Barack Obama) (1); si se irrespeta su criterio
interpretativo, el reemplazo del conservador Scalia podría ser (en función del
resultado de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre) un juez afín a
sus ideas.
Sobre esta situación se
explaya John Oliver en un
fragmento de su programa del domingo 14 de febrero (2).
(1) Constitución de los Estados Unidos de América, Artículo II, Sección 2, parágrafo segundo: “[The President] shall nominate, and by and
with the Advice and Consent of the Senate, shall appoint […] Judges of the
Supreme Court”.
(2) Marlow
Stern, ‘John Oliver slams Republicans for attempting to block Obama’s SCOTUS choice’, The daily beast, 14 de febrero de 2016.
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